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Narciso de nuevo ante las aguas

El colectivo mexicano Teatro de la Rendija nos visitó en 2018 durante un Mayo Teatral con una versión de El divino Narciso, y ahora volvio a propósito de la 30ma. Feria Internacional del Libro de La Habana 

Autor:

Frank Padrón

El colectivo mexicano Teatro de la Rendija nos visitó en 2018 durante un Mayo Teatral con una versión de El divino Narciso, y ahora volvio a propósito de la 30ma. Feria Internacional del Libro de La Habana —como se sabe dedicada a México— para congratularnos una vez más, y permitir el encuentro con quienes aquella vez no lo hicieron, mediante la loa y (ahora, fragmentos) del auto sacramental concebidos por Sor Juana Inés de la Cruz en los lejanos siglos de Oro. Lejanías, a propósito, que bien acercan estas jóvenes actrices bajo la dirección de Raquel Araújo, en una lectura muy contemporánea y contextualizada de la escritura teatral que debemos a una de por sí avanzada y precursora monja-escritora.

Desde el recinto que ahora acoge (teatro Martí), la Directora se dirigió al auditorio diciendo algunos de los Versos sencillos de Martí, y reafirmando los lazos culturales entre ambos pueblos, pues allá también nuestro Apóstol estableció sólidos vínculos personales y sociales.

Juana de Asbaje —en religión Sor Juana Inés de la Cruz—, quien defendiera sutilmente los derechos indígenas sobre sus propias creencias, no muy diferentes en lo esencial de las impuestas por el catolicismo colonizador, también transubstanció el mito griego del joven que se enamoró de su imagen con la historia bíblica del crucificado.

Las mexicanas, en un extraordinario diseño de espacio escénico a cargo de Oscar Urrutia, discursan desde el verso prístino del barroco sorjuanino en torno a la autoexploración del cuerpo, el derecho a la libre sexualidad, el conocimiento propio y la igualdad de géneros, algo que, bien se sabe, trasciende la actualidad no solo mexicana, sino continental, y ostenta una indiscutible universalidad.

El desplazamiento coreográfico de las actrices, la incorporación desde el audiovisual, tanto de pinturas clásicas como de referencias ecológicas y sociopolíticas muy contemporáneas (a veces reflejadas hasta en las ropas) en una escenografía tan sencilla como imponente, la música como otro actante imprescindible y el trabajo excepcional de Nara Pech, Liliana Hesant, Nicté Valdés, Gina Martínez, Sásil Sánchez y Fátima Medina —en un larguísimo texto, versificado de principio a fin, al que no se suprime una sola línea— convierten a El divino Narciso en todo un lujo que hace cuatro años pudimos disfrutar plenamente en la sala Tito Junco del Centro Cultural Bertolt Bretch, y esperamos en otro momento poder hacerlo nuevamente.

Claro que en esta ocasión, al tratarse de un «botón de muestra» de toda la pieza, el espectador se lleva tan solo una idea de lo que realmente constituye la vasta, deslumbrante e inclusiva puesta, pero algo es algo, y tener a esta Sor Juana siempre contemporánea en medio de una fiesta literaria como la que celebramos, es motivo para agradecer.

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