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El alma deportiva de Cuba

Dos años después de comenzar el proceso para la declaratoria, este 19 de octubre se declarará al béisbol como Patrimonio Cultural de la Nación

Autor:

Norland Rosendo

Ninguna de las 15 manifestaciones declaradas hasta ahora como patrimonio cultural de la nación en Cuba tiene vínculo con el deporte. Son pocas las expresiones inmateriales de este tipo en el mundo que han merecido semejante condición. Así, lo que va a suceder el martes en el Palmar de Junco es un juego casi inédito.

Dos años después de comenzar el proceso para la declaratoria, este 19 de octubre podría ser entendido como el último out para quienes asumieron la investigación y conformaron el expediente. La consumación de su victoria, una que se va a celebrar con la misma efusividad de un campeonato, y en medio de un terreno de pelota, no en cualquiera, sino en el más longevo en activo del mundo.

Para otros empieza ahora el juego. Es volver a las raíces, a los tiempos sublimes y primigenios. El hecho, más allá de una rúbrica o una declaración formal, invita a leer la historia de nuestro deporte nacional y sus protagonistas, y a ponerlos en contexto.

En su dimensión cultural, el juego de pelota, sus saberes y prácticas asociadas, es un acervo que forma parte de la espiritualidad del cubano, incluso de aquellos que no suelen ir a los estadios o no siguen las series de béisbol, pero en tiempos de play off o de torneos internacionales no quieren que los cojan «fuera de base» o los pongan «en tres y dos».

En una etapa en que los resultados competitivos no son los mejores, y el Cuba sale a perder más de lo que gana, llega la unción patrimonial, una suerte de bateador emergente que saca la pelota de jonrón en el noveno inning para meter a su equipo en el juego.

Nuestro béisbol nació y creció aliado a la música, al humor, la pintura, la cultura popular y tiene también olor a manigua redentora y a conspiración patriótica, argumentos que lo dotan de prestigio entre los ingredientes con los que se ha cocido la identidad del cubano. (Vea El béisbol merece ser patrimonio cultural de la nación, edición de 4 diciembre de 2019).

Ahora, elevado a una dimensión simbólica mayor, colocado en el altar de las expresiones culturales protegidas por el Consejo Nacional de Patrimonio, nuestro béisbol tiene otro punto de apoyo para revertir el marcador que reflejan los hechos más recientes entre las dos rayas de cal.

Según María Teresa Blanco Santos, especialista del Consejo Nacional de Patrimonio (CNP), la declaratoria asegura protección legal por parte de esa institución, y aporta aún más reconocimiento y visibilidad, al tiempo que promueve mayor sentido de pertenencia entre quienes lo practican y también por los responsables de salvaguardarlo. «Nos compromete a seguir protegiendo el béisbol cubano y a trabajar por su sostenibilidad en el tiempo», afirma.

Es un buen momento para acompañar la declaratoria con la institucionalización del Museo y Salón de la Fama del béisbol cubano, entendido como un proyecto vivo, enriquecedor, que muestre a las nuevas generaciones la historia de un deporte que tanto lustre nos ha dado, dentro y fuera de nuestras fronteras.

Más que vivir de las glorias de antaño, nuestra pelota, esa que ahora es bien cultural de la nación, se merece una convención nacional que ponga en diálogo todos los saberes posibles. Hay mucho que contar, que confrontar, que legitimar; que pensar y concebir juntos.

Ante los desafíos mediáticos impuestos por el fútbol globalizante y las urdimbres políticas de quienes reniegan del socialismo para despojarnos de los éxitos de nuestro principal espectáculo deportivo-cultural, el béisbol cubano tiene la oportunidad de responder con inteligencia, repensándose y actualizándose.

No resulta, como bien dice la declaratoria, un asunto estrictamente deportivo y las soluciones tampoco podrán surgir solo del campo de juego, ni de quienes manejan o administran el béisbol.

Como Cuba, que se sacude de añejas e insostenibles prácticas, nuestro deporte nacional ha de mostrar sus mejores herramientas para ganar este juego, no anulando posibles rivales de manera arbitraria, sino desde sus esencias simbólicas y espirituales, que hacen de este juego un espectáculo único, aun en tiempos de poca prosperidad competitiva.

Los historiadores seguirán con sus polémicas sobre fechas fundacionales; los fanáticos discutirán sobre el próximo campeón; la prensa se enfocará en los elegidos para el Cuba o la estructura de la Serie Nacional…

Sin embargo, este 19 de octubre, todos haremos una tregua en la infinita controversia, para asistir a un acontecimiento breve, pero inspirador, en un singular paraje matancero donde comenzó a hacerse habitual el play ball que ahora es tan cubano como anglosajón.

Que la exaltación de este martes sirva para mantener la bola viva y en juego. Lo mismo en el terreno, que en el corazón de los cubanos.

El béisbol es un acervo que forma parte de la espiritualidad del cubano.Fotos: Abel Rojas Barallobre

¿Qué es patrimonio cultural?

Según la convención de la Unesco de 2003, los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas ―junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes―, que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural.

Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, fundiéndolos de un sentimiento de identidad y continuidad, y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana.

Se manifiestan, fundamentalmente, en:

Tradiciones y expresiones orales, incluido el idioma como vehículo del patrimonio cultural inmaterial.

Artes del espectáculo.

Usos sociales, rituales y actos festivos.

Conocimientos y usos relacionados con la naturaleza y el universo.

Técnicas artesanales y tradicionales.

 

Manifestaciones inmateriales cubanas declaradas Patrimonio Cultural de la Nación 

 

  • El Tres (2011)
  • La Rumba (2012)
  • El Repentismo (2012)
  • El Son (2012)
  • Las lecturas de tabaquería (2012)
  • Las parrandas de la región central de Cuba (2013)
  • El Danzón (2013)
  • El Carnaval de Santiago de Cuba (2015)
  • Las Charangas de Bejucal (2015)
  • Los saberes de los Maestros roneros (2016)
  • El Órgano oriental (2017)
  • El Changüí (2018)
  • La Cocina criolla cubana (2019)
  • La fiesta de los bandos Azul y Rojo de Majagua (2020)
  • El Bolero (2021)
  • La dimensión cultural del béisbol: el juego de pelota, saberes y prácticas asociadas.

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