Andrzej Sobiepan, un estudiante polaco, no quería esperar durante décadas, así que tomó el toro por los cuernos y colgó furtivamente un cuadro suyo en el Museo Nacional de Breslavia: pequeño, en blanco y verde y con un trozo de cuero de cerdo con una hoja de acacia marchita. Entonces informó de su «hazaña» a una televisora local: «Decidí que no esperaría 30 o 40 años para ver mi obra exhibida en un lugar como este. Quiero sacar provecho de mis pinturas aquí y ahora». Sobiepan actuó de acuerdo a su apellido que significa «su propio amo». Lo mejor: las autoridades del Museo no advirtieron el cuadro durante tres días, ahora el pintor lo exhibe en su café y lo subastará este domingo para fines de caridad.