Mario Miguel García Piña. Autor: Rubén Núñez Acosta, estudiante de Periodismo Publicado: 03/09/2020 | 10:55 pm
Calle Seis. Esa sería la canción con la cual Mario Miguel García Piña, el líder de Enfusión, se quedaría si lo obligaran a tal sacrilegio. Para todo creador, su obra es una parte de sí mismo, pero Calle Seis es el testimonio más querido de mi infancia, dice, «una etapa de infinita felicidad. Narra el momento en que me despedí de los juegos para abrazar la guitarra».
—Pero, ¿seguiste jugando después?
—Claro, seguí jugando. Jugué a crear grupos, a parecerme a Los Beatles, jugué a hacer canciones con mis amigos.
—¿Cuándo te acercaste por primera vez a una guitarra?
—En mi familia existía una fuerte influencia hacia el canto lírico, incursioné también en el teatro. Con 11 años la guitarra llegó a mis manos.
—¿Qué músicos han influido en tu carrera?
—En un principio los que a todo el mundo: Silvio, Pablo, la música rock, y fundamentalmente la de Los Beatles. En mi obra hay rastros de los sonidos que marcaron a mi generación, bebí del trabajo de Carlos Varela, de Frank Delgado y de Habana Abierta.
—¿Cómo surge la idea de crear el grupo Enfusión?
—Como una mezcla de mi trabajo con el que realizaba el trovador Noslen Porrúa; existía una necesidad de influenciarnos mutuamente, cada cual desde su concepción musical y espiritual.
—El tiempo y la madurez creativa de ambos hizo que aparecieran diferencias notables...
—Efectivamente, pero creo que Enfusión sirvió para que se enriqueciera el trabajo de ambos a la hora de componer. El repertorio del grupo no daba abasto para dos creadores que se encontraban en plena efervescencia. Noslen fue a perseguir la sonoridad que ansiaba y yo seguí.
—Siempre agradeces el apoyo que ha recibido Enfusión por parte de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), de la que eres parte.
—Sí, lo digo convencido, le debo una parte importante de mi carrera a la Asociación. Mediante ella no solo hemos tenido la oportunidad de viajar por toda Cuba, de aparecer en televisión y de participar en importantes eventos nacionales, sino que nos dio las herramientas para pararnos frente a un jurado y convertirnos en profesionales.
—Varios de los participantes iniciales del grupo salieron de las escuelas de Instructores de Arte, existió entonces un debate: ¿su futuro debía ser el magisterio o la creación propiamente dicha?
—Me tocó muy de cerca, Noslen es egresado de las primeras graduaciones, en mi opinión de las mejores, aunque algunos se quedaron en las aulas, muchos instructores se dedicaron a la creación. Hoy día engrosan las asociaciones de creadores, podría mencionar disímiles ejemplos.
—En 2018 Enfusión celebró los diez años de Barrio Abrázame. ¿Cómo se conforma la discografía del grupo?
—Barrio Abrázame formó parte de una serie de conciertos llamados Verdadero complot. Eran promovidos por la Asociación Hermanos Saíz, luego la Egrem los grababa y masterizaba, con el objetivo de que los creadores tuvieran su primer material grabado. Se trataba de un disco oficial, pero sin carácter comercial. Ya en 2014 apareció Bendita indisciplina, con Bis Music, un soporte donde además se incluyen dos videoclips.
—¿Existe un salto creativo entre una producción y la otra?
—Más que un salto creativo existe uno sonoro. Barrio Abrázame tenía un estilo mucho más acústico, en Bendita indisciplina opté por darle mucho más peso a la música de banda.
—¿Qué tiene Enfusión a la vista? ¿Qué vendrá?
—El grupo ha tenido una regeneración en cuanto a los músicos, y una restructuración sonora para crear el sonido con el que una vez soñé, contando con muy pocos recursos. Presentamos también un proyecto de disco a la Egrem que contará con Luis Alberto Barbería como productor. Queremos buscar un espacio fijo, un cuartel general desde el cual operar, algo que en Bejucal perdimos.
—¿Y hacer música en Mayabeque?
—Difícil. Mayabeque y Artemisa siempre han sido una especie de traspatio de La Habana. Creo que la situación ha sido distinta en provincias del interior del país. Los proyectos de esas regiones fueron apoyados a nivel local, esto les permitió irrumpir con más fuerza en todos los escenarios.
—¿Es conocido el trabajo de Enfusión fuera del territorio?
—Tal vez hace unos años era más conocido, pero nunca hemos contado con una divulgación sostenida. En los círculos donde se mueve la música alternativa, las personas nos reconocían e incluso nos pedían canciones específicas.
—¿Cómo evalúas el panorama musical cubano actual?
—Cuerda Viva ha hecho un trabajo de resistencia para defender los espacios de los nuevos creadores. No soy de los que ve el vaso medio vacío, creo que la música alternativa no está en un mal momento. Antes solo podíamos hablar de Buena Fe, y en los 90 de Moneda Dura. Tenemos un espectro musical mucho más amplio, liderado por Toques del Río y Cimafunk.
—¿Cuánto ha influido Bejucal en la sonoridad y la estética de tu trabajo?
—Mucho. Un amigo muy cercano al trabajo del grupo nos dice que lo mejor de Enfusión es que suena a Bejucal. Aunque podemos tener canciones muy diversas, las sonoridades de las congas están en el ADN del proyecto.