Al expediente del cienfueguero Pedro José Rodríguez le falta el espectacular estacazo del play off de 1978. Autor: Juan Moreno Publicado: 21/09/2017 | 06:27 pm
«A ti que te gustan las curiosidades, ¿sabías que el famoso cuadrangular que le di a Rogelio García en el play off de 1978 no está registrado en mis estadísticas oficiales?», me comentó Pedro José «Cheíto» Rodríguez en una entrevista que le realicé en 2003, cuando se cumplieron 25 años del recordado estacazo que el Señor Jonrón —como lo catalogó el inolvidable Bobby Salamanca— le disparó al Ciclón de Ovas, para decidir la IV Serie Selectiva a favor de Las Villas sobre Pinar del Río.
Tiene razón el toletero cienfueguero. Ni ese del 25 de mayo de 1978, ni otros dos que conectó en el mencionado play off, están reflejados en su trayectoria beisbolera. Sencillamente, porque aquellas cuatro series extras que se efectuaron en nuestro béisbol en ocasiones en las que dos equipos terminaron empatados en la cima, no han sido recogidas en los numeritos de por vida de los peloteros que en ellas intervinieron.
Estos duelos fueron los de Industriales-Orientales en 1963; Azucareros-Mineros en 1972, el citado Las Villas-Pinar del Río en la Selectiva de 1978 y Las Villas-Ciudad Habana en el clásico élite de 1989.
Con el trío de vuelacercas que tiene «congelado», el slugger sureño rompería el abrazo que sostiene con Oscar Macías en el décimo puesto de los máximos jonroneros, pues llegaría a 289.
Otro tanto le sucede a Antonio Muñoz —participante en tres play off de este tipo—, quien acumularía 371 bambinazos y se separaría de Romelio Martínez en el cuarto puesto en ese importante casillero.
Mas, no son ellos los únicos perjudicados. El propio Rogelio García concluyó su brillante faena en los campeonatos cubanos con 2 499 ponches; sin embargo, en el play off de 1978 dejó a diez villareños con el aluminio al hombro, cifra que le permitiría rebasar los 2 500 estrucados.
Por su parte, el desaparecido Cecilio Soto tendría en su expediente uno de los triunfos más sobresalientes de su carrera, cuando desde la colina de Industriales emparejó el duelo con Orientales, en 1963.
Otro monticulista fallecido, el espirituano José Antonio Huelga, exhibiría en su formidable trayectoria —interrumpida por un fatal accidente de tránsito en 1974—, su memorable victoria contra Braudilio Vinent, que le proporcionó el tercer gallardete al combativo equipo Azucareros.
Asimismo, el Meteoro de la Maya agregaría, con el éxito alcanzado en esa serie extra, una rayita a sus 221 sonrisas. De igual manera, el zurdo de la Perla del Sur, Adiel Palma, y el derecho villaclareño José Ramón Riscart, aumentarían también su cuenta de salidas airosas si les apuntan las victorias que le posibilitaron a los villareños conquistar su cuarto cetro selectivo contra Ciudad Habana en 1989.
Claro, habría que ver qué sucede con la seguidilla de 25 triunfos en línea recta lograda por Lázaro Valle, quien en medio de su extraordinaria racha sufrió un fracaso en esa selectiva frente a la poderosa tanda del centro del país, cuando sumaba 19 satisfacciones. Pero al no contemplarse las estadísticas del play off, pudo esbozar seis sonrisas en la siguiente temporada, antes de que el elenco de la antigua provincia de La Habana pusiera freno a la cadena.
Ocurre que antes de la campaña de 1985-1986 no estaba concebida una etapa de play off como ahora. Se proclamaba campeón el máximo acumulador de victorias en torneos que se realizaban por el sistema de todos contra todos.
En esos cuatro años hubo abrazos en la cúspide, lo que obligó a efectuar series extras para definir el monarca. El tema ha sido abordado varias veces, pero hasta el momento no se ha llegado a una solución satisfactoria.
Si se han incluido los guarismos de los restantes play off, y si en 1988, al cabo de 18 años, se decidió registrar la actuación de los participantes en la Serie Especial de los Diez Millones (1970) en su labor de por vida, ¿por qué no hacerlo con los que intervinieron en las cuatro justas mencionadas?
Gracias a la decisión tomada hace 28 años, varios peloteros ya retirados redondearon números. Así, Agustín Marquetti llegó a 200 batazos de vuelta completa, el difunto Walfrido Ruiz a las cien victorias, y a los serpentineros Oscar Romero y Lázaro Santana se les abrieron las puertas del club de los mil ponches propinados.
Incluso, se dio el caso de que el intermedista pinareño Felipe Álvarez Miranda había concluido su carrera sin conectar cuadrangulares en las 2 050 veces al bate que consumió durante diez temporadas, y 18 años después tuvo la satisfacción de ingresar en la relación de los jonroneros en nuestros torneos beisboleros porque en la mencionada Serie de los Diez Millones, Felipe había disparado par de vuelacercas. ¿Qué les parece?