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Quienes las dan, ¿las toman?

Con el triunfo este sábado de Capitalinos frente a Camagüey, 81 a 63, se igualó el único play off semifinal que aún no ha concluido. En la Liga Femenina las pinareñas sacaron reservación para la discusión del título, tras batir por tercera vez a Guantánamo por 82-72

Autor:

Norland Rosendo

Dos colmillazos de los Tigres en sus predios. Ahora, dos acelerones seguidos del Tren. Con el éxito este sábado de Capitalinos frente a Camagüey, 81 a 63, se igualó el único play off semifinal que aún no ha concluido en la Liga Superior de Baloncesto (LSB).

Queda solo un juego, la última pulsada. Mañana por la tarde, exactamente a las 3:00 p.m., en la Mariposa, tabloncillo de la Universidad de las Ciencias de la Cultura Física y el Deporte, de La Habana, se sabrá quién es el retador de los Búfalos de Ciego de Ávila, actual rey de la Liga.

Desde los primeros compases, ayer los anfitriones le pusieron ritmo y sabor al juego, con destaque para el centro Jasiel Rivero, un muchacho que descuella en la cancha por su virtuosismo y elegancia para facturar canastas que a otros les resulta difícil. Además de los 14 puntos, se hizo de siete rebotes, cinco de ellos, ofensivos. La otra «locomotora» que tiró del Tren, fue el organizador Reinier Muñiz (17 tantos).

Finalizada la primera mitad, Capitalinos sacaba 14 unidades de ventaja. Pero más que esa diferencia, los muchachos de Armando Acosta exhibían por entonces un comportamiento más sólido, con una defensa mejor plantada.

Fue, una vez más, errático el cobro de tiros libres. Los habaneros lo hicieron para un pálido 63 por ciento, y los camagüeyanos estuvieron más desacertados aún, con un pésimo 43 por ciento.

Por los Tigres, Yordanis Ramos volvió a encabezar la ofensiva con 19 cartones y su tocayo Jaca aportó 15.

A pesar de ser sábado, el graderío semejaba un coliseo romano. Coreaban cada canasta, cada tapón, cada rebote, y le aumentaban los decibeles a los estribillos «obsequiados» a los árbitros, algunos merecidos, otros, francamente, injustos.

Ni la pasión ni el desenfreno bullanguero de los cubanos, cuando de deporte se trata, debe herir. Tampoco ofender. Juego es juego, agravio es pecado.

Ojalá la rivalidad mañana sea exclusivamente en la cancha. Y que los chiflidos, los aplausos y las cornetas desde las gradas sirvan solo para animar el espectáculo. Que buena falta le hace.

Por su parte, en la Liga Femenina las favoritas pinareñas sacaron reservación para la discusión del título, al batir por tercera vez a Guantánamo por 82-72. Y reeditarán la misma final del año pasado ante Santiago de Cuba.

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