Los petos electrónicos posibilitan la resolución inmediata de los posibles errores arbitrales y de aquellas acciones que, por su velocidad, son muy difíciles de apreciar por los jueces. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 04:57 pm
En octubre del pasado año se oficializó el uso de los petos electrónicos en eventos internacionales de taekwondo. Así nació una nueva era para este deporte, llegado a Cuba en 1987.
El novedoso protector va acompañado de un sistema de Revisión Instantánea de Video. Ello posibilita la resolución inmediata de los posibles errores arbitrales y de aquellas acciones que, por su velocidad, son muy difíciles de apreciar por los jueces.
Los entrenadores cuentan con dos tarjetas en cada combate, las cuales se usan para reclamar cualquier decisión que consideren injusta. El árbitro está en la obligación de recibirlas y revisar en el video. Anteriormente, las decisiones eran irrevocables.
El peto electrónico va conectado a un receptor y este a un monitor central donde se reflejan los puntos válidos. El receptor es modificado según la división de los atletas, pues la intensidad del golpe no es la misma en los pesos ligeros y en los grandes.
Sin embargo, todavía quienes tienen el bolsillo deprimido se ven en desventaja. Es cierto que muchas veces los patrocinadores garantizan los petos para competir, pero hay que practicar con estos asiduamente para adaptarse a la exactitud del pateo y a las áreas de impacto.
En el pasado campeonato mundial de Copenhague 2009, algunos equipos como el cubano estrenaron los protectores electrónicos al calor de la competencia. De todas formas, nuestro país alcanzó una medalla de plata en la división de 67 kilogramos, por intermedio de Taimí Castellanos.
Justicia vs. dinero
«Antes de ir para Copenhague el entrenador nos orientó cuales serían las zonas válidas de pateo. En Dinamarca se nos permitió probar el peto antes de competir. En principio muy bien, pero en el momento del combate fue distinto. Uno de los mayores errores que tuvimos fue el ataque por la espalda, donde el sensor se redujo solo a la parte lateral», recuerda Nidia Muñoz, atleta de 57 kilogramos.
A Robelis Despaigne (+ 87 kilos) le gustaron los nuevos protectores porque el resultado de su actuación solo dependía de él y no de la subjetividad de los árbitros. «La nueva tecnología nos obliga a perfeccionar la técnica, a girar más la cadera para golpear con el empeine completo y anotar», dice.
Leudin González Claro, jefe de entrenadores del equipo nacional masculino, dice que a sus muchachos nadie les regala un tanto y se benefician con este sistema más justo. Sin embargo, alerta que los sudcoreanos llevan más tiempo que nadie usando los nuevos petos y ello podría catalogarse como un «doping tecnológico».
Dainellis Montejo (Cuquita), medallista de bronce en las Olimpiadas de Beijing 2008 en la división de 49 Kilogramos, confía en que el deporte mejore y se tomen decisiones más justas. «Ahora que los puntos son más claros, no debe haber trampas por parte de los árbitros».
Sin embargo considera que el nuevo peto no la benefició en su estreno. «Antes pateaba en cualquier área y marcaba. En la espalda lo hacía con facilidad. A la argentina con quien peleé en Copenhague le hice muchísimos puntos en esa zona y ninguno fue válido».
Taimí Castellanos, subcampeona del mundo, opina: «Al principio tuve dificultad para anotar, pero en la medida en que fui de un combate a otro me sentí más confiada. Donde mejor se marcaba era en el frente».
Otros de los participantes en Copenhague reconocen que existen marcadas diferencias entre los antiguos y nuevos protectores. «El peto electrónico pesa el doble del tradicional, lo cual limita la movilidad. Mi división es la más ligera (46 kilogramos), y nos caracterizamos por estar en constante movimiento. Es agotador moverse con ese protector» comentó la capitalina Yania Aguirre.
Con ella coincide Mirna Echevarría, de los 73 kilos. «Los actuales petos son incómodos y pesados. Solo pude marcar un punto. Las cubanas somos técnicas pero eso nos obliga a girar más la cadera, identificar las áreas donde se encuentra el sensor y trabajar esa zona».
Lo mismo opina Ángel Modesto Mora, de los 68 kilogramos, quien cuenta que muchos de los cubanos participantes en Copenhague solucionaron su inexperiencia con el nuevo peto tirando a la cabeza: «así sacamos ventaja en el marcador. Esa técnica es la mejor premiada».
Pero su preocupación es otra: «la nueva tecnología hace más parejos los combates y pone a los atletas en iguales posibilidades. El problema está en la adquisición de estos equipos. Son de última tecnología y eso encarece su valor. A algunos países del área se les dificulta su adquisición y entre esos estamos nosotros».
Ramón Arias, jefe de entrenadores del equipo femenino cubano de taekwondo, ve en el nuevo peto una única ventaja: «este limita la actuación malintencionada de los árbitros. Pero en cambio ha hecho más caro el deporte. Estoy convencido de que a muchos países les costará trabajo acceder a esta tecnología, por lo menos para utilizarlo de manera sistemática en los entrenamientos.
«Evidentemente el mundo camina por la comercialización y el taekwondo va así de manera agigantada. Espero que los precios de los petos electrónicos que hoy son muy altos se abaraten cuando empiecen las compañías a competir por ese mercado», concluyó Arias.
De la riposta al ataque
«Los petos electrónicos son un paso de avance para impartir justicia en el taekwondo. Los cubanos hemos sufrido decisiones muy controvertidas, pues el reglamento decía que una decisión de los árbitros era irrevocable. El caso más ilustrativo fue el de Ángel Volodia —campeón olímpico en Sydney 2000—, quien se vio perjudicado en las Olimpiadas de Beijing 2008.
«Pero también nos había pasado con Cuquita y otros atletas», opina el Máster en Ciencias Maximiliano González Díaz, Comisionado Nacional de la disciplina.
«La introducción de estos protectores afecta a los países pobres porque el nivel adquisitivo es más limitado; sin embargo, las ventajas que proporcionará a la justicia y resultados de la disciplina son superiores».
Maximiliano, también presidente de la Federación Cubana de Taekwondo, nos cuenta que el módulo de petos electrónicos de la marca Dae do cuestan entre 13 000 y 15 000 dólares. Se trata de 20 petos, 20 cabeceras, 20 sensores, 20 zapatillas —similares a unas medias en la parte del empeine y en el metatarso tienen un sensor—, tres receptores y un monitor central.
El federativo asegura que la preparación de los atletas cambia con la instauración de estos protectores. «Vimos un evento muy ofensivo, con un área de golpeo más limitada y con movimientos técnicos más complejos. Al modificarse el reglamento y calificarse mejor las patadas con giro y a la cabeza, estamos en presencia de un taekwondo más espectacular. Hasta el mundial de Copenhague este era un deporte de contrataque. Ahora los atletas buscan tener la iniciativa con acciones de mayor puntuación».
También plantea que deben introducirse elementos de acrobacia para lograr ejecutar técnicas de mayor complejidad. «Si te preparas para hacer ejercicios más complicados necesitas tener una base o riqueza motora mayor.
Asimismo, Maximiliano destaca que antes los árbitros se guiaban por el sonido que provocaba el impacto del golpe, y ahora es el sensor quien determina si la patada es válida o no. Si el ángulo con que se golpea no es completamente efectivo, el punto no será válido.
Cuba en estos momentos no cuenta con los mencionados petos. Pero el INDER tiene la intención de priorizar su adquisición.
«Estaba previsto que llegaran para el primer trimestre del año. Se intentó comprar en Tijuana, pero allí las empresas patrocinadoras tuvieron dificultades para importarlo. Ahora tenemos la intención de adquirirlo en Vigo, España, durante el Campeonato Mundial Universitario, del 28 al 4 de julio.
«El reglamento aplicado en el Mundial de Copenhague ya lo adoptamos en el Campeonato Nacional. Claro, lo hicimos con nuestras limitaciones tecnológicas, pues los petos no fueron electrónicos», concluye.
Cambios reglamentarios
La moderna tecnología vino acompañada de cambios al reglamento. Los petos electrónicos, que abarcan solo el área del tronco, contabilizan un punto por cada técnica acertada y dos por las patadas con giro.
A criterio de los árbitros quedaron las patadas a la cabeza, premiadas con tres puntos. El área de competencias fue reducida a una distancia de 8m x 8m. El espacio usado para eventos internacionales que no esté al nivel del piso, deberá ser de 12m x 12m, aunque los metros extras se emplearán por seguridad.
Pero la figura del hombre no puede ser sustituida por máquinas. Por eso se mantienen el árbitro principal, los tres jueces de esquina y el juez de mesa.