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Sin el cine no soy nada

Directora y productora de cine, organizadora de eventos, artista consagrada con su obra y amiga de las artes, Lourdes de los Santos, es una gran entrevistadora que ahora se convierte en «víctima»

Autor:

Ana Laura Palomino

Directora y productora de cine, organizadora de eventos, artista consagrada con su obra y amiga de las artes, así es Lourdes de los Santos, una gran entrevistadora que ahora se convierte en «víctima».

Alicia, la danza siempre, Fiat Lux, Barroca, y Copa y espada, son algunas de sus obras. Incansable mujer, ha organizado el concierto El siglo de las luces, del compositor José María Vitier en el Teatro Nacional; la Muestra de Cine Cubano en el Festival de Cine de Biarritz, Francia, en 1998; la Muestra de la Televisión Serrana en el ICAIC en octubre de 2000... Como si no fuera suficiente, también preparó el disco de música para cine del maestro Leo Brouwer, en 1999.

Sus ansias como investigadora la han llevado a conocer un poco más la cultura de su país, rico en tradiciones.

—¿Cómo fueron sus inicios en el cine?

—Acababa de graduarme de Historia del Arte y comencé como asistente de producción en el Icaic, realizando documentales de productores consagrados, ahí tuve la oportunidad de colaborar con Oscar Valdés. Luego trabajé en solitario como productora junto a Bernabé Hernández, otro de los íconos del género. Con él aprendí, disfruté e hice dos proyectos, de los cuales uno resultó reconocido con el Primer Premio Coral en el I Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.

«Luego continué trabajando en la producción de documentales en una etapa en la cual se realizaban 40 por año, la mayoría sobre personalidades de la cultura».

—¿Usted los escogía?

—En realidad me los asignaban, quizá tuvo que ver con el hecho de que yo fuese graduada de Historia del Arte, o porque en aquella época se abordaba mucho el tema, claro, sin dejarse de publicar otros de corte social y político.

—¿Qué significó estar tan cerca de Humberto Solás?

—Fue impresionante. Me vinculé a Humberto gracias al casting de la película Cecilia. Era la encargada del proceso de selección de actores y extras, una labor realmente ardua, pues me vi obligada a profundizar en la sociedad del siglo XIX.

—¿Cómo resultó la experiencia de ese rodaje?

—Difícil, yo buscaba actores y extras que reflejaran esa sociedad de la manera correcta y me di cuenta de que si quería lograr un buen acabado debía encontrar muchachos en las escuelas de arte. Imagínate que Edesio Alejandro estuvo entre los escogidos y bailó en la contradanza de Cecilia.

—¿Qué la impulsó a realizar su primer documental, Alicia, la danza siempre, en 1996?

—En realidad fue un encargo. Laura Alonso me pidió que hiciera un documental sobre Alicia. Ahora no recuerdo bien por qué motivo, aunque en el caso de Alicia siempre sobran las razones. Como teníamos mucho material en nuestros archivos me lancé a realizarlo. La oportunidad fue de oro, porque conocí de cerca a ese paradigma del ballet cubano.

—¿Por qué se interesó en el ritual del que se habla en su documental Copa y espada?

—Descubrí por una amiga, Cary Cruz, la existencia de este ritual en Güines, que se realiza en honor a Santa Bárbara y Shangó. Me llamó la atención que muchos desconocían de su existencia. Sin embargo, los devotos a estas deidades les expresaban un respeto y un fervor sin límites. Un proyecto de esos que te convocan en cuanto sabes de su existencia, quizá tuvo que ver con mis eternas ganas de investigar, no sé.

—¿Producir o dirigir?

—Debo decir que sin el cine no soy nada, pero si tuviera que escoger: dirigir. Mover los hilos para obtener el resultado esperado, que las personas se sorprendan con las cosas que soy capaz de hacer, y claro, sorprenderme a mí misma. No hay comparación posible, no hay una sensación igual a la de un trabajo bien logrado.

—¿Qué considera que debemos rescatar en el audiovisual cubano?

—La diversidad. Hoy día los directores de cine y documental se enfrascan en representar solo la realidad cubana, es cierto que la situación que atraviesa el país es compleja, pero eso no impide tratar en los proyectos audiovisuales otros temas de interés para la población. Queda mucho por descubrir, otras maneras de hacer reír, entretener y educar.

—¿En qué proyectos trabaja actualmente?

—Quiero hacer un documental; se habla mucho de los que se van, pero no de los que regresan. Me parece que es un proyecto interesante.

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