Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

La prolífica vida de un servidor de la cultura

Abel Prieto fue invitado al espacio El autor y su obra

Autor:

Amado René Del Pino Estenoz

El autor y su obra, un espacio de promoción literaria pensado para acercar al público al patrimonio que representan los escritores vivos, se prestigió con la invitación extendida por el Instituto Cubano del Libro (ICL) a Abel Prieto Jiménez, actual Presidente de la Casa de las Américas.

El Teatro Hart de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí —escenario de profundo calibre para la vanguardia cultural y letrada— fue el ámbito de encuentro y agasajo para el autor de colecciones de relatos como Los bitongos y los guapos (1980), No me falles, gallego (1983), Noches de Sábado (1989), de narraciones novelescas como El vuelo del gato (1999), Los viajes de Miguel Luna (2012) y de enjundiosos ensayos como Apuntes en torno a la guerra cultural (2017), que le han reservado un lugar de referencia dentro del movimiento editorial cubano.

Los colegas que respondieron al llamado del ICL para la exégesis de su obra —Marilyn Bobes, Miguel Barnet y Francisco López Sacha—, aportaron preciosos detalles sobre la relación profesional, intelectual y emocional que han sostenido con Abel Prieto a lo largo de su trayectoria vital de aportes socio-culturales a la nación y de concepción de universos ficcionales.

Gracias a ese testimonio múltiple descubrimos la sensibilidad estética y conceptual de Abel Prieto, profundizada durante sus años de formación universitaria. Su visión de la praxis cultural se fue desarrollando con el aporte de reveladoras lecturas —José Martí, José Lezama Lima y Antonio Gramsci— complementadas con el trato fecundo y generoso de personalidades que acompañaron su crecimiento espiritual y creativo como Camila Henríquez Ureña, Eduardo Heras León, Cintio Vitier y Roberto Fernández Retamar.

Prieto Jiménez, reconocido entre sus contemporáneos por sus virtudes de narrador y ensayista, ha compaginado con maestría a lo largo de décadas el ejercicio de creación literaria con su gestión en el ámbito de la diplomacia cultural. Sus dotes de comunicador y animador de nuestras instituciones culturales merecen ser reconocidas en venideras acciones públicas, para descubrimiento y confirmación de quienes defendemos el poder movilizador de la palabra.

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