El poeta, ensayista y profesor Roberto Manzano Díaz recibió un homenaje durante la cita. Autor: Laura Fajardo Mastache Publicado: 19/02/2024 | 11:22 pm
Muchas son las vidas de escritores que han pasado bajo el umbral de poesía holística y el conocimiento envuelto de Roberto Manzano. Próximo a sus 75 años de existencia terrenal, sus discípulos rememoran y comparten la maravilla de su presencia, considerada apostólica por él y quienes le siguen a plenitud.
Poesía y enseñanza definen a medias, la misión del erigido entre los suyos como «maestro de juventudes».
Sus alumnos lo celebraron en un sencillo, pero nutritivo encuentro de jóvenes autores en la casa de la poesía Dulce María Loynaz, donde dieron testimonios sobre la significación e impacto de la obra de Manzano en sus vidas y carrera profesional.
Poesía desde la naturaleza humana
«Feliz de tener a Manzano aquí y que se le dedique el encuentro propiamente a él. Yo sé que él ha sido muchas veces acreedor a determinados premios que le son merecidos y más que merecidos, que le son propios», expresó Sinecio Verdecia Díaz, director de la Casa de la Poesía, durante el intercambio.
«Creo que no hay una sola persona en esta sala que nos haya unificado a todos que no se llame Roberto Manzano, que no haya dado todo su conocimiento en pos de nuestro crecimiento. No hay un centro teórico en este país al que de alguna manera Manzano no haya llegado y aquí también dejó su impronta», señaló.
Yanelys Encinosa, poeta, editora, gestora cultural y organizadora del evento, confesó lo que para ella simboliza haber tenido la oportunidad de beber de la poesía de Manzano.
«Es una fiesta celebrar los 75 años de vida de un poeta, editor, profesor, ilustrador de libros, camagüeyano, una persona dedicada desde hace mucho tiempo a la labor editorial, a la labor de la comunicación de la poesía, a pensar la poesía como proceso de creación y quienes lo hemos escuchado, sabemos que es un filósofo y un sacerdote de la palabra», dijo.
Fotos: Laura Fajardo Mastache
Personalidad confluyente de varias generaciones, el homenajeado desde su sección en Cuba Literaria, abría las puertas de la creación poética a voces ya consolidadas y a muchos jóvenes autores que aún no tenían ejemplares publicados, brindándoles visibilidad por vez primera.
Entre los panelistas, Jesús David Curbelo, estudioso de la obra del maestro, plasmó: «Un clásico es sobre todas las cosas un autor que siempre tiene nuevas aristas que proponerle a los lectores y que puede ser leído sucesivamente y por varias generaciones, que eso no lo empobrece, sino que enriquece el legado.
«Yo creo que Manzano ha conseguido convertirse en un clásico, no de la manera peyorativa, porque una de las cosas más atractivas para la producción literaria de Roberto Manzano es su sentido de la transgresión. Sus primeros libros, a mi juicio, chocan con toda la tradición que se había entronizado en la literatura cubana», aseveró.
El cercano amigo del galardonado sentenció que es un autor con el curioso logro de publicar libros de entrevistas que son ensayos conversados, una manera muy interesante de manejar la entrevista y no es la forma de hacerse publicidad y de hacer un discurso en pos de la autocanonización.
Por su parte, Jesús Lozada, miembro de la Unión de Artistas y Escritores de Cuba y coterráneo del poeta, exteriorizó algunos pormenores del proceso creativo que mantienen y del aporte de Manzano a la cultura camagüeyana.
«Roberto Manzano Díaz construyó para nosotros la ciudad, ahora cuando regreso a Camagüey ya no suena con los mismos sones. Yo creo que la gran ganancia, su gran aporte a la poesía cubana está en el hecho de haber colocado de manera cierta las sonoridades de la palabra dicha», apuntó.
El poeta de los jóvenes
Josué Pérez, vicepresidente del Instituto Cubano del Libro, organizador del programa de la 32da. edición de la Feria Internacional del Libro de La Habana y entrañable amigo del poeta laureado, compartió con los presentes la razón de su alcance en las juventudes.
«Él es más que una poética; es un faro en el medio del caos, de la oscuridad, de la adversidad, un evangelio confluente. Cuando se acercan a su poesía y magisterio, encuentran el camino y la verdad, Manzano marca el camino y la verdad.
«Por sí sola su obra seguirá con vida, porque ha sido escrita para generaciones futuras, está escrita para todos los tiempos y en ese aspecto, ha sido constructivo y revelador para esos jóvenes que transitan el camino de un maestro del verso», afirmó.
Para cerrar de manera emotiva, Liset Prego presentó el libro del autor Anatomía del trabajo artístico, y comentó su experiencia personal con Roberto Manzano como joven editora, a quien se le asignó la desafiante tarea apenas llegó al sello editorial Ediciones La Luz, bajo la dirección de Luis Yuseff, premio nacional de Poesía Nicolás Guillén 2012.
Liset confesó que la obra nos habla de un caballero, amable, dispuesto al diálogo, que asumió la poesía como su destino, techo y bandera. Mientras, el poeta, no solo la felicitó por su minucioso trabajo, sino que se declaró asombrado por su entrega y la alentó a continuar desempeñándose así.
«Manzano permanece como paradigma de todo lo bueno que se puede esperar cuando uno intenta comenzar un camino y alguien que conoce los pasos exactos con los que se recorre, te da su mano, te sostiene», ratificó la joven editora.
¿Por qué la poesía?
Para Manzano nunca hubo otro destino: «era el único camino posible, no era una opción, nunca tuve la libertad de escoger, se me imponía por destino, por la naturaleza misma de mi origen, de mi geografía y aspiraciones como ser humano. La poesía iba a ser, el camino más hermoso para mí.
«Yo veo la poesía como una actividad esencialmente sinérgica, constituye la esencia misma de mi camino por la existencia humana. Me ha dado tanto, un modelo de soberanía humana, de emancipación mental y un servicio de espiritualidad que ningún otro sector de la esfera social me ofrecía de manera tan cabal».