Yaimé Pérez disputará por clasificar a la final Autor: Getty Images Publicado: 06/10/2018 | 07:28 pm
Avanza el lunes 15 de agosto de 2016 y los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro viven una jornada más. La discóbola cubana Yaimé Pérez clasifica a la final de su prueba con un envío de 65.38 metros, el mejor entre las 12 atletas con cupos para la instancia decisiva. Ya en la final, la santiaguera, poseedora de la segunda mejor marca del año, no logra ningún registro válido y se despide tristemente del evento.
Casi un año después, el 13 de agosto de 2017, la santiaguera vuelve a llegar con grandes pretensiones a la final de un evento de primer nivel. Compite en el Campeonato Mundial de Londres, ostenta el segundo mejor disparo de la temporada —69.19 metros, su marca personal— y a la discusión de las medallas arriba con el segundo lanzamiento más sobresaliente de la clasificatoria. Sin embargo, termina cuarta, repite su posición de hace dos años, queda, otra vez, a las puertas de un podio.
En la vida deportiva de Yaimé, una atleta de 27 abriles y campeona mundial juvenil hace ocho años, su principal bestia negra aseguró que no ha sido una discóbola en particular —no piensen en la croata Sandra Perkovic, ella es un fenómeno en esta especialidad. Más bien la indómita ha tenido desde hace algunos años una batalla constante con el factor sicológico, desencadenante principal en sus desempeños fuera de cálculos.
Pero ella recordará este 2018 como un año revitalizador, una temporada en la que el fantasma sicológico dejó de ser una amenaza. Yaimé intervino en 12 competiciones oficiales fuera de Cuba, en todas culminó entre las dos primeras —cinco títulos y siete segundos lugares—, ganó por primera vez la Liga de Diamante, la Copa Continental y los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla. Por si fuera poco, a su expediente adicionó un asterisco lleno de brío: dos triunfos sobre Perkovic.
Un martes, a las 9:30 a.m, después de correr la distancia entre el Estadio Panamericano de La Habana y el Hospital Naval, JR conversó con la santiaguera, a la sombra de un árbol de flamboyán, fiel protector de un sol incómodo y una llovizna persistente. Esta vez, Yaimé estuvo más suelta, sin presión visible y varias lágrimas derramadas cuando habló de su segunda madre, Hilda Elisa Ramos, su entrenadora.
—Después de un año de mucho éxito en la arena internacional, ¿cuán importante fue esta temporada para tu carrera deportiva?
—Este 2018 fue muy importante para mí, pues llevaba varios años tratando de obtener resultados relevantes, los cuales no llegaban de la forma que yo quería, a causa de factores sicológicos, sobre todo. Pero me propuse vencer esa dificultad y las actuaciones se dieron de manera excelente, ya que el principal objetivo se cumplió: el título en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla.
«La ansiedad era mi principal enemiga, pues me sentía en gran forma y quería que los buenos resultados se me dieran. Pero mi sicóloga Yumaris Sánchez realizó un trabajo muy serio conmigo, planificamos un grupo de ejercicios que me ayudaron mucho en cada competencia. Le agradezco cada día a ella y siento que no esté más conmigo, pues será mamá».
—Ganaste por primera vez el título de los Juegos Centroamericanos y del Caribe. ¿Cómo viviste esa competencia que se antojaba asequible para ti?
—El evento estuvo muy interesante, por la rivalidad que mostramos mi compañera Denia Caballero, en aquel momento la campeona de Veracruz 2014, y yo. Realicé una preparación bastante buena para esa competición, confié en mí en cada disparo y me llevé el oro que tanto busqué junto a mi entrenadora Hilda Elisa Ramos.
—Ingresaste en este 2018 en el selecto club de atletas cubanos que han ganado la Liga de Diamante. Coméntanos sobre esa experiencia y una anécdota que merezca ser contada en alguna de las paradas de ese evento.
—Todavía no me creo que haya ganado la Liga de Diamante, pues vencí a una extraclase atleta como es Sandra Perkovic, imbatible desde hace años en ese certamen. En la final en Bruselas aproveché que ella estaba un poco trocada con su técnica, y aunque yo no contaba con mi preparadora, me centré en los errores que podía cometer. En la última ronda la brasileña Andressa de Morais me desplazó al tercer lugar y me dije que con un disparo podía cambiar la realidad.
«Me concentré y salió ese tiro de 65 metros que me dio mi primera corona en este evento, pero tuve que esperar hasta que Sandra realizara su último lanzamiento. Ella se caracteriza por ser una deportista que se distrae poco, muy centrada en sus objetivos, aunque el registro que le hacía falta para vencerme no lo logró. Fue así como disfruté de mi trofeo».
—Uno de los méritos que tiene tu triunfo en la justa diamantina es derrotar a Perkovic, quien mantuvo la corona durante seis ediciones sucesivas. ¿Qué representó para ti vencer a una de las mejores discóbolas de la historia y cómo vives la rivalidad con ella?
—Vencer a Sandra, sin dudas, representó mucho para mí, pues fue esa la tercera ocasión que la derrotaba. La rivalidad con ella es algo muy bonito, siempre me obliga a exigirme más en pos de ganarle, pero lo disfruto mucho porque sé que ella le da un gran valor a las victorias. Tras ese triunfo te digo algo: vivo muy feliz de vencerla.
—Pocos días después de ese desempeño, debutaste como campeona en la Copa Continental en la República Checa, derrotando nuevamente a Perkovic. ¿Te complace o desagrada el sistema de competencia que se aplica en ese evento?
—Ese sistema de competencia se pudiera decir que sorprendió a muchos, era algo inédito —consistente en tres rondas clasificatorias, una semifinal y una final donde se decidía la ganadora, sin influir los disparos anteriores—; sin embargo, a pesar de su complejidad, lo disfruté al máximo porque con la corona le di ocho puntos a mi continente, América.
«Reconozco que si miramos el evento por el mejor disparo, entonces la campeona sería Perkovic, quien obtuvo un registro de 68.44 metros. Pero el reglamento me favoreció a mí y yo no me pongo brava».
—Tuviste la suerte de compartir en casi todas tus competiciones fuera de Cuba con tu compañera, la campeona mundial Denia Caballero. ¿Cómo son tus relaciones con Denia y cuánto te aportó coincidir con ella en esas lides?
—A pesar de que no entrenamos juntas, nos llevamos muy bien y el apoyo es mutuo en cada evento internacional, pues viajamos a la mayoría de ellos sin nuestros entrenadores. En la final de la Liga de Diamante su ayuda fue muy importante, ya que me señaló el error que yo estaba realizando, me dijo “vamos, que tú sí puedes, concéntrate y dale que aquí no se ha perdido nada”. Le agradezco mucho esa unidad a Denia.
—Una de las principales responsables de tus triunfos es tu entrenadora Hilda Elisa Ramos…
—Al estar tanto tiempo alejada de mi familia, ella es mi madre aquí en La Habana. Me aconseja todo el tiempo, solo nosotras dos sabemos cuántas dificultades hemos enfrentado para lograr estos excelentes resultados en 2018. Quisiera decirle, nuevamente, que disfrute cada uno de mis logros, porque son de ellas también, ambas los merecemos.
«Hablar de esto me pone muy sentimental porque recuerdo lo duro que ha sido cada año, en los que las palabras esfuerzo y entrenamiento siempre han estado muy presentes, pero a la hora del evento fundamental el objetivo no había salido. Eso es muy duro y triste, porque si yo salgo mal, ella también se afecta. Todo ese sufrimiento espero haberlo compensado en esta temporada».
—El principal evento en 2019 será el certamen del orbe en Catar. Tras dos cuartos lugares en campeonatos mundiales y teniendo en cuenta tu excelente forma deportiva y psicológica, ¿será en Doha la irrupción de Yaimé Pérez a un podio universal?
—Este año los entrenamientos han marchado muy bien y mantengo mi sueño de obtener una medalla en ese certamen, que sería mi primera en campeonatos mundiales de mayores. Me siento muy preparada para eso y mucho más dispuesta porque he manejado con acierto los problemas sicológicos que tenía. Subir al podio en Catar ya no es algo que veo lejano.
—¿Qué consideras que te falta para sobrepasar la barrera de los 70 metros?
—Tengo condiciones, velocidad y fuerza para conseguir esa marca, solo que es una meta que llegará paso a paso, sin presionarme. Espero que en 2019 la alcance.
—Te pintas sola para ser la mejor atleta del año en Cuba y así mantener ese galardón en tu deporte, pues en 2017 resultó la pertiguista Yarisley Silva.
—No sé ni qué decirte, todos me dicen que debo ser yo, pero cuando lo vea, lo creeré. Si eso ocurre, estaré tan contenta porque será la primera vez que obtenga ese reconocimiento.