«La intención del movimiento es recolocar la cerámica en sitio de privilegio en la Isla de Juventud», dijo Yanela Licourt, organizadora del evento. Autor: Roberto Díaz Martorell Publicado: 21/09/2017 | 06:39 pm
NUEVA GERONA, Isla de la Juventud.— La cerámica de Harriet Wheeler, elaborada con caolín de la otrora Isla de Pinos en los años 20 y 30 del pasado siglo, es la inspiración histórica de ese arte en el territorio, donde algunas de sus piezas decorativas y utilitarias se conservan en el Museo Municipal de esta ciudad.
Según Jane McManus en su libro La Isla cubana de ensueño —Premio Memoria 1996—, algunas de las creaciones de Harriet perduraron más allá de su muerte en manos de Sylvia Baker, Edith Sundstrom, Peggy Rice y otras amistades, quienes continuaron usando sus tazones, jarras, platos y tazas.
Harriet Wheeler, una estadounidense plattista resistida a abandonar la Isla, tuvo el mérito de introducir el arte de la cerámica artística y utilitaria en este territorio insular cubano, que en los años 70 y 80 del siglo XX copó el mercado nacional con sus producciones vajilleras, comentó a JR Beatriz Gil Sardá, especialista de Patrimonio en la localidad.
A ese período de esplendor le siguió el de constreñimiento de la economía, a causa de la caída del campo socialista. Y, precisamente, porque el contacto con la cultura local y las flexibilidades en los modos de gestión pueden también contribuir a solidificar la identidad de los pueblos, los pineros artistas se afincan actualmente en el propósito de devolverle aquí a la cerámica su lugar cimero.
Para rescatar el arte
Tras varios intentos de recuperar uno de los íconos de la Isla de la Juventud, un grupo de 16 creadores formó un movimiento con diseñadores, artistas y tecnólogos para recolocar a la cerámica en sitio de privilegio, dijo Yanela Licourt, organizadora principal de esta iniciativa.
Y con tal fin tuvo lugar un primer evento, del 15 al 21 de agosto pasado, que incluyó en su concepción un coloquio sobre los procesos tecnológicos para el desarrollo de ese arte con diferentes materias primas, a cargo de Ariel Peña y Antonio Lewis, especialistas en la temática, además de jornadas expositivas y de creación.
«La cerámica artística está vinculada con el arte y la tecnología, y guarda estrecha unión con la vida del ceramista», dijo Lewis.
«Queremos confraternizar también con los trabajadores de la industria ceramista y rescatar la labor con la arcilla roja de la localidad, buena por su plasticidad y fundente, solo utilizada en el municipio en la producción de materiales de la construcción», explicó José González, uno de los artistas impulsores del proyecto.
Durante el recorrido por las áreas de labor, el artista Elías Heredia pulió una pieza con una piedra lisa. Levantó la vista y sin dejar de trabajar comentó: «Así se maneja la técnica de pit fire (cocción primitiva con carbón), introducida en el territorio por el colega norteamericano Joel Benet en 1999, para que, durante el proceso de quemado, la obra fije los tintes de algas, cortezas de árboles y hojas».
En los cinco días que duró el evento, los creadores moldearon las arcillas roja y gris (caolín) en modalidad libre, y utilizaron para la cocción de sus obras diferentes técnicas, entre las que se destaca el rakú, con demostración de ese proceso de quemado ante el público, que por su singularidad siempre resulta un espectáculo.
El término cerámica procede del griego antiguo, y es conocido como el arte de fabricar vasijas y objetos de arcilla u otro material por acción del calor, es decir, cocidos a una temperatura superior a los 400 o 500 grados Celsius. Además de denominar la técnica y su actividad, también da nombre al conjunto de piezas y a la producción.
Un recuento necesario
Cuando en mayo de 1964, Ernesto Che Guevara, entonces ministro de Industrias, inauguró la planta procesadora de caolín en Isla de Pinos, se aseguró la materia prima para la producción de neumáticos, medicamentos, productos cosméticos, papel y cerámica industrial de todo tipo.
Según se recoge en el libro La Isla..., en 1972, la artista Amelia Carballo Moreno, luego de graduarse de la Academia de San Alejandro, vino a este territorio insular a trabajar en la escuela de arte. Ya se había decidido crear la industria de la cerámica, y a ello la escuela de arte le sumó una nueva dimensión.
A finales de los años 70 del siglo XX se amplió la industria y se crearon una decena de talleres en diferentes poblados del municipio, gracias a que algunos artistas y trabajadores se capacitaron en la antigua República Democrática Alemana, entre quienes estuvo el diseñador Pedro López Blanco, ahora con 33 años de experiencia.
En 1980 Alemania colaboró con este programa, para el cual aportó tecnología y contribuyó a la formación y especialización de trabajadores y técnicos, a fin de respaldar la producción de vajillas en dos fábricas con capacidad para unas 3 000 toneladas de mercancías.
La cerámica artística ha encontrado aquí un espacio para su fecunda existencia en la escuela de artes plásticas Wifredo Lam, el politécnico de cerámica, los talleres experimentales de artes aplicadas, el Fondo Cubano de Bienes Culturales y en eventos como Todo Cerámica y Tesoro.
Continuidad y futuro
A sus 90 años, Desiderio Farradá, un jubilado de la industria ceramista pinera, siente regocijo por saber que sus compañeros se empeñan actualmente en recuperar uno de los íconos de la economía local. Y aunque apenas se han dado los primeros pasos y queda mucho por hacer, al menos estimula el nuevo aliento, el interés compartido entre las autoridades y los creadores locales en el municipio especial. Sucede que la cerámica no puede dejar de verse como una expresión identitaria de la economía pinera, y el territorio cuenta con yacimientos de caolín suficientes para su explotación por más de 20 años, lo que habla de una garantía material que ayudaría al buen desenvolvimiento de ese arte.
Hoy la huella de Harriet todavía es perceptible aquí en los seguidores de su obra, quienes se empeñan en perpetuar esta antiquísima práctica cultural.
Parte de ese patrimonio tangible fue exhibido en días recientes en la galería de arte Martha Machado, de Nueva Gerona, donde el público pudo apreciar las obras elaboradas por destacados creadores cubanos, entre ellos, Nelson Domínguez, Alberto Lescay, Agustín Villafaña y José Fuster.