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El diputado Fidel Castro Ruz (III y final)

Este 19 de abril se reunirán los diputados electos para dar vida a una nueva Asamblea Nacional del Poder Popular, en la que se discutirán los problemas más acuciantes del país y se buscarán las mejores soluciones. Y cuando el debate se encuentre en su fase más aguda y difícil, nos parecerá escuchar al Comandante en Jefe, convertido para entonces en 470 voces

Autor:

Jorge Lezcano Pérez

El 15 de marzo de 1993 se celebró la sesión de constitución de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) en su 4ta. Legislatura. Fidel, al pronunciar las palabras de clausura, hace un balance crítico de todo lo ocurrido, de los pro y los contra, y define importantes conceptos sobre las funciones del diputado y llama la atención sobre lo que el pueblo espera del trabajo de la nueva Asamblea, de estos se destacan los siguientes:

Nuestro sistema despertó interés, incluso, en los enemigos. Los enemigos que se hacen tantas ilusiones sobre la Revolución, que tanto subestiman a nuestro pueblo, creyeron que era el momento de darle un golpe a la Revolución, puesto que estábamos en período especial.

Afuera se publicaban toda clase de noticias escandalosas: que el 30% anularía o votaría en blanco, que el 40%, que el 60%. Esperaban eso, y el resultado final fue el 7,03% de boletas en blanco o boletas anuladas —y no todas las boletas anuladas fueron con la intención de anularlas—, y un 92,97% de votos válidos; y de ese 92,97% de votos válidos, el 95,06% de voto unido.

Y no me hablen como excusa del voto unido, porque el voto unido fue simplemente la estrategia del pueblo, la estrategia de la Revolución; sin el pueblo simplemente no se habría podido obtener jamás el 88,40 por ciento del total de boletas depositadas en las urnas para el voto unido.

¿Cuál habría sido el resultado si la Revolución no tuviera la mayoría del pueblo?, pues, sencillamente, aquellos que están contra la patria, contra la Revolución y contra el socialismo, habrían anulado de una forma u otra, tachándolas o depositándolas en blanco, la mayoría de las boletas. Es que si la Revolución no tuviera la mayoría del pueblo sería bien sencillo deshacerse de la Revolución.

Se insistió mucho en un principio, lo cual nos produce una gran satisfacción con relación al voto unido. Se dijo una vez y muchas veces que no era una consigna, sino una estrategia; que se planteaba como una necesidad de la Revolución, y que lo que se quería era que solo de forma consciente, si se comprendía bien esa necesidad y las razones de esa estrategia, se aplicara el principio del voto unido.

A la población le quedó una idea: que los contactos se mantengan, e hizo más claro el hecho de que con este sistema el diputado tiene una doble representación: representa al distrito y al municipio, y representa a la nación.

Un diputado debe hacer todo lo que pueda por su país; pero el diputado debe hacer todo lo que pueda por su distrito, y cuando no pueda hacer nada, hablar con los electores cada vez que pueda y explicarles qué se hace y qué no se hace. Constantemente hay que estar dando explicaciones.

Esta campaña no se caracterizó por promesas, ni se debe caracterizar ningún diputado por promesas ilusorias, promesas infundadas, promesas sobre algo que no se pueda cumplir; el diputado tiene que decirle la verdad al ciudadano.

Siempre hay algo que dependa de un esfuerzo, no de recursos materiales, y eso hay que explicarlo. La gente comprende.

Todo este proceso debe marcar un estilo nuevo en el trabajo de los cuadros políticos y en el contacto con las masas.

Les decía que en este momento tan difícil es necesario tener una Asamblea de primera línea. La historia nos juzgará no por lo que hayamos hecho antes, sino por lo que hagamos ahora en estas circunstancias.

Hay que acostumbrarse a trabajar y hacer las cosas en las más difíciles condiciones, que cuando falte el jefe, el segundo se ocupe, que cuando falte el segundo el tercero se ocupe, y quien vea a la gente trabajando en situación de emergencia como esta, se da cuenta de que hay mucha gente en la base con magníficas cualidades.

Se espera de la Asamblea no solo un contacto mayor de los diputados con el pueblo, sino un trabajo mucho más activo en todos los sentidos.

Les recomiendo a todos en especial que no admitan el desaliento, yo diría que circunstancias más difíciles ha atravesado nuestro pueblo en otros tiempos, cuando no tenía independencia, cuando no tenía Revolución.

Y tal como lo pronosticó Fidel, la Asamblea Nacional del período especial cumplió su compromiso con el pueblo, la economía fue recuperándose y nuevamente emprendimos el camino del desarrollo, pero una vez más, las circunstancias nos hicieron enfrentar nuevos retos de mucho peligro para la Revolución.

La presidencia de Estado Unidos fue asumida por Donald Trump, que no demoró mucho para arreciar el bloqueo genocida mediante 243 nuevas medidas, y Cuba, como el mundo todo, fue azotada con la pandemia de la COVID-19. El impacto de esas dos tragedias aún continúa afectando la economía cubana y provocando consecuencias muy negativas en la calidad de vida de nuestra gente. Y como elemento que agrava esta situación, el conflicto en Ucrania.

Como si la historia se repitiera, en estas adversas circunstancias se desarrolló el nuevo proceso electoral para elegir a los diputados a la ANPP. En contra tenemos, una vez más, al mismo enemigo imperialista que está haciendo todo lo posible para confundir y dividir al pueblo, en aras de que las elecciones fueran un fracaso y una señal de que la Revolución ya no cuenta con la mayoría y que el Estado cubano es un Estado fallido.

A favor contamos con invaluables recursos: las experiencias de las elecciones anteriores, la voluntad de la mayoría del pueblo de defender a ultranza la Revolución, sus conquistas y la independencia del país, como lo demostró en las pasadas elecciones para elegir a los delegados a las asambleas municipales del Poder Popular, las estructuras de base de las organizaciones de masas que posibilitan la orientación y movilización de la población, y, como factor fundamental, el pensamiento de Fidel, lo que, con total vigencia, nos guiará en la batalla política e ideológica que representan estas elecciones.

Y como Fidel sigue presente en el día a día de nuestro pueblo, no es difícil imaginarlo en su distrito santiaguero, junto a los candidatos a diputados del territorio, escuchando a los electores, razonando, explicando, preguntando, aprendiendo, conociendo los problemas y dificultades que afectan a los ciudadanos, demostrando la importancia del voto unido, pidiéndoles que comprendan que por encima de preferencias personales están los intereses de la Revolución y de la patria. También advertirá a la población que no se puede subestimar al enemigo y que frente a sus planes para derrotar a la Revolución, nuestro mejor plan para triunfar fue votar mayoritariamente por todos.

Concluidas las elecciones se reunirán los diputados electos para dar vida a una nueva Asamblea Nacional, en la que se discutirán los problemas más acuciantes del país, se buscarán las mejores soluciones para resolverlos, se aprobarán las leyes que el país necesita para seguir avanzando y para mejorar la calidad de vida del pueblo. Y cuando el debate se encuentre en su fase más aguda y difícil, nos parecerá escuchar decir, al presidente del órgano supremo del poder del Estado: Tiene la palabra el diputado Fidel Castro Ruz, convertido para entonces en 470 voces.

Como en otras ocasiones, el nuevo Parlamento no será posible imaginarlo sin el líder histórico de la Revolución Cubana. Foto: Abel Rojas Barallobre

 

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