Las dos victorias de la escuadra masculina frente a Japón, no solo apuntalaron las opciones de llegar a la final del certamen, sino que permiten viajar a la ciudad rusa de Khavarovsk con mucha más tranquilidad
Felices como perdices, andamos los seguidores del voleibol cubano gracias a las buenas demostraciones de nuestros muchachos en la presente Liga Mundial, que ya llegó a la mitad de su calendario regular.
Los dos categóricos triunfos frente a Japón, durante el pasado fin de semana, no solo apuntalaron las opciones de llegar a la final del certamen, sino que permiten viajar a la ciudad rusa de Khavarovsk con mucha más tranquilidad. Salvo el zigzagueante desempeño de los opuestos, en Toyama se confirmó la regularidad de los demás titulares, y la variedad de opciones ofensivas dentro del equipo.
Joandry Leal y Wilfredo León marcan las pautas de ataque por los extremos, y Osmani Camejo ha comenzado a ser una alternativa de más peso a la hora de «refrescar» por el centro al vigilado, pero siempre efectivo, Robertlandy Simón.
En la distribución de balones quedó despejada una incertidumbre. Hierrezuelo demostró que la brecha con Yoandri puede ser imperceptible, y si las capacidades en ataque de uno pueden confundir al bloqueo rival —como aseguró el técnico Samuels—, la mejor defensa y ubicación en el bloqueo del otro evitan no pocas complicaciones.
Ahora, si bien nos fue como equipo, entre las individualidades los cubanos han cedido terreno. Leal (101 puntos) es cuarto entre los anotadores, León (11 «aces») bajó de la cima del servicio, y por su ausencia en los dos últimos compromisos, Yoandri es segundo entre los acomodadores. No obstante, todos forman parte del «top ten» de estos y otros departamentos. Pero mientras sigan llegando las victorias, todo eso pasa a ser secundario.
Ya superado la mitad del recorrido, en el horizonte está el todo o nada para la renovada escuadra cubana. Les espera una potente selección rusa, consciente de que se juega la Liga en las dos próximas batallas. Después de sufrir en La Habana, el quisquilloso técnico italiano Daniele Bagnoli ya alista sus mejores fichas para preparar la encerrona, y sin la efectividad de un agresivo servicio y la imprescindible eficiencia en el recibo, será muy difícil arrancarles un triunfo.
Eso sin contar con los errores, que siguen pesando demasiado en cada salida.
Del otro ladoIgual de exitoso es el paso de la actuales Morenas del Caribe por tierras rusas, donde han conseguido par de triunfos en la Copa Boris Yeltsin.
En su debut, las cubanitas salieron airosas frente a las japonesas en cinco parciales (14-25, 25-17, 25-12, 23-25 y 15-8), y este lunes doblegaron a la representación de Azerbaiján con pizarra de 3-1 (21-25, 25-18, 25-19 y 25-22).
Las discípulas de Luis Oviedo se miden hoy con la escuadra de Holanda, que en sus dos primeras presentaciones superó a Azerbaiján y Bielorrusia, con idénticos marcadores de 3-2.
En la mayor sorpresa del certamen, las anfitrionas cedieron 1-3 ante las niponas, aunque antes habían derrotado por 3-1 a las bielorrusas.
Mientras, en las arenas de la ciudad noruega de Stavanger, las cubanas Dalixia Fernández e Imara Estévez cedieron frente a las italianas Giora-Momoli por 2-0 (21-19 y 27-25), durante su segunda presentación en el Campeonato Mundial de voleibol de playa.
Ahora las cubanas tienen un triunfo y un revés, y buscarán mañana otro éxito, frente a las germanas Lehmann-Sude, que les permita avanzar con tranquilidad a la siguiente ronda.