Darién Peña Prada apuesta por las formas clásicas de la poesía. Autor: Cortesía del entrevistado Publicado: 02/05/2022 | 11:31 pm
TRINIDAD, Sancti Spíritus.— La literatura es su templo. Hasta allí llegan su sinceridad, esencias, desatinos y objetividades. Darién Peña Prada se refugia en ese espacio para vivir en otros muchos mundos, una necesidad para su espíritu eternamente galopante.
«En mi poesía pueden encontrar las formas clásicas. Me gusta mucho la música que despide un endecasílabo, los alejandrinos, los octosílabos… —se presenta ante las miradas cuestionadoras por encontrar un joven en pleno siglo XXI con esos gustos—. Trato de alejarme de la prosa poética y verso libre, tal vez haciendo reacción a la cantidad que abunda de estos géneros en el panorama nacional e internacional».
Fiel a ese criterio nació Bestia contextual, el libro que puso en concurso en el Premio Calendario, convocado por la Asociación Hermanos Saíz (AHS), y que se llevó palmas y elogios del prestigioso jurado en el acta de los premios: «El texto revela el nacimiento de un poeta cuya expresión rinde tributo, con una impresionante voluntad de estilo, a las formas métricas tradicionales de la poesía española, en particular del soneto cuya factura es, como se sabe, un verdadero reto a la creación literaria desde tiempos medievales».
Una verdadera satisfacción para cualquier escritor es conocer los criterios de Nancy Morejón, Arístides Vega Chapú y José Luis Serrano, y mucho más si es su primer lauro: «La noticia la recibí con euforia. Soy un poeta inédito. No tenía muchas expectativas de ganar porque es un libro de sonetos, estructura métrica que no se premia con sistematicidad en concursos cubanos, en los que abundan la prosa poética y el verso libre.
«De mis textos fue el que consideré más redondito, por decirlo de alguna manera. Ya estaba casi terminado, porque los autores nunca concluimos los libros: siempre tenemos que quitarles o ponerles, y cada vez que lo leemos encontramos algo…, pero Bestia contextual estoy bastante conforme, y sabía que al Calendario hay que tirarle duro y con todo porque es el concurso más solicitado por los jóvenes.
«No soy competitivo. Simplemente participo en los concursos porque visibilizan y permiten una publicación, más allá de las posibilidades de las editoriales territoriales, especializadas y nacionales».
Junto con la escritura, a este joven trinitario se le encuentra siempre entre acordes trovadorescos. Sus versos necesitan de melodía, y mucha de la música que le rodea precisa de su escritura.
«La literatura es la profesión que elegí, aunque no me dé el pan nuestro de cada día. Lo equilibro con las actividades que sí lo hacen. Diariamente hago ejercicios literarios, leo, pulo las herramientas con las que esculpo los versos…
«Pero vengo de una familia que canta y toca guitarra. Por ese ambiente es que se me ve más rodeado de trovadores que de los propios escritores», reconoce quien en Telegram sostuvo constantes publicaciones entre acordes y poesías, un tanto para aliviar los días más complejos de la pandemia.
Desde su Trinidad —ciudad de la que solo escapa para tomar bocanadas de oxígeno con sus amigos de la Trovuntivitis, en Santa Clara—, ha empujado junto a otros buenos lectores el proyecto cultural-editorial Callejas: en el mismísimo corazón de la Ciudad Museo del Caribe nacen libros manufacturados para regalar.
Alrededor de 200 ejemplares de un mismo título, pero con un carácter único en las portadas y las ilustraciones, llegan en presentaciones singularísimas a las manos de quienes prefieren disfrutar de las letras que atesoran sus dos colecciones: Sueltos y El SolDado.
«Creo que la literatura es la manifestación que menos tropieza con los dictados de la comercialización del arte en Trinidad, una villa hermosísima que respira poesía en cada una de sus esquinas, tejas, piedras… y eso facilita la creación.
«Aquí hay mucha concentración en vender la postal al turista, de ahí que encontramos propuestas ceñidas a eso en las galerías, y existan centros nocturnos con música que solo aspira a hacer bailar, aun cuando su intérprete quizá tiene ganas de regalar una melodía triste.
«Para alejarme de ese monstruo comercial visito Santa Clara: una gran capital cultural. Voy a las ferias del libro y me codeo con escritores jóvenes y trovadores. Y creo que esa realidad se mantendrá mientras no cambien las mentalidades, tanto de administrativos como de artistas.
«El turista consumirá lo que se le dé con sinceridad y profundidad. Es cierto que muchos vienen buscando la postal, pero otros no. Trinidad tiene que aprender mucho en este sentido y abrirse para que sus creadores puedan producir lo que realmente deseen hacer».
Darién Peña Prada se deja arrastrar por sus instintos. Lo mismo se le ve regalando nasobucos con frases de profundo lirismo con el sello Callejas que sumergido en otros proyectos de libros.
«Ahora mismo trabajo en dos poemarios. Uno se titula La forja y va a contener obras en formas clásicas, tradicionales como el soneto, la décima o el verso alejandrino. Tiene como columna vertebral la relación del Adelantado Pablo con la fundación de las villas en la novela Los pasos perdidos, de Alejo Carpentier, asumido desde todas las aristas. Además, laboro en un libro de décimas».
Apasionado de la obra martiana, este joven sabe que el camino recién comienza. Una extensa vereda le queda por delante para seguir construyendo esos muchos mundos que en el fondo son las esencias de Darién.