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La coreógrafa inglesa Gemma Bond está realizando un montaje con el BNC que se debe estrenar en el mes de abril. Autor: Cortesía del BNC Publicado: 04/02/2022 | 10:12 am
Desde que la primera bailarina Viengsay Valdés asumió la dirección general del Ballet Nacional de Cuba (BNC) se planteó como premisas mantener vivo el legado de la Prima Ballerina Assoluta Alicia Alonso, así como respetar la historia y tradición de la compañía fundada el 28 de octubre de 1948.
Otra de sus intenciones fue traer de vuelta a la escena parte del valioso repertorio del BNC, integrado por casi 700 obras, muchas de ellas con las firmas de los coreógrafos cubanos Iván Tenorio y Gustavo Herrera.
Al mismo tiempo proyectó sumar nuevas creaciones de renombrados coreógrafos internacionales lo cual, en su opinión, posibilita a los bailarines alcanzar mayor versatilidad de movimientos e incrementar su calidad técnica y artística.
Uno de los nombres que Viengsay ya había anunciado era el de Gemma Bond (20 de julio de 1982), nacida en la localidad de Bedfordshire, Inglaterra, quien se unió al Royal Ballet en el año 2000 y desde el 2008 forma parte del American Ballet Theatre (ABT), donde debutó como coreógrafa en 2010.
«Ella cuenta con una carrera extensa. Ha coreografiado para el ABT, el Atlanta Ballet, el New York Theatre Ballet y The Hartt School, entre otras compañías, y tiene un gran aval artístico por lo que incorporar su obra a nuestro repertorio es una oportunidad que no podíamos perder.
«La pieza la queremos estrenar en abril y además se presentará para el Festival Internacional de Ballet de La Habana “Alicia Alonso”», adelantó la directora general del BNC.
Recientemente, Bond inició su trabajo coreográfico con la compañía cubana. La obra aún no tiene título. Según comentó la coreógrafa, su principal fuente de inspiración fue una música que escuchó en Spotify y le pareció preciosa.
Se trata de un tema donde se habla de un viernes santo y aunque no se considera religiosa cuando leyó el texto tuvo una conexión, inmediatamente, con el mismo. Para ella es una coincidencia que el ballet se va a estrenar, precisamente, un viernes.
«Entonces me basé en la canción y a partir de ahí comencé a trabajar en los movimientos de la pieza. De esta manera me conecto con la letra. Me gustaría que los bailarines también lo hicieran para que comprendieran lo que quiero decir».
Para Bond una coreografía no es la simple sumatoria de pasos sino más bien algo que debe tener un propósito definido. Ha revelado que su método consiste en crear movimientos donde el vocabulario parte del ballet clásico tradicional pero la forma de colocar el cuerpo, las manos y las piernas es similar a la de una clase de ballet.
En su opinión resulta muy fácil y agradable trabajar con los bailarines cubanos porque le ponen el alma a lo que hacen, tienen mucha pasión y cuando bailan ella siente que están en sintonía con sus emociones. En otros lugares del mundo no ha tenido la misma experiencia, dijo.
Como es la primera vez que monta una coreografía con el BNC todavía no ha definido el elenco que interpretará su coreografía porque cada uno de los jóvenes con los que ha ensayado tiene sus propias habilidades técnicas y su estilo personal, algo que la ha sorprendido gratamente.
Por el momento, lo único que sabemos, a ciencia cierta, es que intervendrán cinco parejas y dos dúos de solistas que ocuparán el centro de la pieza.
Tendremos que esperar al regreso de Bond, en fecha cercana antes del estreno, para conocer los nombres de los bailarines seleccionados para esta nueva obra que incrementará el repertorio y el prestigio del BNC.
