Unas 6 000 acusaciones ante la justicia ha iniciado Dale Maisano, «residente» en Florence, Arizona, quien busca con esos procesos indemnizaciones por 10 000 millones de dólares en efectivo o en oro. «Detengan la tortura y denme la comida que no me enferme», reclama el hombre de 62 años, que más que el dinero en sí, preferiría un buen plato en la mesa cada día en su celda, en la prisión donde cumple por robo a mano armada. Maisano llenó la primera demanda —la mayoría han sido desechadas por las cortes— el mismo día que entró en prisión en 1986. Si va a pasar muchos años más tras las rejas, al menos quiere sentirse un gourmet.