Edel Tamayo tuvo una buena tarde con el madero. Autor: Juan Moreno Publicado: 21/09/2017 | 06:18 pm
Me cuento entre los que aseguraban que, a estas alturas del campeonato, el equipo de Cienfuegos estaría ya rodando en el pelotón de retaguardia. La notable inexperiencia en sus filas no daba mucho margen al optimismo. Pero ahí están, con un balance en perfecto equilibrio, que si bien no le alcanza para incluirse en zona de clasificación, es suficiente para pensar que los Elefantes pueden aplastar a cualquiera.
Prueba de ello la dieron en la más reciente subserie, cuando se convirtieron en el único equipo que hasta el momento le ha ganado el pulso a Industriales. Y no es que considere a los Azules como la novena «macha, entre las machas», pero hasta ahora ni los feroces Tigres avileños le habían podido arañar par de veces la pintura.
Pues bien, los paquidermos dieron batalla antes de ceder por la mínima en el duelo inicial, y luego propinaron par de patadas consistentes, sobre todo la de este lunes, despachando nada menos que 15 cañonazos y pisando 13 veces el home del 5 de Septiembre sureño.
Todos los titulares de la alineación local pegaron al menos un imparable, pero el camarero Edel Tamayo fue, por números, el más sobresaliente, con tres de ellos en cinco turnos, más par de remolques.
Semejante ataque dejó muy mal parado al staff visitante, que antes de la más reciente subserie solo había permitido seis carreras en un partido frente a los santiagueros. Teniendo en cuenta que es la juventud el principal motivo de dudas del pitcheo capitalino, esto puede ser un aviso.
Hasta el momento, los Elefantes han sido verdugos de clásicos «grandes» de la pelota cubana, aun cuando las circunstancias para tales calificativos hayan cambiado un poco. Además de Matanzas e Industriales, en su recorrido por estas primeras seis subseries han sometido a los equipos de Santiago de Cuba y Villa Clara, a este último con una sonada barrida.
Tal vez no les alcance el combustible para cruzar la frontera del primer tramo del calendario, pero sin dudas hay noticias para motivar el orgullo de una afición que sigue soñando con el resurgir de su equipo.
Mientras, Pinar del Río, que junto a Guantánamo son los equipos que han salido airosos en sus choques con los Elefantes, logró in extremis salvar su enfrentamiento con Santiago de Cuba. Primero, lograron igualar el pizarrón gracias al oportuno cohetazo del jardinero Osmel Solano, envuelto en una tarde perfecta durante sus cuatro visitas al cajón de bateo. Y después, en el décimo episodio, el novato y receptor sustituto Irandi Hernández se vistió de héroe al firmar el hit con las bases llenas que cortó las alas a las Avispas.
También con la mínima diferencia, pero dentro de los límites normales del juego, la tropa de Villa Clara le terminó de pasar la escoba a Artemisa, que sigue alejándose cada vez más de la zona de privilegios.
La buena apertura de Yasmani Hernández Rojas, más el respaldo de tres relevistas, se combinaron para desviar del blanco las flechas de los Cazadores, quienes batearon seis imparables, pero recibieron la misma cantidad de ponches.
Curiosamente, los lanzadores naranjas también regalaron media docena de boletos, muestra de que el control va siendo tema a atender dentro de un cuerpo de lanzadores que, antes de iniciarse la subserie, exhibía el mejor promedio de carreras limpias del campeonato.
Precisamente, en el duelo anterior, los tiradores villaclareños regalaron 13 bases por bolas y contribuyeron a desdibujar el récord de más boletos en juego, que databa del 25 de noviembre de 1987, cuando los serpentineros de Cienfuegos «caminaron» a nueve rivales y los de Henequeneros a 15.
Ahora, en el choque bautizado por el colega Osvaldo Rojas Garay como El juego de los bostezos, los lanzadores artemiseños también regalaron 13 pasajes, para que la suma total llegara a 26, algo nefasto para el nivel que debe tener el béisbol cubano.
Antes de los juegos nocturnos de este lunes, la suma de boletos repartidos en la serie era de 1075 —los 103 de Artemisa como referencia—, a razón de casi ocho por desafío.
Resulta, además, curioso, que la otra marca que hasta el momento ha perdido vigencia o ha sido igualada en este campeonato, haya ido la de más boletos recibidos por un jugador en un partido, que desde el pasado 15 de septiembre comparte el guantanamero Girovis Douvergel con otros 23 jugadores.
Sin dudas, no pocos andan con la mirilla empañada.