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Entre la toga y el silbato

En Cuba, muchas son las mujeres que han tomado el camino del arbitraje sin encontrar obstáculos machistas a su paso. Con una de estas afortunadas conversó Juventud Rebelde

Autor:

Lianet Escobar Hernández

«Hay una mujer al principio de todas las grandes cosas». El arbitraje realizado por féminas en Cuba en un deporte tan masculino como el fútbol, bien pudiera contarse entre esos magnos acontecimientos de los que hablaba el poeta francés Alphonse de Lamartine en su célebre frase.

En un empeño por corroborar esta certeza nos acercamos a la habanera Iveth Santiago Rodríguez, una joven que desde el pasado año se desempeña como árbitra asistente internacional de fútbol FIFA, en el área de la Confederación Centroamericana y Caribeña (Concacaf).

—¿Por qué el fútbol y por qué el arbitraje?

—El fútbol llegó en la universidad, cuando comenzaba mi carrera de Derecho. Me mantuve jugando por cinco años, tres de ellos como parte del equipo de la capital. Lo del arbitraje fue a través de un curso impartido en 2011 por las profesoras Irasema Aguilera y Elizabeth Cruz, ambas árbitras internacionales de la FIFA.

—En Cuba, ¿qué tan difícil es ser árbitro de un deporte tan rudo como el fútbol, siendo tú una mujer y, además, joven?

—El trabajo de un árbitro, sea cual sea el deporte, seas mujer u hombre, siempre será complicado. Las personas te juzgan constantemente debido a las decisiones que tomas, no importa si son acertadas o no.

«Lo que mucha gente no sabe es que nosotros también somos atletas de alto rendimiento, los que tenemos la condición FIFA pasamos tres pruebas anuales muy fuertes, en las que se mide, en el aspecto físico: la velocidad y la resistencia; mientras, la parte teórica requiere esfuerzo mental, pues tenemos que demostrar que somos maestros de las reglas».

—Dices que durante el año trabajas en todas las categorías, ¿crees que es esa una manera de aumentar el nivel del arbitraje femenino de nuestro país?

—Trabajar sin restricciones es una suerte para las que tomamos este camino, por ejemplo, en un torneo de hombres estamos obligadas a correr más, porque ellos son más rápidos y eso nos prepara mejor a la hora de enfrentar una lid femenina o de niños.

«Por eso pienso que sí, que la oportunidad que se nos brinda de arbitrar en todas las categorías posibilita que en la actualidad hayamos crecido en número con respecto a otras épocas y que ahora mismo contemos con tres árbitras internacionales asistentes FIFA, dos réferis y las primeras árbitras internacionales de fútbol sala en el país.

«Es tal el mérito que dentro de Concacaf solo hay tres que ostentan esta condición, y dos son cubanas».

—Nos cuentas que te desempeñas cómo fiscal municipal de la Fiscalía de Boyeros, en La Habana. ¿Qué prefiere Iveth, la toga o el silbato?

—Hago las dos cosas. Ser fiscal es mi profesión, de lo que me gradué en la universidad. Arbitrar es como jugar fútbol, una pasión.

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