Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Hay decisiones que nunca nos pesan

Évora estudió Periodismo en la Escuela Profesional de Periodismo Manuel Márquez Sterling y luego la licenciatura de esta disciplina en la Universidad de La Habana

Autor:

JAPE

Es imposible contar la historia de Palante, del periodismo y del humor literario cubano, sin mencionar el nombre de Évora Tamayo Maillo.

Esta laboriosa mujer que nació en Bayamo en 1940 es reconocida como periodista, escritora humorística e investigadora de todo lo concerniente a humor y gráfica. Está considerada, además, entre los fundadores de Palante, donde comenzó a publicar desde el tercer número y se mantuvo allí durante muchos años.

Según aparece en algunas compilaciones de sus datos biográficos, Évora estudió Periodismo en la Escuela Profesional de Periodismo Manuel Márquez Sterling y luego la licenciatura de esta disciplina en la Universidad de La Habana. Su nombre apareció en diversas publicaciones, como Combate, La Tarde,  Juventud Rebelde, Bohemia, Cuba Internacional, Upec, Unión y en las páginas de La Chicharra, El Sable, dedeté y, por supuesto, Palante, con prosa jocosa y peculiar estilo humorístico.

Incursionó en múltiples géneros literarios, siempre con excelentes resultados, particularmente en el policiaco. Quizá esa motivación y conocimiento del mundo detectivesco la llevó a realizar, en coautoría con Alberto Enrique Rodríguez Espinosa (Alben), una de las más antológicas y populares historietas del humor gráfico cubano, conocida como Holmos, en un simpático paralelo con el famoso personaje creado por Arthur Conan Doyle.

Évora Tamayo también se destacó en la investigación sobre el humor gráfico del siglo XIX, al publicar varios volúmenes sobre el tema, entre ellos, dos tomos bajo el título Más de cien años de humor político (1971 y 1984), realizados con Juan Blas y la colaboración de Oscar Hurtado.

Entre los títulos más conocidos de esta prolífera autora podemos encontrar además Cuentos para abuelas enfermas (1964), La vieja y la mar (1965), Fumando en pipa y otras costumbres, publicado en 1983, con ilustraciones de Alben, y Con permiso de... (1989), que contiene entrevistas realizadas para el semanario Palante.

Sus cuentos humorísticos han sido incluidos en diversas antologías: Una bocanada de humor (Editorial Letras Cubanas, 1981). Humor de puño y letra (Editorial Pablo de la Torriente, 1989) y 25 años de humor en Palante (Editora Abril, 1986).

Mucho queda por decir y contar de esta querida narradora, sin dudas, una de las inolvidables gestoras y defensoras de nuestro querido Palante. Evora Tamayo se instaló hace años en Estados Unidos y nunca dejó de ser baluarte del humor más auténtico.

En entrevista concedida a Pepe Pelayo para la sección Vis a Vis, en su sitio digital Humor Sapiens, aseguró que «hay decisiones que nunca nos pesan», cuando el entrevistador la interpeló acerca de su decisión de hacerse humorista.

Romance inglés

Lord Hamilton, cazador inglés por excelencia, pasó muchos años en África cazando gorilas. Desde el lejano continente solía escribir diariamente a su esposa que vivía en Londres. En esas cartas, Lord Hamilton contaba a su cónyuge su vida en la selva llena de peligros y cómo con su buen trato había conquistado la amistad de varios gorilas, entre ellos, uno que había bautizado con el nombre de Tom. Lord Hamilton se entregaba con fruición a relatar a su esposa las muchas virtudes que adornaban a aquel simio bípedo. ¡Qué inteligente era Tom! ¡Qué apuesto y hermoso era Tom! ¡Qué amistad tan hermosa había surgido entre Lord Hamilton y Tom!

No ocultaba el noble inglés que sin Tom no era nadie…

Y todo parecía marchar divinamente para lady Hamilton, que comprendía cuán agradecida debía ella sentirse hacia Tom. Y en las largas noches de espera, lady Hamilton soñaba con la selva, con la jungla, con Lord Hamilton y con Tom.

De pronto pasaron los años, se prolongaba la ausencia del aristócrata y se produjo un silencio epistolar, porque Lord Hamilton dejó de escribir a su idolatrada esposa.

Pasó mucha niebla sobre Londres.

Un día tocaron a la puerta de la vieja mansión londinense de lady Hamilton. Enseguida la elegante dama sospechó que aquel toque singular no podía ser producido por otro ser humano en todo el mundo, que no fuera el toque peculiar de su amado y no menos idolatrado esposo, lord Hamilton, quien, al fin, después de tantos años en la selva, regresaba al lado de su abnegada y fiel esposa.

Visiblemente nerviosa, lady Hamilton empolvó su naricilla, arregló las violetas del búcaro y después, muy lentamente, se acercó a la puerta. Pero de un golpe la abrió.

En efecto, un individuo vestido impecablemente de cazador inglés le dio los buenos días. Ella lo miró devoradoramente de arriba abajo y le dijo:

—¡Oh, darling! Eres tú, tú mismo, ¡Lord Hamilton!

A lo que aquel apuesto individuo, en perfecto inglés shakespeariano, le respondió:

—Perdón, lady Hamilton, yo no ser Lord Hamilton, I´am a gorilla. But, de todas maneras, they are very happy for ever.

Évora Tamayo Maillo (Évora) Del libro Humor de Puño y letra, Editorial Pablo de la Torriente, 1989

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