Como pez en el agua se mueve en el mundo del pop-rock la joven y popular cantante Isis Flores, quien últimamente actúa acompañada por su propia banda, algo que no debió haber tomado por sorpresa a quienes la veían adueñarse del escenario cuando el autor de La Pachanga, Fiesta y Botao en Madrid la convidaba a que abandonara los teclados para que evidenciara sus dotes de intérprete, o aquellos que disfrutaban su «soltura» en los videos que, dirigidos por Pavel Giroud (Llegarás) o Alfredo Ureta (Voy a darte), optaban por el premio Lucas.
Nacida en la provincia de Sancti Spíritus, a la Isis niña lo que le atraía era la danza, sobre todo el ballet, pero en ese territorio no existía la posibilidad de estudiarla. «Había que trasladarse hasta Camagüey, y como era muy pequeñita, mi mamá hizo que me fijara en otra manifestación artística como la música, con la esperanza de que en algún momento le pudiera dar cauce a mi verdadera vocación. Así empecé por el piano y, tras concluir en la escuela de música de nivel elemental Ernesto Lecuona, me gradué de nivel medio en dirección coral en La Habana».
Luego vendría el servicio social en su tierra, donde pudo impartir clases de música y danza, montar coreografías o modelar, cosas que aunque no tenían que ver directamente con lo que había estudiado estaban irremediablemente ligadas al mundo del arte, algo que según dijo, le fascinaba.
Después el destino quiso que se encontrara con David Blanco. «Fue una unión que duró cinco años en los que asimilé casi todo lo que necesitaba para convertirme en una artista. Junto a David no solo continué mis estudios de canto, hice voces y me preparé para actuar como solista, sino que volví a tocar piano —dentro de una banda nunca lo había hecho, pues siempre había formado parte de agrupaciones vocales— y empecé a familiarizarme con los teclados, una experiencia que para mí era completamente nueva. Fue él quien me enseñó a reproducir, por ejemplo, el sonido de un violín, con quien aprendí a mezclar todos los instrumentos. Y eso ha sido grandioso».
—Por tus palabras se puede entender que estás muy agradecida...
—Separarme de la banda para hacer mi propio proyecto no significó que se terminaran mis vínculos de trabajo con David y el resto de sus músicos, de hecho él es el responsable de la dirección musical del CD que estoy produciendo con la casa discográfica Bis Music. A él se deben algunos de los arreglos, a veces acompañado de su hermano Ernesto.
«Conformar mi banda me daba la posibilidad de poderme desarrollar más como músico y artista, hacer las cosas que hasta cierto punto no podía emprender en la agrupación de David, montar los temas que a mí más me interesaban, concebir mis espectáculos. De esta manera puedo tratar de encontrar o de perfilar mi propio camino».
—¿En qué consiste tu propuesta?
—Me interesa brindar un producto que sea atractivo desde el punto de vista sonoro y visual, el cual sea asimilado por todas las edades, interpretar la música cubana pero sin traicionar lo que me gusta. Este es un proyecto que llevo adelante rodeada de personas muy profesionales, que me apoyan mucho, como es el caso de Iván Leyva, mi mano derecha en la dirección musical.
—Volvamos al disco.
—Lo voy a titular Sola, no porque tenga que ver con el rumbo que ha tomado mi carrera, sino porque dentro del disco aparece un tema muy bueno que quizá inicie el material y que posiblemente sea el escogido para promocionar el CD. En este fonograma hay dos temas míos: Llegará y Piensa en mí —una versión de Olvida la distancia—, así como otros de Iván Leyva, Manolo Hernández y David Blanco. En total son 11 canciones.
—Te estrenaste con tu grupo en las pasadas Romerías de Mayo. ¿El encuentro con el público sucedió como esperabas?
—Aproveché que ya tenía un repertorio montado y la generosa invitación que me hicieron, y acepté enfrentarme a esa prueba de fuego, porque en las Romerías se presentan intérpretes y agrupaciones jóvenes de una calidad notable, y puedo decir que, aunque el público al principio estaba más atento a buscar la diferencia con David, después del segundo o tercer tema se percató de que nuestras propuestas no tenían nada que ver. Luego, gracias también a varios temas que ya conocía como Vino amargo, Llegará, Voy a darte, la gente se dispuso a disfrutar sin reservas y asimiló muy bien aquellas piezas un poquito más fuertes, con más rock y guitarra eléctrica, pero a la vez más bailables por acudir a ritmos caribeños.
—Pude apreciar que en tu espectáculo incluyes bailarines, por ejemplo...
—Por esa línea va mi propuesta, algo que ya sabía que funcionaba por la entrega de los premios Lucas. Ahora lo que quiero es poderme quitar los deseos de actuar en diversos teatros para poder jugar con las luces, los colores, el vestuario, utilizar bailarines. Quiero que la gente reciba todo el arte que llevo dentro.