Heterodoxo, de Annabelle López Ochoa, se estrena este fin de semana en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso. Autor: Nancy Reyes Publicado: 21/09/2017 | 06:25 pm
En septiembre de este año Danza Contemporánea de Cuba (DCC) arribará a su 57 aniversario y, sin perder el alto nivel artístico y técnico que la distingue, permanece tan renovada y activa como si hubiera visto la luz justo ayer. No por gusto, y a pesar de los contratiempos que no dejan de aparecer en el camino, continúa siendo «la madre nutricia de la danza en la Isla», como la considera el poeta y ensayista Jorge Brooks, mánager de la agrupación.
De lo anterior están dando fe este fin de semana los virtuosos bailarines del importante conjunto danzario, quienes tienen la responsabilidad de estrenar mundialmente Heterodoxo, de Anabelle López Ochoa, autora también de Reversible, presente en el porgrama. Se suma Identidad a la -1, de George Céspedes, quien firma Matria Etnocentra, con la que conquistara el Premio Nacional de Coreografía 2015 de la Uneac, y que estos mismos jóvenes llevarán a la escena del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, los días 29, 30 y 31 venideros. Entonces en la sala García Lorca estará Cénit, pieza de Laura Domingo, que se verá por vez primera.
Intenso programa
Aunque desde 2006 la coreógrafa, escritora y realizadora audiovisual Laura Domingo Agüero forma parte de DCC, en la cual se desempeña como profesora, fue ahora que concibió para dicha agrupación Cénit, una pieza que surgió a partir de una colaboración con los bailarines, según explica a Juventud Rebelde.
«Quería crear algo novedoso y apareció Cénit, que solo toma siete minutos para explotar el virtuosismo en varios registros», explica esta muchacha que comenzó a descubrir su pasión por idear nuevos pasos en 2009, cuando hizo de la Escuela Nacional de Ballet su laboratorio.
«Con Cénit no pretendo establecer un estilo definido en mi manera de coreografiar, como tampoco quiero hacerlo en la literatura ni en el cine. Lo que me interesa es transmitir un discurso claro. Trata sobre la condición de encierro. Y en verdad quisiera que se grabara en la memoria del espectador de una manera precisa», desea Laura, egresada del Instituto Superior de Arte y conocida por los amantes de la danza, a partir de que le entregara al Ballet Nacional de Cuba títulos al estilo de Ígneos y Dulce es la sombra.
Al igual que Laura Domingo, Annabelle López Ochoa ha dejado su huella en la compañía que dirige la prima ballerina assoluta Alicia Alonso, en cuyo repertorio aparecen piezas de su autoría como el pas de deux La pluie y la aplaudida Celeste. Premiada por A Streetcar Named Desire (Un tranvía llamado deseo) que realizó para el Scottish Ballet, la reconocida creadora belgo-colombiana no es en lo absoluto desconocida para DCC, que ha presentado en diversos escenarios una pieza como Reversible.
Con Heterodoxo (se podrá apreciar asimismo del 29 al 31 en la García Lorca), Annabelle López Ochoa ha convocado esta vez a los jóvenes del conjunto que conduce el maestro Miguel Iglesias. «Es una obra —señala— que expresa la angustia que sufre Europa por los ataques a ciudadanos inocentes, en una guerra contra un enemigo que aún no se sabe quién es. El arte de hoy debe hablar de la sociedad de 2016. Tendrá su estreno mundial en esta bella isla que me ha permitido hacer un llamado a que luchemos contra el terrorismo, la estigmatización y la traición entre los hombres».
Feliz se siente Annabelle López con esta colaboración que desde hace un tiempo sostiene con DCC. Le atrae, afirma, la pasión desbordante y la entrega de estos muchachos en el escenario. «Bailan como si su vida dependiera de ello, lo cual inspira a cualquier artista».
Laura Ríos se halla entre las bailarinas que defenderán Cénit y Heterodoxo. «Nos corresponde asumir el reto de interpretar del modo más convincente tanto la obra de Laura, que posee una exigencia técnica muy elevada, que constituye una coreografía muy física, complicada y detallista; como entregar lo misterioso de Heterodoxo, que nos lleva a crear nuestro propio mundo, partiendo de la evolución».
Para su colega Norge Cedeño, miembro de DCC desde septiembre de 2008, las presentaciones de este fin de semana y el que viene serán muy intensas, por los altos requerimientos técnicos y artísticos del espectáculo. «En mi caso, tendré que intervenir en todas las piezas del programa. Es un gran desafío por la variedad de las piezas, que van de un estilo al otro. Pero lo haré gustoso. Estoy seguro de que el público sabrá valorar el esfuerzo y saldrá complacido del teatro».
Caminos y desafíos
Para esta nueva temporada de Danza Contemporánea de Cuba, el rol que ha jugado el maître Yoerlis Brunet ha sido esencial. Lo más importante para este destacado ensayador es «la pasión, el amor y las vivencias que logro extraer de los bailarines, son los principales elementos que busco, y a su vez los ingredientes fundamentales para hacer coreografías más realistas».
Ocurrió que esta vez el montaje de Cénit, Heterodoxo, Matria Etnocentra, Reversible e Identidad a la -1 llegó a la compañía justo después de que un grupo de bailarines la abandonara, y de que fueran recibidos otros 19 talentos. Por tal razón mayor ha sido la responsabilidad que recayó sobre Yoerlis Brunet. «Me ha tocado lograr que los bailarines entiendan las exigencias del coreógrafo, en momentos en que los autores no participan del proceso creativo. Pero sacamos adelante las obras».
Por supuesto que todos se vieron obligados a crecerse para que no se resintiera la calidad de las propuestas artísticas. Al menos así lo hicieron, según confesaron a JR, no solo Laura Ríos y Norge Cedeño, sino también Thais Suárez, graduada de la Escuela Nacional de Arte, que reconoció que ha sido una experiencia estimulante, pero difícil.
«Siempre ha existido entre los bailarines del grupo una relación emocional muy fuerte. Somos como una familia, que durante muchos años ha trabajado unida, viéndonos a diario... Lo primordial es que hemos podido empezar una etapa que ha requerido de nosotros una entrega total, lo que en verdad le agradecemos a coreógrafos como Anabelle López y Laura Domingo, que nos han conducido a crear nuevas experiencias, nuevos lenguajes, que nos han llevado a crecer como personas y artistas, lo que incide positivamente en el presente y futuro de la compañía».
«Hemos sabido aprovechar esta situación que hubiera podido ser muy negativa, apunta Laura Ríos. Pero la “presión” se volcó en un trabajo más serio, más a conciencia. Considero que nos sobrepusimos y ahí están los resultados. Me reconforta saber que el néctar de la compañía no se ha perdido».
Esa es una de las razones por la cual Miguel Iglesias apuesta por los jóvenes, «con los que siempre enfrentamos el desafío de, una vez dentro, llevarlos a ser mejores personas y artistas. Busco la perfección a la hora de despertar emociones, en Danza Contemporánea de Cuba no únicamente se baila. Nuestro arte tiene que emocionar, tocar, transmitir ideas, sentimientos. Es por eso que en mis 31 años como director de la compañía me he vuelto adicto a ella. Vivo más con cada función, cada estreno, con cada obra».
Y no únicamente vivirán días emocionantes el maestro y su compañía con estas actuaciones en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, sino que también esperan que el público, para el cual trabajan, las disfruten al máximo.
Ello explica que todos, encabezados por Iglesias, se hayan propuesto que el 2016, en el que se anuncian siete estrenos mundiales, sea prolífico para DCC. Y siguen con los sueños, al decir de Miguel:
«En febrero iniciaremos el proyecto Islas creativas, en colaboración con Dance Consortium, de Gran Bretaña. Durará tres años y en él participarán coreógrafos de prestigio internacional como Theo Clinkard, Russell Maliphant y Akram Khan.
«El objetivo es organizar talleres en los que los bailarines puedan aprender otros estilos y donde se den las condiciones para desarrollar nuevos coreógrafos en la Isla. La ganancia será total, sobre todo para ese público que siempre anda pendiente de lo mucho que tiene que decirle Danza Contemporánea de Cuba».