Cienfuegos, trapiches, ingenios y centrales. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 05:18 pm
CIENFUEGOS.— «¿Y Zoila Lapique escribió de Cienfuegos?», pregunta con asombro un joven a un amigo, y el diálogo es uno de los tantos que provoca el revuelo de páginas que el Prado cienfueguero ha visto pasar de mano en mano por estos días.
Cienfuegos, trapiches, ingenios y centrales, escrito por Zoila Lapique Becali y Orlando Segundo Arias ha sido uno de los textos que ha movido el interés de los sureños, porque es este un libro que aborda la historia original de la región, y logra relacionar la industria azucarera con los sucesos históricos de interés nacional acaecidos en el territorio.
Sin dudas, a uno de estos jóvenes se le «pasó» la presentación del volumen en la biblioteca provincial de esta ciudad, donde se abrió un espacio para conversar con los autores, que JR aprovechó para recopilar algunas anécdotas.
«Entre los hechos de trascendencia nacional ocurridos acá en Cienfuegos, y que están estrechamente ligados a la industria azucarera, se ubica la Batalla de Mal Tiempo, de la cual se archivan anécdotas muy interesantes, recogidas en los testimonios de algunos protagonistas de esta contienda militar», explicó Orlando Segundo durante su intercambio con los perlasureños.
«Uno de ellos narra que los heridos fueron atendidos en los cañaverales del ingenio perteneciente al presidente del Partido de Unión Constitucional; en sus tierras se montó el campamento y el hospital mambí donde se restablecieron los ayudantes del Generalísimo Máximo Gómez y de Antonio Maceo.
«¡Ah!, y en esa navidad todos los heridos cubanos festejaron con confituras de la mejor calidad, obsequios del médico que los atendía y que posteriormente se alzó junto a ellos en la manigua».
La pasión de Orlando Segundo por las historias contagió a los presentes, quienes le exigieron otro repaso por esos caminos donde se entrecruza la industria azucarera con las luchas por la defensa de la Patria.
«Otro de los sucesos importantes tuvo lugar en el central Covadonga, situado en las cercanías de Aguada de Pasajeros —apuntó el escritor—. Allí se instituyó una de las dos direcciones fundamentales de la ofensiva de las fuerzas revolucionarias en el aplastamiento de la invasión mercenaria por Playa Girón.
«En las instalaciones del central, 180 milicianos con solo 11 fusiles organizaron un puesto de combate; habían recibido instrucciones del Comandante en Jefe de defender su posición, a toda costa, de la compañía de paracaidistas enemigos, lanzada a dos kilómetros, que venía ocupando bateyes y caminos».
Esta revisión histórica despertó las nostalgias de Segundo Arias, quien inquieto, preguntó al público si alguien sabía dónde estaba la Playa de Marsillán…
Ante el silencio de la mayoría, el autor invitó a indagar sobre esa parte de la historia cienfueguera reseñada brevemente en el libro. «Esta era una deuda de los habitantes de este territorio con los patriotas fusilados en sus orillas, empapada de sangre cubana con harta frecuencia. Entre ellos, el casi adolescente Leopoldo Díaz de Villegas Díaz y Díaz de Villegas —hijo del importante General revolucionario Juan Díaz de Villegas—, fue fusilado el 4 de abril de 1871, con solo 19 años.
«Este joven, que se alzó junto a su padre desde 1869 —nombrado capitán auxiliar de la División Cienfuegos—, fue sorprendido, por una delación, con las armas en la mano el 24 de marzo. Su ejecución demoró varios días porque sus carceleros esperaban que traicionara a su padre, a lo cual se negó sin vacilaciones».
Estos pasajes de las luchas libertarias que Orlando Segundo Arias compartió con los sureños, formarán parte del imaginario de aquel muchacho que junto a su amigo se alejó, en aquella reciente jornada de la XXI Feria, con el libro Cienfuegos, trapiches, ingenios y centrales bajo el brazo.