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La historia detrás del pincel

Martí se convirtió en el motivo más recurrente de inspiración para la villaclareña Hermaiony Villa Machado desde que era una niña. En el Movimiento Juvenil Martiano halló una especial familia

Autor:

Rosmery Pineda Mirabal

La primera vez que se acercó a «Pepe» tenía seis años. Una pintura fue la excusa para descubrir a José Julián Martí y Pérez. A esa edad, dibujarlo se presentaba como un reto imponente. Usando el pincel como sinónimo de Patria, hizo una lámina en la que todo, perfectamente ubicado, late fuerte, más allá de los cuatro bordes del papel.

 

Mostrar a Martí genuino en medio de tanto arte, es el deseo de Hermaiony. Foto: Tomada de La Jiribilla

En aquel primer cuadro, el Apóstol, nuestra bandera y la palma real hacen suyos el universo. Cuando lo presentó en 2010 al concurso convocado por el Memorial José Martí, pensaron que lo había hecho un adulto. Por ello la obra quedó sin mención siquiera.

Mientras me lo cuenta se le escapa despacio una frase de inconformidad, de resentimiento oculto, porque sí hay perfecciones que sobrepasan el entendimiento de los incrédulos, y que alguien les reste mérito duele más.

Para Hermaiony Villa Machado, joven villaclareña, ese premio se le escurrió entre las manos, las mismas que durante varias noches permanecieron muy inquietas por el apremio de captar en el dibujo a un hombre que no tiene límites ni dimensiones.

A ciencia cierta es difícil traducir el significado de sus palabras o experimentar la sensación de agravio de una niña de seis años, pero sí puedo dar fe de que su Pepe, como con cariño llama al Maestro, se convirtió desde entonces en el motivo más recurrente de su inspiración.

Cuando llegó a su secundaria se decidió a participar, en una convocatoria para el concurso Leer a Martí, y aunque aún no se planteaba convertirse en artista de la plástica, se enfocó otra vez en el dibujo.

Según cuenta, esa fue una época muy complicada para ella en lo social, y sobre todo, para su salud. «No recuerdo mucho. Sé que a partir de ese dibujo me dijeron que existía un movimiento y un seminario para estudiar a Martí, y que debería participar en la categoría de Artes visuales».

Aún sin tener una noción clara sobre aquella propuesta, Hermaiony se unió al Movimiento Juvenil Martiano (MJM) de su escuela, y hoy le alegra haber tomado la decisión correcta, porque en ese espacio de diálogo y rencuentro con el Apóstol halló otra familia.

Los deseos de hacer lo que le gusta se han direccionado en los últimos años en función de retribuir al Apóstol, y cree que su misión principal dentro del Movimiento no puede ser otra que mostrarlo genuino en medio de tanto arte.

El primer Seminario de Estudios Martianos en que participó fue en 2018, y presentó su dibujo a color Tú vales más, basado en un texto que había escrito para el concurso Leer a Martí. Un año después concursó con un texto y la acuarela Porque no te quieren. Lo más reciente fue en 2021, en la edición virtual, y esa vez presentó su obra Dante no estuvo en presidio.

Para ella, la historia no puede ser un dogma, una fecha o una biografía aprendida de memoria. Todo lo contario: su aprendizaje lo concibe como un proceso vivo, al que estamos conectados desde que nacimos en este país, cargado de tradiciones españolas y africanas, en donde los jóvenes tenemos la entrañable encomienda de afianzar el pasado con otras miradas a la contemporaneidad.

Asegura que crecemos con una imagen del Martí héroe, el autor de La Edad de Oro, uno de los padres de Nuestra América… Pero olvidamos que Pepe fue grande por su valor humano; que tuvo nuestra edad y otros problemas; que para entenderlo hay que apreciar hasta donde han llegado su ejemplo y su obra.

El Movimiento quiere ayudar a expandir ese Apóstol, a darle vida entre las nuevas generaciones y motivarlas en consonancia con la historia, porque no es menos cierto que cada año la juventud está más alejada de él, reconoce la artista, y en ese momento de la conversación Hermaiony no hablaba de desinterés o complacencia, sino de algo natural.

«Somos un telar, una rueca donde cada hilo juega un papel protagonista. Entender a Pepe es solo una parte. Nosotros tenemos como uno de los mayores retos el de llevarlo hasta cada rincón de este país, por más difícil que parezca el camino», asegura.

Hay una conexión apasionante en ella cuando mencionan el nombre de Pepe. Mirando sus obras, dice serena que este hombre nos ancla a esta tierra y nos levanta en medio de cualquier circunstancia. «Martí es el alma», asevera.

Quizá una especie de misticismo la acompaña en sus logros. Todos afirman que Pepe la persigue, para bien. Incluso su padre explica que nació con una estrella en la frente solo por las buenas cosas que le suceden, la mayoría gracias al Apóstol.

Como decía él, «los hombres son como los astros, unos dan luz de sí y otros brillan con la que reciben». Hermaiony tiene mucho para entregar, no solo escondida detrás de un pincel. Su luz está en la historia de Martí, que reivindica y reproduce en sus actos cotidianos.

 

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