La conferencia internacional Nuevas narrativas: memoria, resistencia y reivindicación se inauguró este miércoles aquí en homenaje al aniversario 30 del programa de la Unesco sobre la Ruta de las personas esclavizadas, según reportó la agencia Prensa Latina.
Conocida anteriormente como La Ruta del Esclavo, el foro tendrá lugar hasta el 23 de agosto con el objetivo de analizar y debatir temas, como la resistencia, la libertad y la riqueza convertida en patrimonio que trajeron las personas desde África a través de una trata trasatlántica triangular.
Los europeos introdujeron en América hombres y mujeres de centenares de etnias, sacados a la fuerza del llamado continente negro, y con ellos arribó su cultura, dígase ritos, dioses, vestuario, comida.
El escritor, etnólogo e investigador cubano Miguel Barnet pronunció las palabras inaugurales y se refirió a que este programa de la Oficina de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) incluye múltiples propósitos vindicativos y es un diálogo intercultural dinámico.
Barnet dedicó su discurso a esta agenda de Naciones Unidas y apuntó sobre la necesidad de significar el legado de profundas raíces que poseen los descendientes de aquella «masacre». Hablo de la trata trasatlántica y mercantil triangular, un holocausto, de los mayores que han existido, puntualizó el escritor.
Mientras, el senegalés Doudou Diène, vicepresidente del comité científico del proyecto de la Unesco Las Rutas de las Personas Esclavizadas: Resistencia, Libertad y Patrimonio, manifestó que todo este proceso se enfoca en un factor histórico.
Es fundamental entender que esos individuos son resistentes, pero detrás de esa resistencia física está la resistencia cultural y ética, una cultura cimarrona, precisó Diène.
Aquellos esclavos estaban definidos como un bien, un inmueble, y la única fuerza era recurrir a sus dioses. De todo esto salió la santería y el candomblé (religión totémica y animista); también el capoeira (en Brasil), que más que un baile, se convirtió en un arma de combate, narró.
La sesión finalizó con la intervención especial del escritor nigeriano Wole Soyinka, premio Nobel de Literatura en 1986, quien señaló que el mejor tributo a las víctimas de la esclavitud y de la trata es la solidaridad y la unión para revertir esa fase.