Cesária Évora, una amiga del pueblo de Cuba. Autor: Internet Publicado: 21/09/2017 | 05:16 pm
Cesária Évora, la reina de la morna o la diva de los pies desnudos, murió este sábado a los 70 años de edad en el Hospital Baptista de Sousa, en la isla de San Vicente, en Cabo Verde, a causa de una insuficiencia cardiorrespiratoria aguda y una tensión cardiaca elevada. Por su gravedad había ingresado en la unidad de cuidados intensivos y alternaba momentos de lucidez con momentos de inconsciencia.
Evora, nacida en la ciudad de Mindelo en la isla de San Vicente el 27 de agosto de 1941, se había retirado de los escenarios en septiembre por motivos de salud y, desde París, en donde se encontraba, decidió volver a su país para pasar allí sus últimos días con sus dos hijos y sus dos nietos. Desde la operación a corazón abierto que sufrió en mayo de 2010, la cantante se había sometido a diversas intervenciones y su estado de salud era cada vez más delicado. Por eso, se vio obligada a cancelar los conciertos que tenía previstos para cerrar el año.
Entre los principales éxitos de su carrera artística se encuentra el Grammy en 2004 al Mejor Álbum de música contemporánea por su trabajo Voz de Amor. Cantó en los escenarios de los mejores auditorios del mundo y recorrió el planeta desde China y Australia hasta Brasil o Estados Unidos. Vendió más de 6 millones de discos y fue merecedora del reconocimiento unánime a su voz y su forma de cantar. Realizó dúos con Caetano Veloso, Sakif Keita, Compay Segundo, Bonnie Raitt, Erykah Badu, Goran Bregovic, Chucho Valdés, Marisa Monte o Pedro Guerra.
El éxito le había llegado tarde, cuando ya tenía 50 años y llevaba muchos arrastrando su talento por bares y tabernas como el Café Royal, de Mindelo, donde la llamaban desde las mesas y cantaba de pie ante los clientes a cambio de unos escudos o un vaso de grog, el aguardiente local. Pero a principios de los noventa, el mundo le abrió sus brazos y ella dejó atrás una vida de pobreza y menosprecios. Desde entonces se mantuvo de la mano del productor José da Silva, con los discos Mar azul y Miss Perfumado, y con la canción Sodade, comenzó un cuento de hadas para una mujer que luchó para librarse del alcoholismo. Será recordada siempre como la voz de esas pequeñas islas perdidas en el Atlántico que ella colocó en nuestro mapa afectivo.