Medular es la relación que existe entre el director (Demetrio Villaurrutia, derecha), el realizador de sonido (Vladimir Labrada, izquierda), y de los locutores. Autor: Roberto Suárez Publicado: 21/09/2017 | 05:17 pm
Cuando se hace referencia al «proceso productivo» de un medio de prensa marcado por la práctica diaria, todo pudiera parecer cuestión de costumbre. Sin embargo, en la rutina del trabajo constante se esconden sorpresas y aguardan novedades que enriquecen la labor colectiva.
Radio Rebelde, emisora fundada el 24 de febrero de 1958 por el Comandante Ernesto Guevara, en la Sierra Maestra, transmite, las 24 horas del día, una programación esencialmente informativa. Próxima a cumplir 54 años, pondera con el quehacer diario su responsabilidad como referente noticioso de la Radio cubana. El Noticiero Nacional de Radio (NNR), con cada emisión, ratifica esa certeza.
Por eso, hasta el tercer piso del ICRT llegó nuestro diario para conversar acerca de las interioridades de un espacio que, desde hace 20 años, identifica la labor de Radio Rebelde.
Se separan las frecuencias
Segundos antes de la 1:00 p.m. se separan las frecuencias de Radio Rebelde. Por FM sale al aire el Noticiero, mientras que por AM continúa la programación habitual. Por esta razón, explica Pablo Giró, director de Política Editorial de la emisora, Radio Rebelde logra mantenerse en el éter 24 horas.
Demetrio Villaurrutia, director del NNR desde al año 1998, confiesa que cada emisión guarda sorpresas y afirma que en la confianza está el peligro, porque de no tomarse las medidas necesarias, «el Noticiero te pasa por arriba».
Por eso, previo al inicio de cada emisión, el colectivo realiza un trabajo de mesa para revisar el guión y coordinar todos los detalles.
El Noticiero, explica Demetrio, posee una estructura abierta, lo cual implica que está sujeto a cambios y modificaciones durante el desarrollo de la emisión. «Tenemos un guión que contiene las pautas necesarias, pero no es una camisa de fuerza. No obstante, el 90 o 95 por ciento del contenido debe salir en el orden que está».
El balance
En la confección del espacio noticioso se debe tener presente el balance como elemento fundamental para el éxito de las emisiones. Para el director, esa armonía no solo se garantiza a partir de la labor de los periodistas y corresponsales que reportan desde las provincias del país, sino que también se determina con lo que se redacta.
«Debe haber equilibrio temático, geográfico, e incluso de voces. La radio es un medio tecnológico donde la curva dramatúrgica debe estar en consonancia con el contenido y forma de lo que sale al aire. Los secretos de un programa informativo van todos orientados a captar la atención y estimular al oyente».
Los informativos nuestros no están exentos de los problemas que puede enfrentar la prensa en nuestro país, refiere Villaurrutia. De ahí que la calidad de los espacios dependa en gran medida de las habilidades profesionales, preparación de los periodistas y dominio técnico (lenguaje radiofónico, voz, sonido, etcétera).
Cada medio tiene sus particularidades, fortalezas y debilidades. La radio, además de mantener la inmediatez de la noticia y la información, debe preocuparse porque el oyente reciba los contenidos de manera agradable.
«Una de las máximas que rigen el quehacer en el NNR es que la intencionalidad está dada por el contenido, el discurso radiofónico, la hechura y, especialmente, por el momento en que emites los materiales.
«Si “quemas” los mejores trabajos al inicio es muy probable —sobre todo en este medio, donde la escucha es discontinua y no permanente—, que los oyentes pierdan interés».
Dinámica y comunicación
Como un cuerpo que depende de la efectiva conjunción de todas sus partes, podría describirse el desempeño del NNR. La buena dinámica, la sintonía y la eficacia de la comunicación entre todos los miembros del colectivo constituye un principio inviolable.
Una de esas relaciones medulares se patentiza entre el director, el realizador de sonido y los locutores. Para ilustrar esta correspondencia, particularmente con el realizador de sonido, Demetrio comenta que es como embarcarse en un viaje por tren donde maquinista y conductor tienen un punto de salida, otro de llegada y paradas intermedias. Vladimir Labrada, realizador de sonido con el cual labora hace más de un año, demuestra poder llevar el Noticiero «solo», porque sabe dónde debe parar, en qué momento, y a qué velocidad.
Parte del colectivo presente en la cabina de transmisiones coincide en que la inmediatez del medio exige tener rapidez a la hora de tomar una decisión. En los espacios que salen en vivo al aire no hay tiempo para detenerse a pensar, lo cual no significa cometer errores, sino tener la «chispa» necesaria para actuar con agilidad.
Para César Arredondo, fundador del NNR y quien comparte la locución con Idania Martínez Grandales y Marlon Marlon, esa labor implica una gran responsabilidad. «Asumir la idea de que esta tarea es fácil porque se realiza día tras día, resulta un error. Hay que estar muy atentos a las orientaciones del director y permanecer alertas, para así poder salir airosos ante cualquier variación», asegura este profesional, por diez años consecutivos el mejor locutor de estos espacios.
El reloj de cabina marca la hora. El director lo observa detenidamente. Son exactamente la una con 24 minutos y 21 segundos. Parte del colectivo del programa Visión, que le sigue, ya espera afuera. «Hay que respetar el tiempo, eso es sagrado».
A la 1:30 p.m., Demetrio da la señal y en la cabina retumba la conocida frase que marca la despedida del Noticiero y que además identifica a Radio Rebelde: «La verdad se dice así: Noticiero Nacional de Radio. Buenas tardes»...