Más que un jardín, una joya de la flora cubana

La sensación de calma es perpetua, y el ocasional canto de los sinsontes conforma una melodía armónica con el chis-chas de las palmeras que danzan al ritmo del viento, salpicando el silencio habitual en los extensos laberintos verdes esparcidos por este inmenso paraíso: alrededor de 500 hectáreas de pura belleza y valor natural.

Desde especies asiáticas, cactus procedentes de África y hermosas flores ornamentales o con fines gastronómicos y medicinales, hasta formaciones vegetales con más de 200 años de existencia, las extensas aéreas al interior del Jardín Botánico Nacional (JBN) se han convertido en una verdadera biblioteca natural, si a plantas nos referimos.

Concebido por el Comandante en Jefe Fidel Castro, en 1968 comenzó a convertirse en un referente acerca de la flora cubana e internacional, el más extenso de su clase en nuestro país. Fue construido bajo la supervisión del científico alemán Johannes Bisse y hoy dispone de un herbario donde se conservan unos 250 000 ejemplares de alrededor de 4 000 especies de plantas endémicas y foráneas.

El jardín imparte la única maestría en Botánica disponible en el país, y posee múltiples reconocimientos por su labor docente, la cooperación internacional y el intercambio de saberes con Tailandia, Francia, Japón, Italia, entre muchos otros países, así como por la tarea dirigida a la conservación y protección de las comunidades vegetales.

De los tres premios docentes y ocho reconocimientos nacionales e internacionales obtenidos, sobresalen el Mérito al Colectivo de Investigación Destacada de la Universidad de La Habana, recibido recientemente, así como el otorgado en 2020 por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Labor impecable

Carlos Manuel Pérez Cuevas, su director general, comenta que la revista científica del centro constituye una de las más prestigiosas de su rama a nivel global, con 14 artículos publicados en medios de primer nivel en el campo de estudio de la flora.

De los 32 profesores investigadores con los que cuenta la institución, la gran mayoría forma parte del Grupo de Especialistas de Plantas Cubanas de la UICN dentro de la temática de preservación de las especies, y su capítulo nacional organiza reuniones una vez al año para debatir sobre problemáticas en el desempeño de cada región, así como el estatus de su flora, resalta Rosalina Berazaín Iturralde, profesora de mérito de la Universidad de La Habana y fundadora del jardín.

«La tarea principal planteada en nuestra última reunión está enfocada en la clasificación de las plantas según su período. Nos hemos propuesto realizar esa labor con la mitad de las especies endémicas de Cuba: cerca de 1 500, añadió.

El control y clasificación de las especies para su mejor organización facilita la atención especial a cada comunidad (conjunto de plantas que comparten un hábitat). Se realiza mediante una lista roja, la cual agrupa todas las plantas evaluadas en una categoría específica (vulnerables, difíciles, menor peligro, mayor peligro, peligro crítico) según una serie de parámetros, entre los que se incluye nombre científico, nombre vulgar, lugar de procedencia, características especiales… entre otras.

«Trabajamos en conjunto con el Sistema Nacional de Áreas Protegidas en la elaboración de planes de protección a las especies endémicas en peligro de extinción. Actualmente se está preparando el plan de conservación hasta el año 2030, con un compendio de actividades tanto a nivel local como nacional e internacional», explicó Pérez Cuevas.

Enfoque en la educación

La docencia es un punto fuerte en el JBN, donde han materializado aún más sus beneficios desde agosto de 2019 con la creación de la Escuela Nacional de Botánica, cuyo nombre ha sido adaptado a Escuela Nacional de Horticultura y Paisajismo.

La institución educativa cuenta ya con dos graduaciones. Solo en la última fueron titulados 500 alumnos. El centro busca rescatar prácticas horticulturales perdidas con el paso del tiempo, así como fomentar y extender el estudio de esa profesión hacia todos los niveles de enseñanza.

Los alumnos capacitados por la institución han sido generalmente jardineros del centro, además de estudiantes de técnico medio en Agronomía y forestal, así como estudiantes de todas las carreras de la Facultad de Biología, quienes realizan sus prácticas laborales y estudios de campo allí.

«Estamos en proceso de presentar el plan de estudios, y los libros de textos están a disposición de los estudiantes aquí en la biblioteca del jardín. Esperamos un intercambio docente con investigadores del Caribe como parte de la retroalimentación de conocimientos», declaró Alelí Morales Martínez, directora de la escuela.

Además, la directiva resaltó el valor de las asignaturas impartidas, porque diversifican aún más los conocimientos que poseen los estudiantes, ofreciéndoles al mismo tiempo la posibilidad de especializarse en una comunidad específica de plantas con estudios más profundos. A su vez, recalcó el valor práctico de los saberes, pues la teoría es aplicada horas después de haber sido recibido el contenido.

Como dijo el ministro de Educación Superior, José Ramón Saborido Loidi, en el acto por el aniversario el viernes último, el JBN «se ha convertido en un centro de referencia en el país (…) Una institución que, lejos de detenerse, ha seguido avanzando e incrementando sus resultados, aun en medio de difíciles condiciones económicas. Es un centro recreativo, pero es en lo fundamental un centro de ciencia para el conocimiento de la botánica».