El excepcional acontecimiento ocurrió el 9 de enero, en el estadio de San José de las Lajas, en La Habana
El suceso podría estudiarse bajo la lupa, dentro de los archivos beisboleros del mundo entero, en busca de otro similar: el 9 de enero, en el estadio de San José de las Lajas, el granmense Yoenis Céspedes bateó de cuatro-cero... pero remolcó tres carreras.
En su primer turno al bate, contra el abridor de La Habana, Miguel Alfredo González, Céspedes se embasó por error del torpedero Rolando Méndez.
A continuación, el jardinero central, nativo de Campechuela, falló en dos comparecencias consecutivas, ambas con elevados a las manos del camarero Ernesto Molinet y con Miguel Alfredo en la lomita; ocurrió durante el segundo y cuarto innings, respectivamente.
En la sexta entrada, el muchacho —sobre lanzamiento del relevista Richard Aguilera— disparó un batazo al guante del jardinero derecho, Ruby Silva, que se convirtió en sacrificio, impulsando a Ramón Tamayo.
Séptimo capítulo: con las bases llenas, Céspedes soltó un rolling al cuadro, que sirvió para forzar a un corredor (de Méndez a Molinet), pero produjo la anotación de Yamel Morales, cuando Ariel Miranda ocupaba el montículo.
Y nuevamente, en el noveno acto, Silva capturó de aire un batazo del granmense, que remolcó así una carrera por tercera ocasión en la noche, la de Ramón Tamayo, mientras Israel Sánchez transitaba por la lomita.
Tan sui géneris compendio despertó la curiosidad —correo electrónico incluido, con destino a la redacción de Juventud Rebelde— del norteamericano Peter C. Bjarkman, periodista especializado en el béisbol cubano. Bjarkman, quien recibió asombrado la confirmación del suceso, no ha encontrado un hecho similar en las memorias de las Grandes Ligas de EE.UU.