El primer inning ofensivo de los sureños arrojó una producción de ¡diez anotaciones! y la vía crucis de los lanzadores visitantes, quienes, parafraseando el drama de Ricardo III
Harto de sus tres derrotas previas en Ciego de Ávila, el equipo de béisbol de Cienfuegos recibió el viernes a los avileños y los derrotó mediante la contundente fórmula del fuera de combate.
Pero no fue un nocao más, después de haber iniciado ese cuarto partido con una carrera en su contra. El primer inning ofensivo de los sureños arrojó una producción de ¡diez anotaciones! y la vía crucis de los lanzadores visitantes, quienes, parafraseando el drama de Ricardo III, hubieran ofrecido su reino por un out.
Acto primeroNi el abridor de Roger Machado, ni los dos primeros relevistas, fueron capaces de retirar a rival alguno.
Vean la producción frente a Yander Guevara, iniciador en la lomita: base a Yoelvis Leyva, pelotazo a Adriano García, sencillo impulsor de José Dariel Abreu (la pizarra se iguala a una), base a Osvaldo Arias, y sencillo de Yusniel Ibáñez, que produjo dos carreras (toman ventaja, 3-1).
Acto segundoYander se escabulle tras las cortinas y aparece Ismael González: sencillo de Juan M. Vázquez y hit de Alexander Martínez, combinado con un error del jardinero derecho Ricardo Bordón, aliviaron las atiborradas almohadillas, en tanto el bateador-corredor llegó a la antesala.
Acto terceroEl marcador había crecido hasta 6-1, y el novato Dasiel Leyva se trepa entonces a las tablas.
No hay respiro para el recién llegado, que permite un sencillo impulsor de Diasel Bustillo (7-1); pasaporte a Jorge Rodríguez e imparable de Yoelvis Leyva (va al cajón por segunda vez en el inning) congestionan otra vez las colchonetas. Una línea de Adriano García al ala derecha produce dos rayitas más (9-1).
EpílogoOtro novato, Adán Muñoz, se convierte en el cuarto inquilino en la colina, y dispara nuevamente la señal de alarma, con un lanzamiento descontrolado que le abre las puertas a la décima carrera (10-1). De inmediato, Muñoz pone out a Abreu, Arias e Ibáñez, todos en elevados, y hace un discreto trabajo hasta el final de la obra, trayecto en el cual permite tres anotaciones posteriores de Cienfuegos.
Vengados, los sureños aplauden y abandonan sus butacas.