Bodas de Oro, plata y bronce Autor: Adán Iglesias Publicado: 18/01/2020 | 07:37 pm
Mi querido amigo Floro, luego de algunos meses de ausencia, según él porque está inmerso en la realización de una serie documental, me ha escrito una misiva en la que me comunica un importante acontecimiento que tendrá lugar en su vida:
«Amigo Jape, en este año que cierra la segunda década del siglo XXI cumplo ocho lustros de relación matrimonial. Realmente no sé bien si son 40 o 30, para mí ha sido un siglo. Lo más notable del hecho es que ya son pocas las parejas que rebasan los 20 años de feliz convivencia y muchas personas me preguntan cómo hemos podido alcanzar esta significativa suma de días, meses y años de vivir el uno para el otro y viceversa.
«Luego de un profundo análisis y estudio de la vida (mi vida, en este caso) y de confrontar con algunos amigos y amigas que han acumulado una notable cantidad de años de relación con su pareja, he logrado concretar algunas premisas que parecen ser la fórmula para poder optar por una medalla, por un lugar en el podio de la vida matrimonial: oro, plata y bronce; o sea, 50, 25 y ocho años (según corresponda) después del feliz día de la boda. Aclaro que este estudio es unisex, sirve tanto para hombre que para mujeres.
«Trate de que en la casa haya dos televisores. No importa el tamaño ni la marca, lo importante es que ambos se vean y estén en habitaciones diferentes de manera que se pueda disfrutar de la novela y el fútbol, o de Tras la huella y la pelota al mismo tiempo.
«Después de los primeros 20 años utilice más a menudo palabras cariñosas y mimos. Mi amor, mi vida, cariño, mi reina, mi rey... No importan si le suenan vacíos o le quedan sobreactuados. Su pareja sabe que es mentira, pero en el fondo le gusta escucharlos.
«Monte de vez en cuando alguna escenita de celos. No afecta si para ello utiliza a la vecina que es 20 años mayor, o al mandadero que es más feo que Pantera. No cometa nunca el error de usar como pretexto a alguien más joven y atractivo que usted… esto podría despertar pensamientos e intereses que no existían. Es importante no extralimitarse en el tiempo. Con diez o 15 minutos de celos es suficiente.
«Si su pareja le anuncia que se ausentará varias horas o varios días del hogar por algún motivo, muéstrese profundamente disgustado, aunque en el fondo esté loco porque se pierda un tiempo. Esta contrariedad no debe exceder las dos horas, luego hágase el tolerante y comprensivo, e incluso ayúdele a preparar la maleta.
«Si es usted el (o la) que viaja o se aleja por un tiempo, no regrese sin traer algún presente en sus manos. No importa si lo acaba de comprar en la tienda de la esquina o lo encontró en la parada del ómnibus que lo trajo de vuelta a casa. Al entregarlo a su media naranja no olvide las palabras mágicas: “Lo vi y me acordé de ti, por eso lo compré”.
«Cuando la cifra de años de matrimonio rebasa el cuarto de siglo evada el sexo, o al menos hágalo con menor periodicidad. Digamos dos o tres veces… al año. Esto le evitara serias discusiones, trapos sucios y frases hirientes como: ya tú no estás para esto, nunca me esperas, lo hiciste para salir del paso, parece que ya no te gusto, mejor te hubieras quedado dormido…».
Mi amigo Floro insiste en que estas son solo algunas recomendaciones. En cuanto al inciso de cero relaciones sexuales con tu pareja acota que no puede dar soluciones alternativas y concluye diciendo: «A esa edad ya ustedes son bastantes mayorcitos como para saber cómo resolver dicho déficit, nunca olviden que acumular años de vida matrimonial lleva algunos sacrificios».