Hace 23 años, los rusos Svetlana y Yuriy Panteleenko adoptaron a Stepan. Pensaron cuidarlo un tiempo, pero no pudieron desprenderse de él, que les salió educado y jamás ha hecho nada que les avergüence. Solo tiene un defecto: come mucho, unos 25 kilogramos de vegetales y pescado todos los días, dieta que lo ha llevado a sus actuales más de dos metros de altura y 140 kilos de peso. Pero Stepan está bien, tiene buen cuerpo… para ser un oso.