Traje LZR Race de Speedo sigue estando bajo la lupa. BEIJING.— A pocas horas de sacar su pistola en los presentes Juegos Olímpicos, el holguinero Leuris Pupo está consciente de que vive un buen momento en su carrera deportiva. De ello da fe su inclusión en el podio durante las fases de la Copa del Mundo celebradas recientemente en Munich y Río de Janeiro.
Sin dudas, la preparación para intervenir en su tercera Olimpiada ha sido ardua para el avezado tirador, pero él reconoce que mucho ha influido también en sus desempeños la modernización del armamento.
En un improvisado intercambio con algunos periodistas al regreso de un entrenamiento, Pupo se mostró satisfecho al poder contar con un arma que reúne los mecanismos internos más modernos. El tiro deportivo es uno de los deportes en los que el talento individual —al menos al máximo nivel— no es garantía suficiente para conseguir el éxito. Son cada vez más las disciplinas en las que los adelantos tecnológicos determinan la victoria, el color de una medalla y la posibilidad de «saborear» la gloria.
Y unos Juegos Olímpicos se presentan como la mejor vitrina para que los fabricantes de implementos y vestuarios deportivos, quienes cada vez invierten más dinero en mejorar las prestaciones de sus artículos, exhiban al mundo los beneficios de sus creaciones. Incluso, muchos de ellos aguardan este momento para sacar a la luz sus más recientes productos.
Otros, en cambio, llegan a las Olimpiadas después de haber creado las expectativas en torno a sus diseños. Es el caso de la firma Speedo, líder mundial en indumentaria para deportes acuáticos, que a principios de años lanzó al mercado su polémico traje LZR Race. Con este se han roto casi 30 récords mundiales.
Quizá la idea de poner el bañador a disposición de los nadadores poco antes del Campeonato Europeo 2008, celebrado en la ciudad holandesa de Eindhoven, fue la mejor jugada publicitaria de la compañía. Más tarde llegó la validación de la Federación Internacional de Deportes Acuáticos (FINA) y se opacaron las críticas de sus detractores.
La avalancha de topes universales continuó más tarde en las eliminatorias olímpicas de las selecciones de Australia y Estados Unidos, lo cual hizo del traje de Speedo un protagonista más en las encarnizadas batallas de ambas potencias de la natación.
Las zapatillas de CenicientaNueva zapatilla Zoom Victory creada por la compañía Nike. Fuera del agua también habrá novedades. La presente cita estival servirá de plataforma para la consolidación de la Zoom Victory, nueva zapatilla creada por la compañía Nike que apenas pesa ¡92 gramos!, incluidos los clavos.
El exclusivo calzado está formado por cientos de hilos de Vectran —polímero de cristal líquido usado por la NASA para coser los globos del explorador lunar—, bordados hasta la suela como cables de un puente en suspensión sobre una finísima película de ace-tato para formar su estructura.
Así, muchos creen que ya es inevitable la era del tecnodoping, pues la ola de innovaciones tecnológicas se extiende hoy hasta deportes en los que las facultades de los atletas parecían determinantes para la victoria.
Ahora, el calor y la humedad reinante en la capital china han trasladado el ingenio más allá de los escenarios. Es también noticia la creación de un chaleco refrigerante, el cual retrasa en un 20 por ciento el tiempo que tarda el organismo en alcanzar los 39,5 grados. Según algunos estudios, esta temperatura marca el comienzo en la reducción del rendimiento.
El chaleco se usará en el calentamiento para las pruebas de más de dos horas de duración. «Lo ideal, y a lo que se llegará en los próximos 20 años, sería una camiseta similar a las actuales que enfríe durante la competencia», explica Eddie Harber, el creador del invento.
¿Ciencia o marketing?A pesar de las bondades que anuncian los fabricantes, cada nueva prenda o equipamiento deportivo se mueve entre el asombro y el escepticismo. Al igual que la frontera entre la ayuda legal y el tecnodoping es cada vez más tenue, también con el tiempo se hace más débil el límite entre marketing y ciencia.
No son pocos los que cuestionan las ventajas del traje de Speedo, el peso las zapatillas de Nike y la eficacia del chaleco térmico. «En temas de termorregulación, en efecto, se ha avanzado mucho, pero la mayoría de los inventos no funcionan. Prendas que guar-dan el calor y lo devuelven, sí que se han conseguido. Pero que enfríen, no. Se ha intentado con guantes helados, con congelar los manillares de las bicicletas, y nada» dice el experto español Ricardo Mora.
En cuanto al peso del calzado, los defensores y críticos cruzan espadas. Según Jay Mescheler, uno de los principales ingenieros de Nike, «también se escribió y se nos criticó hace 12 años, cuando fabricamos las zapatillas de oro con las que Michael Johnson batió los récords de 200 y 400 metros y ganó los oros olímpicos en Atlanta. Pesaban 112 gramos, pero ahora nadie piensa que los récords los batieran las zapatillas, sino sus piernas».
Otros especialistas, en cambio, no creen que el peso de las zapatillas influya en los resultados. Para Mikel Izquierdo, autor del trabajo Biomecánica y bases neuromusculares de la actividad física y el deporte, «los resultados científicos de los materiales «milagrosos» no son tan claros como proclaman los vendedores.
«Los fabricantes de calzado, si de verdad creen que reducir el peso de las zapatillas tiene algún significado, quizá deberían advertir a los velocistas para que se abstuvieran de llevar cadenas, pendientes, anillos, crucifijos y toda suerte de amuletos u objetos decorativos que echan por tierra sus esfuerzos tecnológicos en las reducciones de peso», dijo Izquierdo en una reciente entrevista.
Realidad o ficción, lo cierto es que cada día crece el presupuesto de los fabricantes de artículos deportivos para la investigación y creación de nuevas tecnologías. Ellos saben que de eso dependen las ganancias, y apuestan porque estos Juegos Olímpicos apuntalen sus teorías.
Mientras tanto, queda en el aire la inevitable pregunta: ¿con qué nos sorprenderán en Londres dentro de cuatro años?