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Seguimos necesitando al Che

Ernesto Guevara fue un revolucionario de acción práctica, pero no de «pragmatismo» superficial. En su breve y fértil vida incursionó mucho y profundo en la teoría, y eso también lo proyecta al siglo XXI, y especialmente al siglo XXI cubano

Autor:

Agustín Lage Dávila

Hace unos días Aleida March, la esposa del Che, y su hija Aleidita, me regalaron un ejemplar del libro Apuntes críticos a la economía política, que fuera publicado por Ocean Sur. Anteriormente, ya había leído la versión de la Editorial de Ciencias Sociales. Pero cada relectura de esos textos y apuntes del Che resulta nueva, porque siempre es nuevo el contexto en que se lee.

Lo primero que vino a mi mente esta vez fue lo que dijo Fidel en Villa Clara el 17 de octubre de 1997: «No venimos a despedir al Che y sus heroicos compañeros, venimos a recibirlos. Veo al Che y a sus hombres como un refuerzo, como un destacamento de combatientes invencibles, que llegan a luchar junto a nosotros y a escribir nuevas páginas de historia y de gloria».

En 1997, ya inmersos en las complejidades y peligros del período especial, ya desaparecida la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y el campo socialista europeo, y en el apogeo ideológico de las doctrinas económicas neoliberales, de la retirada del Estado y la consagración del mercado como árbitro final de los problemas humanos, Fidel veía que íbamos a necesitar al Che y su Destacamento de Refuerzo para las batallas de ideas del futuro, es decir, las batallas de hoy.

Intentemos ver el porqué de esa afirmación y hagámoslo a partir de las propias palabras del Che, las cuales, como fue siempre su estilo, son muy claras y directas; y expresan con total honestidad, como también fue siempre su estilo, su propia mezcla de certezas e incertidumbres.

Ernesto Guevara fue un revolucionario de acción práctica, pero no de «pragmatismo» superficial. En su breve y fértil vida incursionó mucho y profundo en la teoría, y eso también lo proyecta al siglo XXI, y especialmente al siglo XXI cubano.

Solamente hay espacio aquí para el atrevimiento de subrayar algunas citas breves (dentro de una larga obra), pero que pudieran servir para identificar los temas fundamentales de la economía política que más le preocupaban, e ilustrar por qué necesitamos tanto ese «destacamento de refuerzo» en estos tiempos.

Temas hoy tan actuales como el espacio de la propiedad privada, el uso del interés material como palanca económica, las relaciones mercantiles en la construcción del socialismo, las relaciones económicas entre países con diferente desarrollo tecnológico, el impacto de la tecnología en las relaciones de producción actuales y posibles, y la necesidad de un ser humano con una conciencia social superior.

Cada una de las preocupaciones sentidas y expresadas por el Che requerirían largos y profundos análisis y debates. Y aunque nadie puede pretender tener en la mano soluciones a las contradicciones que él identificó, ello no nos exonera del deber de continuar pensando en las direcciones que señaló, y continuar, con la práctica revolucionaria, explorando opciones e identificando peligros.

En la carta que le enviara a Fidel en abril de 1965, antes de su partida a la lucha guerrillera en África, el Che resume sus valoraciones sobre la experiencia concreta de la construcción del socialismo que vio en la URSS y dice:

«El hecho real es que todo el andamiaje jurídico económico de la sociedad soviética actual parte de la Nueva Política Económica (1921); en esta se mantienen las viejas relaciones capitalistas, se mantienen las viejas categorías del capitalismo, es decir, existe la mercancía, existe, en cierta manera, la ganancia, el interés que cobran los bancos y,  naturalmente, existe el interés material directo de los trabajadores. En mi concepto todo este andamiaje pertenece a lo que podríamos llamar, como ya he dicho, un capitalismo premonopolista». «El Estado, objetivamente, empieza a convertirse en un Estado tutelar de relaciones entre capitalistas».

«En resumen, eliminar las categorías capitalistas: mercancía entre las empresas, interés bancario, interés material directo como palanca, etc., y tomar los últimos adelantos administrativos y tecnológicos del capitalismo, esa es nuestra aspiración».

«Recalcando, los dos problemas fundamentales que nos afligen en nuestro Sistema Presupuestario son, la creación del hombre comunista y la creación del medio material comunista, dos pilares que están unidos por medio del edificio que deben sostener».

En muchas de sus intervenciones vemos claramente la posición del Che  en relación con la propiedad privada sobre los medios de producción. Hablando en una reunión en el Ministerio de Industrias dijo: «Nosotros tenemos que ir también a la liquidación de la propiedad privada sobre los medios de producción en la industria».

«Estamos viviendo un momento de cambios tecnológicos tan fantásticos, que realmente es una obligación de todos los directores de empresas estudiar al máximo la tecnología, en las novedades que van surgiendo»… «que la tarea de la dirección económica de la producción anual sea automática y que lleve la menor cantidad posible de cuadros capacitados… y la tarea verdadera, la tarea del futuro está en el desarrollo tecnológico».

El Che también vio que la liquidación de la propiedad privada sobre los medios de producción requería al menos dos condiciones: el desarrollo de la ciencia y la tecnología, y el surgimiento del «hombre comunista» capaz de ser más sensible a los estímulos morales que al interés individual. Ese hombre que «no trabaja para sí mismo, trabaja para la sociedad de la que es parte, y cumple su deber social».

Así fue como lo anotó en otra de sus observaciones sobre el Manual de Economía Política de la Academia de Ciencias de la URSS: «El gran Caballo de Troya del socialismo es el interés material directo como palanca económica». «Todo parte de la errónea concepción de querer construir el socialismo con elementos del capitalismo, sin cambiarles realmente la significación. Así se llega a un sistema híbrido que arriba a un callejón sin salida… que obliga a nuevas concesiones a las palancas económicas, es decir, al retroceso».

«Objetivamente, los intereses de las empresas se contraponen a los de la sociedad y crean condiciones que solo se han podido salvar dando mayor vigencia a las categorías capitalistas dentro de la organización económica». «Todo esto se produce porque han fallado los estímulos morales, es una derrota del socialismo».

«El problema cardinal es resolver la contradicción creada por la existencia de bienes de producción en propiedad privada y asegurar la educación para el comunismo». «Pretender aumentar la productividad por el estímulo individual es caer más bajo que los capitalistas. Estos aumentan la explotación al máximo de esta manera, pero es la técnica la que permite dar los grandes saltos de calidad en cuanto a la productividad».

Son estas algunas municiones que nos trae el «destacamento de refuerzo» para el combate de ideas con quienes hoy, dentro y fuera, reclaman para Cuba más privatizaciones, más relaciones de mercado y más desigualdad de ingresos.

Dirán quizá que las condiciones han cambiado, y es cierto que desde que el Che escribió estas notas han pasado 60 años, pero en esas décadas han ocurrido muchas cosas que, lejos de diluirlas, confirman las tesis del Che: Desapareció el campo socialista europeo, ilustrando la futilidad de querer construir el socialismo con las «armas melladas» del capitalismo; se ampliaron en el mundo las desigualdades de ingresos, entre países y dentro de los países, a niveles indecentes; se hizo evidente y cuantificable la relación negativa entre productividad del trabajo y desigualdades sociales; las tecnologías avanzadas siguen emergiendo, pero se siguen concentrando en unos pocos países ricos; la crisis financiera de 2008 ilustró la catástrofe económica a la que nos pueden llevar los mercados desregulados; la epidemia de la COVID-19 demostró el fallo del mercado para resolver necesidades sociales, aun en los países con más recursos; las ideas neoliberales del «consenso de Washington» fracasaron y las experiencias concretas de varios países ilustran la necesidad de una mayor intervención de los Estados en la economía.

Por otra parte, la globalización de la economía, que aumenta el peso de las relaciones económicas externas con relación a las domésticas, limita el margen de maniobra que tienen los países, especialmente los países del Sur, para implementar grandes cambios internos en las estrategias económicas. Ciertamente, no podríamos de manera voluntarista implementar «por decreto» el tipo de economía que el Che vislumbró.

La historia tiene sus plazos. El contexto específico del momento quizá nos demande ajustes coyunturales y nos limite «el espacio de lo posible», pero debemos siempre seguir teniendo la mirada donde la tenía puesta el Che. Si el contexto nos obliga a ajustar la velocidad a la que avanzamos, no debemos permitir que nos cambie el rumbo en el que avanzamos.

Hay que seguir dando esta gran batalla de ideas. Bienvenido una vez más, el Destacamento de Refuerzo encabezado por Ernesto Che Guevara. (Fragmentos del texto publicado en Cubadebate)

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