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El arte como fórmula para transformar

El joven profesor de la Universidad de las Artes, David Frank Acosta Mazorra, confía en que la Unión de Jóvenes Comunistas salga aún más fortalecida de su 12mo. Congreso

Autor:

Raciel Guanche Ledesma

La Universidad de las Artes (ISA) atesora en su interior a jóvenes valiosos e inquietos que desde los pasillos de la prestigiosa institución comienzan a transformar, a tan corta edad, el patrimonio cultural cubano. Uno de esos muchachos comprometidos con el presente de Cuba, y sobre todo con el futuro creativo, artístico y social del país, es David Frank Acosta Mazorra.

Tanto es así que este habanero de 30 años, profesor del ISA, recibió hace algunos meses una noticia relevante tanto en el plano personal como para su querida universidad, pues fue electo como uno de los 63 delegados directos de todo el país al 12mo. Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas.

El propio joven comprende la tremenda responsabilidad que significa participar en nombre de los artistas con criterios diversos en la magna cita, que se celebrará en el mes de abril. Sobre todo porque en los tiempos actuales, asegura, el sector cultural y los artistas son un foco de ataque constante y están en el epicentro de los temas medulares que se debaten en la sociedad.

«Evidentemente, ser delegado directo a la mayor cita de los jóvenes cubanos impone un reto superior. Hay incontables muchachos valiosos y comprometidos con el país que pudieron haber sido delegados directos y representar a ese grupo tan reducido de centros, jóvenes e instituciones en el cónclave. Por supuesto que la Universidad de las Artes y sus alumnos no son la excepción dentro de esa amplitud», comentó.

Una familia amplia

Si de algo habla con especial cariño y respeto este profesor, merecedor en los días más difíciles de la pandemia de la condición Jóvenes por la vida, es precisamente del ISA. Para él resulta su otro hogar, donde ha podido concretar proyectos personales e impulsar a una familia profesional que de alguna manera está pendiente siempre de sus metas y logros.

Esa dualidad de asumir como profesor en la Facultad de Arte Danzaria y de secretario del comité UJC de la universidad le ha permitido entender otros procesos y comprometerse, a su vez, con los sueños de los jóvenes de la institución: «Me motiva aglutinar a quienes estén dispuestos a hacer por Cuba desde su rinconcito; en este caso, desde las manifestaciones artísticas».

A pesar de la lejanía del centro de la cosmopolita capital, el ISA atrapa con su mística a quienes pasan por sus aulas y campestres veredas. «Al final, nunca quieres salir de ahí, porque termina siendo el espacio que ayuda a tu formación, a crear y transformar», reconoce.

Sin duda, la UJC que lidera en el ISA, hasta cierto punto, también es parte de la amplia familia que le ha regalado la Universidad cubana de las Artes, donde se forman tanto los jóvenes músicos del país como nuestros artistas plásticos, escénicos y de los medios audiovisuales.

Por ello, dice, asistir al espacio del congreso para hablar de las cuestiones que nos inquietan o preocupan, y ser parte del proceso que cambiará y dinamizará a la juventud comunista cubana, tiene implícito muchísimo compromiso con sus compañeros y alumnos.

Su voz al congreso

En el congreso buscará abordar las ideas e inquietudes que desde el ISA se han planteado en cada intercambio, amplio y sincero, a lo interno. Entre los temas relevantes que este habanero llevará a la magna cita de abril se encuentra lo relacionado con la enseñanza artística y su rigurosa formación en Cuba, que supone en los perfiles académicos una responsabilidad en defensa del patrimonio, el país, nuestra cultura y la organización comunista.

El momento será idóneo, además, para hacer propuestas concretas que puedan ser funcionales con los nuevos desafíos en los que debe implicarse la Unión de Jóvenes Comunistas. «Si Cuba en pleno se está transformando de forma acelerada en busca de mejores caminos, la UJC también tiene que ir a ese nivel y ritmo de cambios», enfatizó.

Preguntémonos más ágilmente hoy cómo hacer para que un joven se sienta identificado con nuestras ideas, cuánto de revolucionario puede tener el inmovilismo ideológico y práctico, y cómo ser desde la militancia más cercanos a nuestra generación, sobre todo con empatía, reflexionó.

Las respuestas hay que encontrarlas con urgencia. Y para eso llega el 12mo. Congreso, para buscar las mejores salidas a estas y otras tantas interrogantes que quedan sueltas. En un final, recuerda, también somos jóvenes con plena capacidad para actuar, y con la conciencia, la inteligencia y la coherencia para entender los momentos complejos que atravesamos.

Es por ello que la justa está llamada a acortar las distancias entre la organización y las disímiles formas de pensar de las nuevas generaciones: un punto trascendente para la efectividad del cónclave porque, como mismo refiere David Frank, son jóvenes diversos y plurales los que estarán participando en los amplios debates.

«Todos los militantes debemos garantizar la vitalidad de una organización histórica, con más de seis décadas liderando los procesos de la juventud cubana. Quienes la sentimos honda debemos trabajar duro para que ella crezca; así estaremos aportándole también a nuestra realidad cotidiana, a nuestros saberes y a nuestras formas de hacer, en beneficio de las mayorías», explicó.

Y si de aportar a la sociedad cubana se trata, el ISA y su gente tienen ganado un puesto importante, sobre todo mediante sus proyectos comunitarios. De ahí que David Frank busque tocar en abril temas medulares relacionados con la participación de los artistas en todo el sistema de transformación social, barrial y comunal, en la ruta de implicar la mayor cantidad de jóvenes del sector de la cultura como parte activa en el ejercicio de los cambios a nivel de las comunidades.

El arte es una herramienta excelente para transformar y ayudar a sanar cada herida del tejido social, reflexionó este profesor. Ya lo dijo nuestro Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz: «Lo primero que hay que salvar es la cultura (…) porque sin ella no existe libertad posible».

Desde el arte podemos tener un mejor país, afirma David Frank, y agregó que debemos tomar las mejores experiencias artísticas para cambiar, para revolucionar y emprender nuevos procesos.

«No estamos exentos en estos momentos de dificultades, pero los principales procesos revolucionarios han estado acompañados siempre de grandes movimientos artísticos. Por tanto, nos toca hacer ahora», significó.

La organización nuestra necesita mucho del arte, enfatizó, y de la experiencia de los artistas: esos que llevan implícitos la sensibilidad y el poder creativo para edificar juntos ese mejor país al que aspiramos.

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