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Más que especiales para presentar

El austriaco Hubert Sauper, candidato al Oscar en 2004 por Darwin’s Nightmare, no solo lo piensa sino que lo pone en práctica. Su más reciente ejemplo es Epicentro, una de las seis obras seleccionadas para que tuvieran «Presentación Especial» en esta fase de diciembre del 42do. Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

«A veces se piensa en los documentales como algo aburrido: un profesor con una biblioteca atrás que te explica el mundo. Eso no me interesa. Los especialistas tienen sus lugares, pero no tienen su lugar en mi película». El austriaco Hubert Sauper, candidato al Oscar en 2004 por Darwin’s Nightmare, no solo lo piensa sino que lo pone en práctica. Su más reciente ejemplo es Epicentro, una de las seis obras seleccionadas para que tuvieran «Presentación Especial» en esta fase de diciembre del 42do. Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, que culmina el venidero domingo 13 y que dio inicio con una de ellas, ese clásico nombrado La última cena, de Tomás Gutiérrez Alea.

En ese grupo de La última cena también se halla Epicentro, la entrega con la cual Sauper clasificó para este apartado y que, según él mismo ha explicado en diversas entrevistas, «no es un documental histórico», sino que determinó elegir a niños habaneros de diez años, quienes «cuentan el final de un Imperio (el español) y el comienzo de otro (el estadounidense)» con el objetivo de que el público descubra «esta locura de la historia».

Quien ganara con este título el Gran Premio del Jurado al Mejor documental en Sundance no le caben dudas de que «una película debe transportar una experiencia de vida, algo fuerte y fascinante, pero no transportar los hechos y números: eso existe, pero en libros o Wikipedia (...). Diderot dijo: “No aprendemos de la información: solo aprendemos de las experiencias. Y esa debería ser la tarea del arte”», insiste.

¿De qué se trata esta coproducción entre Austria y Francia? Resume la sinopsis: Retrato de la Cuba republicana a donde aún resuena la explosión del acorazado Maine en 1898. Este suceso terminó con el dominio colonial español en las Américas y marcó el comienzo del imperio estadounidense. En ese mismo momento y lugar nació una poderosa herramienta de conquista: el cine de propaganda. El director explora un siglo de intervencionismo y creación de mitos junto a la extraordinaria gente de La Habana; en particular, sus niños.

Hubert Sauper, que con este material se propuso «entender la sicología de los imperios», afirma que la «de Europa, América y África es una historia de cientos de años de imperialismo y antimperialismo, de colonización y de anticolonización. Cuba trata de los mismos temas y es el “epicentro” de las Américas: está geográficamente en el centro, fue línea de colisión en América entre comunismo y capitalismo con la Guerra Fría y la Crisis de los Misiles, y era el epicentro del Imperio español (...). La esclavitud, el colonialismo y la globalización del poder tienen una línea directa y todo se encuentra en La Habana», ha explicado las ideas que lo llevaron a rodar el filme que el sábado 12 iniciará su exhibición en La Rampa de un modo más singular.

En Epicentro, Sauper hace notar, además, que en esa época del hundimiento del acorazado Maine se daba otro acontecimiento que le resultaría muy útil a Estados Unidos para la propaganda política. «Tenían una tecnología nueva de hipnosis de masas que vuelven la opinión pública en favor de la guerra. Y esa nueva tecnología se llamaba el cine».

El 2020, año doloroso y de muchas pérdidas, también partió Conceição Senna, la querida cineasta, directora (Memória do sangue, Brilhante y Anjos de Ipanema) y escritora (A menina, a guerra e as almas y Ser tão mulher), amiga de Cuba, quien conociera a su compañero de toda la vida, Orlando Senna en 1961, durante el rodaje de Festa. A partir de ese instante inicia un vínculo no solo referido a la relación de pareja, sino también a una entrega total hacia el cine brasileño y latinoamericano de estos dos seres admirados en todo el continente, miembros de los movimientos tropicalia y del Cinema novo y luchadores contra la dictadura militar de su país.

Justo Orlando, el segundo director de la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños, y Conceição Senna, protagonista de El dragón del mal contra el guerrero santo (1969) y muy recordada por su desempeño en clásicos al estilo de Antonio das mortes, de Glauber Rocha; Iracema, uma transa amazônica, de Jorge Bodanzky y Orlando Senna; Coronel Delmiro Gouveia, de Geraldo Sarno; Ópera do malandro, de Ruy Guerra; y Chega de saudade, de Laís Bodanzky, son el centro de O amor dentro da câmera (El amor adentro de la cámara), documental de los directores Lara Belov y Jamille Fortunato.

A los realizadores estadounidenses Marcia Jarmel y Ken Schneider les tomó cuatro años seguirles la pista a dos músicos sobresalientes, Ilmar y Aldo López-Gavilán, para rodar Los Hermanos (The Brothers) que nos entera del momento en que ambos se encuentran por primera vez en un escenario.

Sucedió que Aldo permaneció estudiando piano en Cuba, mientras que Ilmar partió a perfeccionar el violín a la Unión Soviética; luego se trasladó a España hasta que finalmente se asentó en Norteamérica. «Siguiendo sus vidas paralelas, su conmovedor rencuentro y sus primeras actuaciones trascendentales juntos en escenarios de  Estados Unidos y en momentos especiales en Cuba, este documental, creemos, es una visión matizada e intensamente conmovedora de las naciones distanciadas durante mucho tiempo, a través del lente de la música y la familia», ha explicado Ken Schneider.

Tras la materialización de este documental, laureado en el Woodstock Film Festival 2020, Ilmar, quien se encargó de los arreglos, y Aldo, autor de las piezas, dejaron registrado el disco Brothers que contiene obras como Quick Tune, Pájaro Carpintero, Viernes de Ciudad, Hermanos y Epílogo / Pan con Timba.

Un año más que Marcia Jarmel y Ken Schneider, le dedicó el británico Mark Craig a Running For The Revolution  (Corriendo por la Revolución), el documental que atrapa desde el mismo inicio en que el gran Alberto Juantorena dejó sin aliento a su país con aquella inolvidable carrera de los 800 metros planos de los Juegos Olímpicos de Montreal 1976, donde el ilustre santiaguero se coronó también como campeón olímpico de los 400 metros.

Cuando Running For The Revolution vio la luz en el cine 23 y 12, una vez más Juantorena volvió a emocionar a los presentes: «Quien le hubiera dicho al muchachito que correteaba por las calles de Santiago de Cuba que un día correría por la Revolución, sin la cual no hubiera sido nada».

Para llevar adelante este proyecto, Craig convocó no únicamente a familiares y amigos, e involucró a ese pueblo que adora a su deportista estrella, sino que además consiguió el testimonio de atletas de la estirpe de Frederick Newhouse (Estados Unidos), Mike Boit (Kenia) y Sebastian Coe (Gran Bretaña).

El sexto título, Castro’s Spies, se filmó en blanco y negro bajo las órdenes de Ollie Aslin y Gary Lennon, para una vez más presentarle al mundo las razones por las cuales Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, Ramón Labañino, Fernando González y René González se convirtieron en agentes de la inteligencia cubana infiltrados en Estados Unidos, en la década de los 90 del pasado siglo, en grupos terroristas como Alpha 66, Hermanos al Rescate y la Fundación Nacional Cubano Americana, establecidos en la ciudad de Miami, centro principal de las agresiones contra Cuba.

La vida de los Cinco antes del arresto y sus operaciones en suelo estadounidense constituyen el nudo principal de Castro’s Spies, un documental que no debemos dejar de ver.

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