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Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano: un sueño compartido

Hace ya cuatro décadas, el sueño de un cine latinoamericano unido, auténtico y profundamente arraigado en nuestra identidad cultural tomó forma con la creación de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano

 

Autor:

Juan Carlos Sardiñas López

En el mes diciembre del año 2017, la secretaria general iberoamericana Rebeca Grynspan, hizo entrega a la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano de un reconocimiento otorgado por los Jefes de Estado y de Gobierno iberoamericanos en la XXV Cumbre Iberoamericana celebrada en Cartagena de Indias (Colombia), en 2016. Este reconocimiento se enmarcó en uno de los acuerdos emanados de la Cumbre de apreciar “el aporte al cine y el audiovisual regional” de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano (FNCL).

Durante sus casi 40 años de existencia, la FNCL ha sido elogiada en múltiples ocasiones por su labor a favor de la integración, promoción, preservación e investigación del cine y el audiovisual latinoamericano y caribeño. Tanto es así que, en febrero del año 2021, Miguel Díaz Canel Bermúdez, Presidente de la República de Cuba, visitó la sede de la FNCL, visita donde “ratificó el compromiso del Estado Cubano con el proyecto de integración del cine regional fundado por Fidel y el Gabo”.1

La creación de la FNCL tiene su origen en una decisión tomada por el Comité de Cineastas de América Latina (C-CAL), fundado en Caracas en el mes de septiembre del año 1974. En este encuentro se reunieron más de cuarenta cineastas latinoamericanos en gestión de solidaridad con los cineastas y el pueblo de Chile, a un año del golpe de estado perpetrado en ese país contra el gobierno constitucional del presidente Salvador Allende.

Desde el comienzo, la C-CAL tuvo claros objetivos políticos, ideológicos, culturales y artísticos. Con el paso de los años sus miembros vieron “…la necesidad de una organización superior dirigida al fortalecimiento del cine latinoamericano, en especial de las cinematografías nacientes, mediante el fomento de la producción, distribución y exhibición; a propiciar la investigación, docencia, conservación, archivo y difusión cultural de la obra cinematográfica latinoamericana; a procurar una creciente y efectiva solidaridad en el marco de la preservación del patrimonio cultural de los pueblo, y la dignidad y justicia social…”.2

Las condiciones para que esta idea comenzara a gestarse comienzan a darse en diciembre de 1979 cuando se inaugura el Primer Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano que da la posibilidad de que la C-CAL se reuniera en la Habana, y al mismo tiempo vinieran con sus películas cineastas del continente debido a que ya Cuba tenía condiciones para crear un ambiente propicio para discutir, compartir experiencias y crear un marco de solidaridad que incluía también a cineastas norteamericanos, europeos occidentales y todo lo que entonces se conocía como campo socialista .

En este sentido, un hecho de particular relevancia para la futura creación de la FNCL, relacionado con el Festival de la Habana, es que las películas latinoamericanas eran enviadas (dígase documentales, ficción o animados), varios meses antes, para ser vistas por las comisiones encargadas de organizar las diferentes secciones del Festival: cuáles irían a competencia, cuáles eran informativas... Este hecho posibilitó que una parte de esas películas fueran vistas por Fidel Castro. Había un interés por parte de la Dirección del ICAIC por seleccionar documentales y películas de ficción para que Fidel las viera y se familiarizara con el cine latinoamericano, el cual conocía de manera muy general, pero ahora tenía la posibilidad de verlas en su casa o en el lugar donde se dieran las condiciones.

De esa manera fue naciendo, a la par del Festival de Cine de La Habana, un sentimiento de identificación, de interés de Fidel por el cine latinoamericano.

Otro hecho importante a hacer notar es que ya desde el I Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, Alfredo Guevara invita al Premio Nobel de Literatura del año 1982, el colombiano Gabriel García Márquez, a formar parte del jurado del Festival. Y este acepta. Es así como el primer Presidente del primer Festival del Nuevo Cine Latinoamericano llega a ser Gabriel García Márquez, quien ya desde la década de 1970 tenía una relación mucho más estrecha con Cuba y en particular con Fidel.

Será entonces esta estrecha relación de Fidel con Gabo, clave para para el alumbramiento de algo más amplio y ambicioso de lo que había sido la C-CAL y fue el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano en La Habana la que creó las condiciones propicias, la atmósfera, tanto nacional como internacionalmente necesaria, para que este proyecto pudiera madurar y llevarse a cabo.

Fidel comienza entonces a reunirse regularmente con los cineastas latinoamericanos y la C-CAL para debatir y compartir experiencias y, a su vez, transmitirles a los cineastas sus impresiones sobre el cine latinoamericano al que estaba teniendo acceso gracias a los materiales que estaban llegando a La Habana, especialmente los documentales. Él ya conocía el cine de ficción latinoamericano, pero no conocía el cine documental. Ese vínculo va a crear lazos de afecto, de simpatía por los cineastas latinoamericanos y por el cine latinoamericano a lo largo de los años de la década de 1980.

Al mismo tiempo, empieza a surgir entre los miembros de la C-CAL la necesidad de ampliar y fortalecer el Comité de Cineastas de América Latina, hacerlo más numeroso y más amplio de lo que había sido desde su fundación en 1974 hasta el año 1982. En ese sentido es que surge la idea de crear una Fundación, una organización mucho más amplia que abarcara a todos los cineastas interesados en participar en ella del continente latinoamericano, y fueron Fidel y Gabriel García Márquez quienes se encargaron de hacer realidad este proyecto.

Es así que el 4 de diciembre de 1985, hace ya cuatro décadas, el sueño de un cine latinoamericano unido, auténtico y profundamente arraigado en nuestra identidad cultural tomó forma con la creación de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano. Creada como entidad sin fines de lucro, devino rápidamente en faro y motor de integración para cineastas de dieciocho países, guiados por la visión de su Presidente Gabriel García Márquez y, posteriormente, por su Directora General Alquimia Peña Cedeño.

La Fundación nació con un propósito claro y ambicioso: contribuir al desarrollo del cine latinoamericano, fomentar su integración y construir un universo audiovisual común que reflejara nuestras realidades, nuestras luchas, nuestras esperanzas. En ese camino, ha sido también guardiana de la memoria cultural de América Latina y el Caribe, rescatando voces, historias y estéticas que nos definen y nos unen.

Inestimable ha resultado la contribución de la FNCL al proceso de institucionalización del Movimiento del Nuevo Cine Latinoamericano. Entre las muchas acciones en favor del crecimiento y desarrollo del cine y el audiovisual latinoamericano y caribeño, se encuentra la creación en 1986 de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (EICTV); el esfuerzo sistemático por impulsar la visibilización del cine latinoamericano en espacios donde antes era prácticamente desconocido como en el Festival de Cine Latinoamericano de Tokio; la creación en 1993 de un Centro de Información, Documentación e Investigaciones con el objetivo de suplir la carencia de información actualizada sobre el espacio audiovisual de América Latina y el Caribe; el impulso a los estudios e investigaciones sobre el cine y el audiovisual regional que ha cristalizado en numerosas publicaciones; el apoyo a programas regionales de apoyo al audiovisual como Doctv Latinoamérica, un programa que busca fomentar la producción y teledifusión del documental latinoamericano; la creación de un Portal del Cine y el Audiovisual Latinoamericano y Caribeño, un Observatorio del Cine y el Audiovisual Latinoamericano y una Biblioteca Digital especializada en el cine y el audiovisual de la región entre otras muchas acciones.

Al cumplirse cuatro décadas de la creación de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, celebramos con profundo orgullo el legado de una institución que ha sido faro, puente y motor del cine y el audiovisual en nuestra región. La FNCL, nacida del sueño colectivo de los cineastas latinoamericanos y caribeños, ha sostenido con firmeza su compromiso con una cultura visual auténtica, crítica y profundamente enraizada en nuestras realidades.

Durante estos 40 años, la Fundación ha desempeñado un papel esencial en la promoción, producción y difusión de obras que narran nuestras historias desde nuestras voces. Ha sido plataforma de encuentro para creadores, espacio de reflexión para pensadores, y vitrina para mostrar al mundo la riqueza estética y temática del cine latinoamericano y caribeño.

Su labor en la preservación de la memoria histórica ha sido igualmente invaluable. A través de archivos, investigaciones y proyectos editoriales, la FNCL ha trabajado arduamente en la tarea de resguardar el patrimonio audiovisual de nuestros pueblos, asegurando que las imágenes del pasado sigan dialogando con el presente y proyectándose hacia el futuro.

Además, su vocación docente ha sembrado generaciones de cineastas e investigadores comprometidos con el arte y la verdad. Mediante talleres, seminarios, publicaciones y redes de colaboración, la Fundación ha realizado una contribución insoslayable a esa comunidad vibrante de creadores que continúa renovando el lenguaje audiovisual del continente.

Hoy, al celebrar este aniversario, rendimos homenaje a una institución que ha sabido conjugar visión, resistencia y creatividad. La FNCL no solo ha acompañado el devenir del cine latinoamericano y caribeño: lo ha impulsado, lo ha defendido y lo ha hecho crecer.

*Especialista Principal del Centro de Información, Documentación e Investigaciones de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano

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