Los peloteros cubanos cumplen celosamente el tratamiento para recuperarse de sus lesiones e incorporarse pronto al equipo Industriales
Desde hace semanas, los números 14 y 56 se han ausentado de la alineación de Industriales. Pero Yoandry Urgellés y Carlos Tabares, aquejados de lesiones, están ya a punto de retornar al equipo.
«Por lo menos no estoy cojeando, cada día me siento mejor. Si este viernes no tengo molestias, pienso jugar», me dijo el jardinero zurdo.
Su tratamiento, desde que se torció un tobillo al rebasar en carrera la primera almohadilla, ha incluido «mucho hielo, el pie en alto, y ahora ultrasonido, rayos láser y contrastes de agua caliente y fría. También antiinflamatorios y analgésicos».
Urgellés acude a cada juego de los azules, «porque después del tratamiento ansío estar en el dugout, apoyar al equipo. Paso por los pasillos y el público en las gradas me saluda; hago lo posible por recuperarme rápidamente y así agradecer esas muestras de cariño».
En opinión del subcampeón olímpico, «los jóvenes que tenemos se han acoplado, y cuando hay juventud todo tiene que mejorar. Yo también soy joven —27 años y medio—, pero a los novatos les puedo aportar algún consejo».
Buenas noticiasCarlos Tabares se dice portador de buenas noticias: es muy probable su reincorporación a partir de la gira que inician el martes próximo por Camagüey.
«He llevado al pie de la letra las indicaciones de los especialistas, la lesión en un disco de la columna vertebral es vieja —una hernia que me provocó cuatro días de crisis—, pero afortunadamente fue descartada la necesidad de una operación».
De recibir el alta este miércoles, Tabares dedicaría los restantes cuatro días del calendario de Industriales en el Latinoamericano a iniciar su entrenamiento.
«La cosa va bien después de 15 sesiones de cámara magnética, corriente analgésica, dos bloqueos y antiinflamatorios inyectables, además de mucho reposo. ¡Ni a mi hija he cargado!
El jardinero medallista de plata en el I Clásico Mundial afirma que ha sido muy disciplinado y de ahí su evolución tan favorable. «Me cuidé la boca y mantengo mi peso corporal, ni los días festivos me tendieron una trampa en la mesa», afirmó.
Tabares acude todos los días al juego, a animar al pitcheo de segunda línea, esos muchachos jóvenes que tal vez se sienten por debajo de sus posibilidades porque no les salen bien las cosas. Está convencido de que «la pelota es así.» «La mayoría hemos comenzado mal y con el tiempo pudimos establecernos, solo las grandes estrellas debutan por lo alto».
Este hombre piensa que lo importante es tomar el juego como una diversión, como la cosa que más agrade hacer cuando se sale del hogar.
«Muchos aficionados me paran en la calle, me preguntan cuándo me incorporo, y les digo que el equipo va a mejorar gracias a la cohesión que tenemos».
Con 34 años y medio, Tabares se siente muy bien físicamente, «y mejor anda mi siquis, sin preocupaciones y sin que la pelota me aburra jamás».
Le gusta mucho enseñar a los jóvenes, ya sean de la capital o de otras provincias del país, y ruega que ello no se tome como una autosuficiencia.
«Soy un ser humano, un hombre, y si a los Leonys Martín, Yoanis Céspedes, Alfredo Despaigne y Alexei Bell, les puedo dar una sugerencia que los haga aún mejores, que sepan que tendrán mi apoyo».