Robert Lewandowski debe ser un gran líder para Polonia Autor: EFE Publicado: 16/04/2018 | 08:46 pm
EL grupo H, último de los ocho en que está dividida la liguilla de la próxima Copa del Mundo de Fútbol, Rusia 2018, parece ser de antemano uno de los que tendrá la disputa más encarnizada por el ansiado par de boletos rumbo a la ronda siguiente.
Aunque ya nos hemos referido a la paridad existente en otras llaves como la A o la E (con perdón de Brasil), visto desde un ángulo muy específico, es una realidad que el apartado en cuestión no solo exhibe a priori un gran equilibrio entre sus selecciones, sino una media de calidad más alta.
Polonia, Colombia, Senegal y Japón son los protagonistas designados, vía sorteo, para deleitar a los aficionados con sus episodios futboleros, que igual a los de toda buena serie, de seguro contarán con suspenso suficiente como para mantenernos en tensión hasta el momento de su desenlace.
Los polacos, cuya mejor actuación histórica son los terceros lugares mundiales de Alemania ’74 y España ’82 —más el oro olímpico de Múnich ’72—, viven en la actualidad una tercera juventud en su fútbol, luego de un período tal vez demasiado largo, marcado por resultados pobres en el marco continental y global.
Presentes por última ocasión en la cita del orbe de 2006, organizada en tierra germana, los blanquirrojos guardan enormes esperanzas de igualar los méritos de generaciones previas, y para ello cuentan con uno de los mejores líderes que pudieran soñar: el ariete Robert Lewandowski, quien ha sabido llevar como pocos la etiqueta de estrella y (casi) nunca ha decepcionado a los suyos cuando le tocó vestir la camiseta nacional.
Entre sus compañeros, dirigidos por Adam Nawalka, destacan algunos viejos conocidos como Lukasz Piszczek, Kamil Glik, Jakub Blaszczykowski, Kamil Grosicki, Grzegorz Krychowiak y Piotr Zielinski, todos con el nivel y el «cuentamillas» suficiente para probar su valía en las canchas rusas.
Luego aparecen los cafeteros, un equipo que deslumbró a medio mundo hace cuatro años, pero que según hemos podido ver desde aquel brillante 2014, los del argentino José Pekerman no han logrado volver a exhibir aquella brillante forma.
Sin embargo, los sudamericanos siguen siendo un rival exigente como pocos, gracias al talento de figuras como James Rodríguez, Radamel Falcao, Juan Guillermo Cuadrado y Carlos Bacca, además de la seguridad defensiva que aportan el meta David Ospina y los zagueros Davinson Sánchez, Frank Fabra y Jeison Murillo.
Los senegaleses, terceros integrantes del cuarteto, podrían ser fácilmente subestimados, pero sería válido hacer una alerta. En su debut, sucedido en Corea y Japón 2002, muchos pensaron lo mismo, y resultó que los africanos terminaron dejando en el camino a dos colosos: Francia y Uruguay y colándose —por méritos propios— en los cuartos de final.
Dieciséis años más tarde, muchos recuerdan todavía a los carismáticos Pape Bouba Diop, Salif Diao, Henri Camara o El Hadji Diouf, quienes aún inspiran a unos Leones de Teranga, que a las órdenes de Aliou Cissé depositarán toda su confianza en la magia de un verdadero crack como Sadio Mané, al cual se sumará la explosividad y el poderío físico de Kalidou Koulibaly, Idrissa Gueyé, Cheikhou Kouyaté y Keita Baldé.
Cierra el grupo un conjunto diametralmente opuesto a los oriundos de África Occidental: el once nipón. Caracterizados desde siempre por su férrea disciplina táctica y un excepcional trabajo «de laboratorio», los samuráis azules tampoco son ajenos a los chispazos de técnica individual.
Pudiera ser esta la oportunidad final dentro del conjunto para varios integrantes que se acercan cada vez más al ocaso deportivo, como son Keisuke Honda, Yuto Nagatomo o Makoto Hasebe, quienes dependerán a su vez de lo que sean capaces de aportar sus jóvenes compañeros Shinji Kagawa, Takashi Usami, Hiroshi Kiyotake, Hiroki Sakai y Maya Yoshida.