Pánico en la lomita. Ojos que se cierran cuando la blanquísima pelota sale rechazada por la majagua, el fresno, el arce o cualquier otro madero: 111 bolas japonesas Mizuno, del modelo 150, han abandonado, presurosas, los límites del terreno.
Tres hombres, al cabo de nueve juegos de su equipo, le han dado la vuelta al cuadro en cuatro ocasiones: el pinareño Yosvany Peraza, el santiaguero Alexei Bell y el espirituano Liván Monteagudo, con una excepción, a favor de este último, porque su conjunto selló un choque con Villa Clara, apenas en el primer tercio de actividad.
Pero hay más, siete peloteros tienen tres batazos sin fin en su expediente. Se trata del avileño Yoelvis Fiss, el camagüeyano Leslie Anderson, los granmenses Alfredo Despaigne y Yoenis Céspedes, el villaclareño Yeniet Flores, el guantanamero Kenen Bailly y el indómito Ronnier Mustelier.
Una sencilla ecuación nos llevaría a concluir que, si faltan diez veces más partidos de los que se han jugado, para completar el calendario de 90 programas, el líder jonronero del año podrá ganar su placa con ¡40 bambinazos!
Son pocas las posibilidades de que semejante ritmo se mantenga, pensará el lector, con toda la razón del mundo. Pero las cifras son tan generosas, que el monarca de la Serie Nacional 2007-2008 debe rubricar una producción bien cerca de los 30 jonrones, para hacer palidecer los 20 del anterior torneo.
Por lo pronto, estaremos atentos a lo que hagan los arriba mencionados. Varios fueron miembros de la más reciente selección Cuba, otros han militado en tan selecto grupo y pugnan por regresar, y alguno se proyecta con méritos para discutir un asiento en breve.
Se han disputado 71 choques, de los 720 del programa, y la progresión de cuadrangulares es de 1,56 por partido. Quiere esto decir, en puridad, que usted saldrá complacido dada vez que se siente a presenciar un juego, porque al final presenciará cómo una bola, por lo menos, se difumina en la distancia.