Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Garantes del cielo de la paz

Una gran unidad de Defensa Antiaérea de la Región Militar holguinera es continuidad del abril victorioso de hace 61 años   

Autor:

Nelson Rodríguez Roque

HOLGUÍN. No hubo rendición en arenas y pantanos hace 61 años, y tampoco la habrá si el enemigo retornara a la hostilidad de las armas. Esa es la mayor certeza que tienen jóvenes oficiales, sargentos y soldados de una gran unidad de Defensa Antiaérea de la Región Militar holguinera, perteneciente al Ejército Oriental.

La capitana Odalvis Romero optó por los «Camilitos» a los 15 años, cuando en su municipio de El Salvador, en predios guantanameros, escuchó consejos maternos y comenzó a formarse en la vida militar. Ahora, como jefa de Comunicaciones de una mediana unidad, asegura que el más grande regocijo es ver preparados a sus subordinados tras culminar el Servicio Militar Activo, y distinguir en ellos el aprecio a ese período, garantía defensiva de la Patria que agradecen el pueblo y la Revolución.

«Anima mucho a mis compañeros que una mujer vele igualmente por los cielos de Cuba. Acá nos concentramos en el alistamiento técnico y el estudio político-ideológico, porque todo parte de buscar la integralidad. A diario, enseñamos los componentes materiales, sus finalidades y alcances contra blancos aéreos», añade esta ingeniera en Telecomunicaciones, en plena ejercitación del personal de artillería antiaérea.

Santiaguero asentado en la ciudad de Holguín, el teniente coronel Alberto Sánchez se encuentra al frente de esa mediana unidad: «La preparación constante propiciará que le demos respuesta efectiva a cualquier agresor aéreo, como hicieron aquellos jovencitos en 1961. Ningún medio de la aviación enemiga se librará de nosotros».

El oriundo del municipio de Songo la Maya refiere que ejercicios similares a los acometidos en la jornada se efectúan de lunes a viernes, a fin de perfeccionar el trabajo combativo en el área técnica: «Así vamos mejorando habilidades y luego se llega con destreza al desarrollo de ejercicios de más envergadura, como el tiro combativo y la maniobra táctica. Nuestros muchachos y muchachas asumen importantes responsabilidades, mantendrán el cumplimiento de cada tarea y continuarán identificándose con su justa misión».

Después de «beberse» las memorias del piloto soviético Aleksandr Pokryshkin, recogidas en el libro El Cielo de la Guerra, el capitán tunero Fidel Alejandro de la Torre decidió que se esforzaría por un futuro con muchas incursiones entre nubes: «Pilotear es adrenalina pura, es mi pasión. Aviones y helicópteros, desde que los observaba de niño, atrajeron mi atención. Mi carrera requiere de mucho sacrificio y responsabilidad. Cada vez que pienso en los hombres que combatieron en los días de Girón, me siento orgulloso de haberme decidido por esta especialidad».

Las exigencias a que alude, puestas en práctica en vuelos a Baracoa luego del azote del huracán Matthew o en el traslado de balones de oxígeno durante la pandemia, las empezó a asimilar en el seno familiar, pues su padre y tíos paternos también se desempeñaron en las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Como integrante del Grupo de Aviación, fue designado Jefe de Nave de Día y, cuando culmine la superación necesaria, asumirá la jefatura de Nave de Noche.

La gran unidad de defensa antiaérea, bastión oriental de preparación combativa permanente, es continuidad de aquella aseveración del Comandante en Jefe Fidel Castro, quien calificó la victoria del abril miliciano y cenagoso como «una gran escuela para el pueblo cubano, que aprendió a no tener miedo al enemigo».

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