Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Fidel, el 26 y el alma de Cuba (II y final)

Bajo la dirección del Comandante en Jefe, el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes
removió los cimientos de la dictadura de Batista y abrió un nuevo camino para la Patria. Compartimos con nuestros lectores otros fragmentos de los discursos pronunciados por él, al celebrar en Santiago de Cuba esta trascendental fecha que unió 
y une el pensamiento, el heroísmo y la voluntad de lucha de un pueblo

Autor:

Juventud Rebelde

1983: La misma fe en los destinos de la patria

«Incuestionablemente, los que estamos ante ustedes hoy no somos los mismos de entonces; necesitábamos vivir estos 30 años de rica e inimaginable experiencia para adquirir los conocimientos y la madurez que solo la escuela de la propia Revolución es capaz de enseñar. Todo era entonces como un sueño. Con aquel caudal de sueños iniciamos nuestra lucha. Soñadores nos llamaron incluso muchos de nuestros contemporáneos, no convencidos en absoluto de que el destino de nuestra nación podía cambiar, y debía inexorablemente cambiar.

«Ya Martí había expresado mucho antes: “El verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber”; y ese es el único hombre práctico, cuyo sueño de hoy será la ley de mañana, porque el que haya puesto los ojos en las entrañas universales, y visto hervir los pueblos, llameantes y ensangrentados, en la artesa de los siglos, sabe que el porvenir, sin una sola excepción, está del lado del deber.

«En una sola cosa somos iguales al 26 de julio de 1953: la misma fe en los destinos de la patria, la misma confianza en las virtudes de nuestro pueblo, la misma seguridad en la victoria, la misma capacidad de soñar con todo aquello que serán realidades de mañana por encima de los sueños ya realizados de ayer».

«(…) Lo que dio más riqueza y contenido a esta última etapa de nuestras luchas libertadoras, es que en ella la liberación nacional se unió con la revolución social. Ya desde el Moncada, nosotros no concebíamos otra forma de verdadera revolución que no fuera la socialista. El odio a la tiranía sangrienta y proimperialista, se convirtió en el aglutinante que arrastró a todo el pueblo al combate. Algunos creían, sin embargo, que el proceso se detendría el 1ro. de enero de 1959, y que volveríamos al asqueante sistema político y económico-social de 1952. Pero la Revolución no se detuvo ni podía detenerse (...)».

1988: Una revolución que no siguió esquemas

«La primera gran prueba de que nuestra Revolución fue una revolución creadora es que no siguió los esquemas, y, en la construcción del socialismo, nuestra Revolución hizo muchos aportes, siendo fiel a los principios del marxismo-leninismo: el principio del estudio y del trabajo, por ejemplo, proclamado por Marx a partir de la historia de la clase obrera inglesa, donde había niños explotados que se convertían en una fuerza productiva, concibió la idea de que en el socialismo se podía y se debía combinar el estudio y el trabajo; y Martí, a partir del conocimiento de la idiosincrasia y las realidades de nuestro pueblo dijo lo mismo. Nuestro país fue el primero en el mundo en aplicar masiva y consecuentemente esos principios, y hoy vemos los frutos en la conducta de nuestra juventud, porque no por casualidad estas nuevas generaciones poseen las cualidades revolucionarias que vemos en ellas.

«Si el proceso revolucionario en Cuba tuviera una crisis, ¿quién lo salva? ¿Va a venir el imperialismo a salvar el proceso revolucionario? Si el proceso revolucionario en Cuba se debilita, ¿quién lo salva?».

1993: Los únicos milagros salen de la dignidad del hombre

«(…) No hay, por tanto, ni puede haber milagros —los únicos milagros son los que salen de la dignidad del hombre, de la inteligencia del hombre, del honor del hombre, del trabajo del hombre—; lo que hay es una línea, una política, objetivos, estrategias, voluntad de luchar, necesidad de multiplicar el esfuerzo y de enfrentarnos a los problemas.

«(…) Ellos decían que querían perfeccionar el socialismo, y todo el mundo contento, muy bien, quieren perfeccionar el socialismo, qué gran cosa es que se perfeccione el socialismo. El socialismo debía ser perfeccionado, pero no debía ser jamás destruido; jamás se le debió regalar al imperialismo yanqui el hegemonismo mundial como se lo han regalado, sin disparar un tiro.

«Hoy tenemos un mundo unipolar bajo la batuta del imperialismo yanqui. ¿Quién habría soñado con eso? ¿Qué gente de izquierda habría soñado con una situación tan dramática, tan trágica? ¿Ganó algo el mundo con la desaparición de la URSS? Habría ganado muchísimo con el fortalecimiento y con el perfeccionamiento del socialismo en la URSS, y de eso se habló, por ahí empezó todo y nos lo dijeron a todos nosotros, se lo dijeron al mundo y nos dijeron a los dirigentes revolucionarios cuáles eran los propósitos, cuáles eran las ideas. Realmente lo que hicieron fue destruir el socialismo, ahora no tienen ni socialismo ni capitalismo.

«(…) Es a los revolucionarios a los que se les pide más sacrificio; es a los revolucionarios a los que se les pide más comprensión. ¿A quién se les va a pedir? No es a otros, no es a los indiferentes».

1998: Seguiremos luchando

«(…) A las nuevas generaciones solo les digo una cosa: Han pasado 45 años desde el ataque al Moncada. Lleva más de un siglo nuestra patria luchando por su independencia y por sus derechos. Treinta años lucharon —desde 1868 hasta 1898— Maceo, Gómez y otros muchos combatientes; sufrieron la humillación de no poder enarbolar su bandera en esta heroica ciudad, de no poder siquiera penetrar en ella después de 30 años de abnegada, admirable y sacrificada lucha, pero llegó un día en que esas banderas se enarbolaron, en que sus ideas triunfaron, ideas que no fueron nunca estáticas y que nunca detuvieron su marcha ascendente. Cada idea nueva puede ser un peldaño hacia las más altas cimas en el progreso humano.

«Nosotros recogimos las ideas de filósofos y pensadores, revolucionarios; nuestro pueblo ha hecho a la vez aportes de nuevas ideas y los seguirá haciendo.

«Vivimos en un mundo interesante, excepcional, del cual hemos hablado en otras ocasiones; un mundo en plena fase de globalización que trae problemas tremendos y desafíos inmensos. Nuestro mayor interés es que nuestro pueblo, en sus conocimientos, en su cultura y, sobre todo, en su conciencia política y científica, se encuentre preparado para ese mundo que se nos viene encima y que marcha a pasos de gigantes.

«Nuestro deseo hoy, 45 años después, es, precisamente, que nuestro pueblo se prepare y se eduque. Hay que mirar más lejos, hay que elaborar nuevas ideas, enarbolar nuevos objetivos, nuevos principios, partiendo de los mismos sentimientos, amor eterno a la dignidad del hombre, al ser humano, a la justicia que nos llevó hasta aquí, en medio de tantos obstáculos, luchando hoy contra el más poderoso imperio que ha existido sobre la Tierra, que nos ha puesto obstáculos enormes sobre los cuales hemos salido victoriosos.

«Seguiremos luchando, tenemos razones para sentirnos confiados».

2003: A los pueblos pertenece el futuro

«(…) La durísima batalla fue curtiendo a nuestro pueblo, le enseñó a luchar simultáneamente en muchos difíciles frentes, a hacer mucho con muy poco y a no desalentarse nunca ante las dificultades.

«Prueba decisiva fue su conducta heroica, su tenacidad y su inconmovible firmeza cuando el campo socialista desapareció y la URSS se desintegró. La página que entonces escribió, cuando nadie en el mundo habría apostado un centavo por la supervivencia de la Revolución, pasará a la historia como una de las más grandes proezas que se haya realizado nunca. Lo hizo sin haber violado uno solo de los principios éticos y humanitarios de la Revolución, pese a los alaridos y calumnias de nuestros enemigos.

«El Programa del Moncada se cumplió y sobrecumplió. Hace rato que vamos en pro de sueños mucho más elevados e inimaginables.

«(…) Nuevas fuerzas emergen por todas partes con gran pujanza. Los pueblos están cansados de tutelajes, injerencias y saqueos, impuestos a través de mecanismos que privilegian a los más desarrollados y ricos a costa de la creciente pobreza y la ruina de los demás. Una parte de esos pueblos avanza ya con fuerza incontenible. Otros se sumarán. Entre ellos hay gigantes que despiertan. A esos pueblos pertenece el futuro».

 

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