No dieron señal y seña, pero el periódico Kabar, de Arabia Saudita, reportó: Un saudí utilizó los altavoces del centro comercial donde hacía sus compras con su mujer y tres hijos para gritar a los cuatro vientos y se conociera en todos los pisos y tiendas que se estaba divorciando.
Tomó tan drástica determinación porque vio a un hombre darle a su mujer un papelito con su teléfono y ella lo puso de inmediato en su bolsa. Mejor en ridículo que con cuernos.