Baldrich viajó como fotorreportero a países como Italia, Canadá, Alemania, la antigua Unión Soviética y España. Foto: Roberto Suárez Ángel González Baldrich era un hombre locuaz con su lente. En sus imágenes, cargadas de esa objetividad e inmediatez periodística, se distinguen las distintas etapas por las que ha transitado Cuba en las últimas décadas.
La afirmación anterior puede corroborarse al observar la exposición 70 X setenta. Fotorreportaje de una vida, inaugurada la víspera, en la galería del Combinado de Periódicos Granma.
En un recorrido por las instantáneas de la muestra, se percibe al obrero en las labores agrícolas y la minería, momentos de sucesos culturales acontecidos en la Isla, y la vida económica, política y social cubanas.
Estas imágenes encierran una historia, una visión de la nación a través del enfoque, el encuadre, el encuadre y la maestría en el revelado del fotógrafo, quien laboró de 1962 a 1965 en las revistas Pionero y Mella, fue fundador del Diario de la Juventud Cubana, y desde 1994 formó parte del colectivo del semanario Opciones, también de la Editora Juventud Rebelde.
Al decir de Elsa Methol Ferré —directora de Inter Press Service en Cuba, donde también laboró Baldrich desde 2006—, este recorrido fotográfico permitirá asomarse al trabajo profesional del fotorreportero, fallecido recientemente, a la vez que evidencia «la fidelidad a presupuestos estéticos, sustentados coherentemente por el sentido humanista que caracteriza su quehacer».
De las 70 imágenes expuestas, tres tenían para él una significación especial. De una de ellas, el contraluz tomado al Comandante en Jefe en la inauguración de la Escuela de Cuadros de la CTC en 1975, explicó una vez: «Una sola luz le daba en el rostro, de frente. Se le veía hasta el aliento al respirar, por el frío reinante». Estuvo inédita durante casi diez años y a mitad de los 80 ocupó una primera página completa de Juventud Rebelde.
Las dos restantes: otra de Fidel, esta en el Pico Turquino, cuando la escalada de los primeros médicos graduados por la Revolución y una tomada a botes en la playa Cojímar.
Las instantáneas de Baldrich quedarán para siempre como constataron en la expo-homenaje sus familiares, colegas y amigos, porque como afirmó Rogelio Polanco Fuentes, director de JR, las obras maestras trascienden a sus autores y al momento en que fueron realizadas. «Tienen vida propia y mágicas razones que las inmortalizan».