VERACRUZ.— Más allá de un vencedor y un vencido, tradicionalmente las fiestas deportivas regionales han sido sinónimo de amistad, confraternidad, ayuda y solidaridad. Y por supuesto que Veracruz 2014 no constituye la excepción de estos ricos sustantivos. Nada de eso.
Como ya ha trascendido, el kayacista cubano Fidel Vargas se granjeó la admiración de todos en el canal del puerto de Tuxpan, al rescatar a una deportista dominicana que cayó al agua y casi se ahoga después de una agotadora prueba competitiva. Creo que no preciso describir el regocijo total que tuvieron los presentes en la instalación.
También en el orden competitivo, es sumamente apreciada aquí la ayuda técnica que brinda Cuba a varios países del área centrocaribeña. Nuestros entrenadores han dado respuesta positiva a las solicitudes de los diversos Comités Olímpicos nacionales. Entre los muchos ejemplos, amerita citar a la ex multicampeona Dayma Beltrán, quien guía las riendas del equipo femenino de judo de México, y Alexis Gago Fondín, entrenador de los dos colectivos de República Dominicana.
Pero la solidaridad no solo abarca la esfera competitiva. Por ejemplo, en una de las fechas de acciones en la natación y nado sincronizado, en medio de la premura por irse raudo a escribir para su periódico, un colega puertorriqueño dejó extraviada su agenda de notas en la sala de prensa del Complejo Acuático. Y otro apresurado, con «hospedaje» en Veracruz, dejó el cable de su computadora portátil en la sala de prensa de una instalación xalapeña.
A su retorno al World Trade Center, sala de prensa en Veracruz, les acompañaba la tristeza y el desasosiego. ¿Podremos recuperar nuestros objetos?, se preguntaban ambos. Y la respuesta de los voluntarios que nos ayudan en nuestros trámites de trabajo, no se hizo esperar: ¡ahorita mismo se los buscamos!
Llamadas aquí, llamadas allá. Mensajes de texto a uno y otro celular. Y ¡bingo! La agenda de notas y el cable de la computadora retornaron a sus dueños, que hoy cumplieron sus labores mucho más calmados.
Finalmente, supimos que un periodista salió de la instalación de fútbol Luis «Pirata» Fuente bajo la pertinaz lluvia que azotaba, con el fin de dirigirse a las competencias de gimnasia rítmica y natación, en locales ubicados aproximadamente a tres cuadras de distancia. Pues bien, otro voluntario desenfundó su paraguas y lo protegió hasta su destino. ¡Enhorabuena!, ¿verdad?