Fernando Dayán con solo 17 años fue finalista olímpico en Río de Janeiro. Autor: Tomada de Rio-2016 Publicado: 21/09/2017 | 06:47 pm
Fernando Dayán Jorge Enríquez supo siempre que la competencia olímpica del C2 a 1 000 metros en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro sería muy rigurosa, y por ello, a la Ciudad Maravillosa acudió con la intención de «morirse» en el Estadio de Lagoa en pos de un podio. Por el pase a la final de esta prueba de canotaje, él y su compañero espirituano Serguey Torres registraron el segundo mejor crono, sin embargo, en la discusión de las medallas la suerte no fue igual, y concluyeron en el sexto puesto con tiempo de 3:48.133 minutos.
Aunque el propósito no se cumplió para el cienfueguero, la ambición de un horizonte boyante late con intensidad, pues «tengo que seguir entrenando fuertemente para alcanzar un gran desempeño en el Campeonato Mundial Sub-23», expresa quien cumplió hace poco 18 años. «Desde que llegué a la pista de La Coronela he roto numerosos récords, sobre todo en la categoría júnior. El mejor resultado que ha obtenido la canoa cubana en Olimpiadas ha sido plata y yo pienso algún día regresar con un título a ese nivel», asegura.
Su padre Yanier Jorge practicó canotaje y desde que Dayán era pequeño lo embullaba a que se decidiera por esta disciplina. Un buen día le hizo caso y se sintió a gusto este joven que, según dice, siempre trata de hacer las cosas lo mejor posible y desde la categoría 11-12 años le está dando méritos a su provincia.
Su primer evento internacional fue el Preolímpico de Atlanta, Estados Unidos, en mayo de este año. «Fue una competencia extremadamente difícil, en primera por la calidad de los competidores, y en segunda porque fue mi estreno en otro país. A pesar de ello, nunca tuve miedo de demostrar esa furia interna que me decía que podía ganar, porque estaba muy bien preparado. Y como viste, mi punto de partida fue cumplido, pues con 17 años clasifiqué con Serguey a los Juegos Olímpicos y disfruté una experiencia grandiosa», afirma, a la vez que agradece a su entrenador, a su familia y a cuanta persona lo apoya.
Estar a la vera de su compañero de tripulación «es algo muy parecido a un sueño, pues a su lado llegué gracias a mucho entrenamiento y sacrificio. Cuando me promovieron al equipo nacional, el 19 de febrero de 2014, existían varios atletas con más calidad y experiencia que yo, y a base de remar, remar y remar, me gané mi puesto. Serguey es un atleta con un palmarés impresionante, dedicado a su deporte y mi inspiración está en él».