El también autor del libro Durmiendo en Gaza asegura que en Cuba se siente como en su casa. Autor: Hugo García Publicado: 22/06/2024 | 10:32 pm
MATANZAS.— Najwan Darwish nació al norte de Jerusalén, en la frontera con Líbano. No sabe si podrá volver allí, pero lo intentará, me dice mientras participa en el Festival Internacional de Poesía Puentes Poéticos, que recientemente se celebró en la ciudad de los puentes. Al solicitarle esta entrevista salimos caminando desde Ediciones Vigía hasta el Paseo Cultural de Narváez, en la ribera del río San Juan.
Allí se toma varias fotografías. Se emociona y calla cuando nos adentramos en el tema del genocidio sionista contra los palestinos. Se anima en la conversación, que fue posible gracias a la traductora, ensayista y profesora norteamericana Katherine M. Hedeen, quien impartió también un taller de traducción a estudiantes de la Universidad de Matanzas como parte del programa del evento.
Darwish estudió Derecho, pero en un momento de su vida decidió dedicarse a la escritura. Luego se dio cuenta de que era periodista, pero sin saber qué le esperaba, y desde 2014 trabaja como editor jefe de la sección de artículos culturales en Al Araby al Jadeed. Por diez años ha laborado en ese periódico que ayudó a fundar, en Londres.
A partir de ese momento se responsabilizó con todo lo relacionado con la cultura y literatura y continúa en esa labor. Su
primer libro de poesía fue publicado en el año 2000. Es considerado como uno de los poetas contemporáneos más importantes de la lengua árabe y el más reconocido de su generación. Su obra ha sido celebrada internacionalmente y traducida a más de 20 idiomas, con notables ediciones en inglés y español.
Según el periodista y poeta cubano radicado en Estados Unidos, Víctor Rodríguez Núñez, quien tuvo a su cargo la selección y el prólogo de Una palabra en contra, el más reciente libro de Najwan, publicado por Ediciones Matanzas, la poesía de este autor gira en torno a un eje temático: la pérdida. El despojo es absoluto, material y espiritual, alcanza el grado cero, «y ya no nos queda nada más que perder.
«La tremenda poesía de Najwan Darwish es una rotunda victoria del pueblo palestino sobre el colonialismo israelí. Este poeta fundamental de nuestro tiempo, este verdadero maestro de la poesía dialógica, ha sabido como pocos convertir el dolor en belleza», subraya en el prólogo del texto Rodríguez Núñez.
—¿Considera su obra como un testigo de lo sucedido en Palestina?
—Cualquier escritor o poeta es testigo y debe ser testigo. Es mi esperanza ser un testigo, y no solo de la situación actual, sino de toda mi vida, de todo lo que he vivido, de mis esperanzas, pero no estoy seguro de lograrlo. Eso depende de las futuras generaciones, si quisieran que mi obra sea testigo.
—¿Sus libros han circulado en Gaza?
—En estos momentos no creo que circulen porque Gaza es un cementerio de libros. A lo mejor sí, pero no lo puedo afirmar. Han sido destruidas todas las bibliotecas públicas y personales. La mayoría de mis amigos han perdido completamente sus bibliotecas. En los últimos 17 años todo ha sido difícil para que algo entre a Gaza, porque está bajo asedio continuo. Mis libros llegaron a mis amigos, pero con tantos bombardeos e incendios, sin dudas se han quemado.
—¿Mantiene contacto con esas amistades, sabe de sus destinos?
—Por supuesto. Ha sido muy difícil, con algunos he perdido la comunicación y a otros los han matado. Más de cien amigos artistas, periodistas o escritores han muerto. Tenía un amigo llamado Saleem, que en el mismo día fue asesinado junto a su esposa e hijas. Toda esa familia fue borrada en un solo día.
—¿Cree que la intelectualidad mundial, los artistas y periodistas, deberían agotar todas las posibilidades en defensa del pueblo palestino?
—Los artistas e intelectuales deben defender lo humano, no solo a los palestinos, sino a todos los seres humanos. Ahora en Cuba, pienso en su pueblo y el bloqueo que sufre, y eso es también algo que todo el mundo debe conocer, que no es solo el pueblo palestino, sino que hay otros pueblos que sufren.
—El pueblo cubano siempre ha apoyado la causa de Palestina…
—No miro la tierra con gafas nacionalistas. Sin embargo, a pesar de eso quiero a ciertos pueblos y países, y tengo razones por las cuales los quiero. En Cuba me siento como en casa. Estoy preocupado por la situación actual y la futura, y para cambiar las cosas lo
único que tengo son las palabras. Yo he tenido buena relación con poetas palestinos de generaciones anteriores, pero quiero al cubano Víctor Rodríguez Núñez más que a todos ellos. Cuando pienso en mis antepasados, pienso en Víctor.
—¿Qué significa que se conozca la realidad palestina a través de su obra en otros idiomas?
—Conozco las limitaciones de la poesía y a veces me molesto por eso. Para mí el éxito literario es algo que tienes que enfrentar con una sonrisa irónica. Con esto te quiero decir que no lo tomo muy en serio.
—¿Cómo se siente al ver publicado su primer libro en nuestro país?
—Para mí el libro más querido es la edición de mis poemas escogidos Una palabra en contra. Yo sé lo que enfrenta Cuba con más de 60 años de bloqueo. Me emociona mucho tal generosidad de los cubanos; el bloqueo no puede romper ni destruir esa generosidad. Pienso que nunca he estado en un lugar más generoso que en Cuba.
—Si mañana termina el conflicto, ¿cambiaría en algo su obra?
—No es un conflicto, porque para eso los dos lados tendrían un equilibrio. Lo que existe es una desproporción. Es un proyecto colonialista y criminal, y aunque han logrado ingresar a las Naciones Unidas, eso no quiere decir que sea un país. En ese aspecto Israel es el nombre colonial de Palestina, es un país muy pequeño, único, que desde la época de Cristo se ha llamado Palestina. En los medios
occidentales se intenta demostrar que hay dos Estados luchando, pero en realidad hay solo un país pequeño y un proyecto colonialista que ocupa ese país.
«Ese proyecto colonial está apoyado por el proyecto colonialista de Occidente, por Estados Unidos y otros regímenes colonialistas europeos. La poesía y los poetas deben ser modestos cuando se habla de los grandes acontecimientos históricos. Mi poesía no se limita al tema de Palestina. Por mi nacionalidad soy un poeta palestino, pero soy un poeta árabe, del Mediterráneo, podría ser oriental o caribeño».
—¿Se ha inspirado a escribir durante su estancia en Cuba?
—Desde que llegué he escrito todos los días muchas páginas en mi agenda. La situación que sufre Cuba me recuerda mucho a Palestina, me muestra cómo un poder colonialista intenta romper el alma de una nación, y lo que me agrada es que esa alma no se ha roto. Los cubanos quieren de verdad al pueblo palestino.
—¿El arte y la poesía deben tener una posición política?
—Hasta la brisa es política, todo es política. Alguna poesía del siglo XX, la mala, le ha dado una mala reputación a la poesía política. Todo lo que hacemos, todos nuestros actos, son políticos. La definición de político para mí es considerar y cuidar a los otros, que todos seamos seres humanos, no el quehacer de los políticos profesionales.
—¿Qué importancia reviste publicar poesía en los medios de prensa?
—Hay que defender la poesía, porque nos defiende a nosotros, y si podemos usar nuestras mentes, es necesario defender lo que nos defiende. Cuando pensamos en la poesía, pensamos en la dignidad humana, en la niñez, en el amor y en los valores que nos hacen seres humanos. Es necesario defender esos valores.
—¿Ha disfrutado del festival de poesía en Matanzas?
—Lo que más me ha gustado es que lo crearon los propios poetas, también la calidad de la poesía cubana y de los poetas invitados. Espero que este festival continúe. Me ha emocionado mucho el saludo del festival al pueblo palestino, me ha conmovido que se le dedicara a su causa, eso lo considero como una acción muy sincera, y que también se haya honrado a la poeta Nancy Morejón y saber que es tan joven a sus 80 años.
—¿Piensa volver a Cuba?
—No sé cuándo, solo te aseguro que regresaré. Hubiera querido venir a Cuba antes, creo que he llegado un poco tarde, pero voy a mantener mi relación con el pueblo cubano, con su poesía y poetas, tanto en esta vida como en la próxima.