Regino Eladio Boti no es poeta de moda. Ahora bien, la moda no es un proceso natural, es más bien artificial. A veces inducido. De moda deberían estar los poetas del presente y, sin embargo, existen atinados poetas que su obra no asoma entre los planos de la actualidad. Es decir, no se ven sus libros.
Tal vez esa sea la ley. Y estos o aquellos poetas, como casi todo escritor, viajarán al olvido según se suceden las generaciones. Y con suerte, formarán parte de un catálogo en las bibliotecas o aparecerán en los diccionarios biográficos, y entre otros esperarán la resurrección lírica. Nunca segura, dicho sea de paso.
Regino Eladio Boti, sin embargo, tuvo una especie de emersión desde el olvido. En 2013 se celebró el centenario de Arabescos mentales. La comunidad culta en Cuba sabe que Boti con ese libro impulsó la poesía cubana hacia la modernidad.
Fue justo, por tanto, que festejáramos los cien años de cuando Boti empezó a actualizar la poesía nacional sobre la herencia cubana de autores tan hondos y descollantes como José Martí y Julián del Casal. Acompañado en la misma época por libros de Agustín Acosta y José Manuel Poveda, el poemario de Boti transformó el predominante y decadente verso de principios del siglo XX, escrito en mayoría, según Helio Orovio, por rimadores de domingos.
Nacido en 1878 y muerto en 1958, Regino Eladio Boti Barreiro se evaluó como un cubano que sentía «como nadie el patriotismo de campanario». Y confesó: «La iglesia de mi aldea, la esquina de mi casa, ¡cuán elocuentes siendo tan silenciosas! El cubano que no lo es por los cuatro costados me estomaga, tanto el americanizante, como el afrancesado o el hispanófilo».
Uno de los sonetos de Arabescos mentales describe en el primero de sus dos cuartetos: La tarde era una aurora; el sol poniente/ incendio, entre las lindes del ocaso./ Rojas nubes amantes a su paso/ le besaban con ósculo fulgente.
Atardecer cubano. Por esa puerta nuestra poesía empezó a sintonizarse con la nueva época. Por lo menos, tengámoslo en cuenta. En la edición del centenario, aún en librerías he visto este libro precursor.