Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Cómo se mueve la lengua

Muy interesante investigación embrionaria que ha «aperturado» mi amigo Floro.

Autor:

JAPE

No se trata de lo que usted, con esa mente llena de morbosas ideas, ha pensado. Ese tema también es muy interesante e instructivo, pero hoy quiero hablarles acerca de la lengua, refiriéndome al idioma, al lenguaje, y a su constante movimiento y desarrollo.

El tema lo trae a colación mi amigo Floro, quien, como ustedes saben, dedica su vida, entre otras tantas cosas, a hacer investigaciones relacionadas con nuestra cultura como ente distintivo y patrimonial de la nación. Mi eterno cofrade me ha escrito:

«Estimado JAPE, quiero que usted y los amigos del dedeté sean los primeros en tener noticias de mi más reciente investigación, que está relacionada con el hablar de los cubanos y como se va moviendo nuestra lengua o idioma, que, aunque proviene del castellano, ha sido enriquecida por el idioma de los indios taínos, y otras voces de diversos lares del mundo, que han recalado en esta tierra.

«La nuestra es una lengua viva, yo diría que vivita y coleando, que usan cotidianamente los nativos de la Isla, dentro del archipiélago y en el exterior. Aquellos cubanos que pernoctan por el mundo han llevado consigo su lengua… y también los ojos, la nariz, las orejas… como es de suponer.

«Una lengua extinta o muerta es la que ya no posee ningún hablante que habite una región reconocida, aunque algunos de sus vocablos se continúen usando en ciertos ámbitos científicos, religiosos, o en canciones que alguna vez estuvieron pegadas en una tribu, asentamiento nómada o imperio desaparecido. No es el caso del tema Mami, yo soy el Huno, que popularizó Atila en las llanuras danubianas allá por el año 400, después de Cristo.

«Mi investigación, aún en la fase embrionaria, está dirigida a reconocer aquellas palabras o frases que desaparecen de nuestro leguaje sociocultural, para dar paso a nuevas expresiones que se incorporan al habla cotidiano como parte del desarrollo empírico (a veces), y otras de manera lineal, porque alguien mete esa línea y ya.

«De esta manera podemos ver que frases que formaban parte del día a día del cubano ya marcan una notable tendencia a desaparecer. Por ejemplo: ¿quieres un buchito de café?, o aquel coloquial pedido: Vecina, dame un poquito de azúcar hasta que saque la que me queda en la bodega.

Se van perdiendo del panorama lingüístico cubano combinaciones de palabras al estilo de: regálame una pizquita de sal, préstame un par de huevos, o el popular aderezo, ¡échale limón!

Pero no hay de qué preocuparse, porque como estamos ante una lengua viva, y en constante movimiento, de igual manera aparecen nuevas formas de expresión que ya forman parte indisoluble de nuestro idioma. Estamos hablando de nuevas acepciones del habla, al estilo de «bajanda, qué rico pipi, ¡no vas!, eres una tóxica, el que puede, puede; por debajo del agua y déjalo quema’o…», entre muchas otras que ya han sido reconocidas por la RALC, Real Academia de la Lengua Cubana».

Sin dudas, muy interesante esta investigación embrionaria que ha «aperturado» mi amigo Floro.

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