El crucero Osmay Acosta (derecha), uno de los pocos que parecen «sembrados» en el equipo olímpico. Foto: Ismael Francisco, PL
Holguín.— Por suficientes motivos, la edición número 47 del Campeonato Nacional de boxeo Playa Girón, que justo hoy inicia sus acciones en esta bella ciudad, será un torneo trascendental. Y el calificativo no le llega por la capacidad de reunir a lo que más vale y brilla de nuestro pugilismo —a fin de cuentas lo hace año tras año—, sino por cuánto hay en juego sobre el cuadrilátero de cara a los ya cercanos Juegos Olímpicos de Beijing.La cita holguinera es, de hecho, una especie de examen final para nuestros mejores peleadores, quienes han recorrido un camino complicado, de constantes cambios, e inevitablemente irregular debido a los imprevistos que marcaron este ciclo olímpico.
Para los estrategas, en cambio, el torneo fijará el momento de juntar las últimas notas antes de tomar decisiones casi definitivas, si se tiene en cuenta que en apenas dos meses se estará peleando por los boletos para viajar en agosto a la capital china.
Años atrás, ya por esta fecha se precisaban apenas algunos ajustes a una nómina responsable en gran medida de la suerte de Cuba en el medallero de la cita deportiva más importante del universo. Pero hoy el panorama no es el mismo. Salvo dos o tres excepciones —entiéndase Ugás en el peso ligero, Correa entre los medianos, y Osmay en los cruceros— en el resto de las divisiones reina la incertidumbre. O si se prefiere, faltan hombres que hayan sido capaces de establecer una superioridad marcada.
Así, en esta Ciudad de los Parques se «batirán» más de 200 boxeadores, pero es indudable que el peso de las miradas caerá sobre los llamados «sembrados», para quienes este Playa Girón pudiera significar el primer escalón hacia la gloria.
Aquí se vivirán emocionantes jornadas. Alguno sorprenderá con una inesperada faena, no faltarán inéditos combates, y mucho menos la reedición de apasionados duelos, que no por vistos dejarán de ser interesantes.
Y casi con el campanazo final quedarán despejadas todas las incógnitas. Con cierta urgencia habrá un llamado a filas para asistir a la tradicional Copa Independencia, en República Dominicana, antes de cruzar luego el Atlántico hacia el torneo Strandzha, con sede en la ciudad búlgara de Plovdiv.
Solo entonces conoceremos, con un mínimo margen de dudas, el semblante del boxeo cubano, cuyo objetivo inmediato es llevarse todo el botín dorado en el Preolímpico de Trinidad y Tobago. Por tantos años felices, démosle un voto de confianza.